De burbuja a agujero negro

La purga de la crisis tiene consecuencias pendulares, del exceso de producción del 'boom' se ha pasado a la inactividad -- La falta de edificación nueva incide sobre los precios

Promoción de vivienda nueva en la calle de Bac de Roda de Barcelona.

Promoción de vivienda nueva en la calle de Bac de Roda de Barcelona.

MAX JIMÉNEZ BOTÍAS / BARCELONA

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Los expertos en el sector inmobiliario defienden que el producto interior bruto (PIB) de las economías europeas debería reflejar una aportación del 10%, como mínimo, del sector de la edificación. Cualquier tramo entre ese porcentaje y hasta el 15% indica que la actividad se ajusta a parámetros alejados de cualquier burbuja inmobiliaria. Y de hecho, esa es la situación de la mayoría de países de la Unión Europeo (UE). En esa mayoría, sin embargo, no se encuentra España, ni por supuesto Catalunya, donde la aportación de la edificación al PIB llega raspada al 6%. Lejos de una burbuja, la situación empieza a parecerse a un agujero negro.

Al menos, esa es la percepción del sector: «La producción actual está muy por debajo de lo que corresponde a una economía normal. Hay que cubrir el tramo que falta desde el 6%», considera el decano del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya, Lluís Comerón. «La producción mínima para satisfacer las necesidades de vivienda de Catalunya debería estar en torno a los 20.000 pisos anuales y en el 2014 apenas si se superaron los 4.000», explica el presidente de la asociación de promotores de Barcelona (APCE), Lluís Marsà. Es más, los datos históricos de visados de viviendas recogidos desde 1960 -es decir, en 54 años- indican que la media de producción anual en Catalunya es de 50.000 viviendas anuales. Esa media incluye las caídas registradas durante la primera crisis del petróleo, a finales de los 70, y la crisis posolímpica, después del 92. Pero también el máximo de producción de 109.666 registrados en el 2006, pico de la burbuja inmobiliaria, según los datos del Col·legi d'Arquitectes.

La realidad es que la brutal caída de la oferta de vivienda nueva genera ya efectos secundarios como la subida de los precios en aquellas zonas con mayor demanda. También incide en la evolución al alza de los precios del alquiler, dado que el parque tampoco aumenta a un ritmo suficiente como para que los precios se contengan. Los promotores detectan una caída del 4,1% en el precio de la obra nueva en la ciudad de Barcelona. Pero al menos en cinco distritos (Ciutat Vella, Eixample, Les Corts, Sants-Montjuïc y Sant Gervasi) se han producido ya aumentos de precios de la oferta. El más significativo es el 13,1% de Sant Gervasi.

A la ciudad de Barcelona solo le quedan 924 pisos de obra nueva a la venta en este momento, segun un reciente informe de la APCE. Debería producirse cerca de 6.000 viviendas al año, según los parámetros estándar que establecen 3,5 viviendas por cada 1.000 habitantes. La falta de financiación y de políticas de promoción apuntan hacia una escalada de precios más generalizada.