La ratio

Bruto

JOSEP-MARIA URETA

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Alegrarse de que los indicadores convencionales de la actividad económica otean un poco de esperanza tras siete años de cosechar en terreno baldío es bueno. El gran indicador del PIB refleja que el 2014 fue un año mejor que sus precedentes inmediatos. Incontestable, siempre que se conozca lo que se mide. No equivale a decir que España es más rica. Tampoco que lo sean los españoles, aunque en particular sí es demostrable. Lo que mide el PIB son de hecho los intercambios entre personas, entre empresas y entre países (España y el resto del mundo). Estos flujos arrojan un saldo positivo porque estas ventas han añadido valor, el 1,4%, en el saldo total.

Esta manera de medir la capacidad de un país por su PIB se considera un cálculo anticuado por la mayoría de los académicos. Son los que se fijan en la B de bruto, es decir, no les gusta la suma indiscriminada. Denuncian que hay abuso al dividir PIB por el número de habitantes y se reduzca a la simpleza de que cada ciudadano es más rico si crece el PIB. El bienestar de los españoles no se mide por el PIB. En el 2009, el sagaz Sarkozy ya pidió a varios premios Nobel (Stiglitz Sen, entre otros) reformular el cálculo. Le respondieron que el PIB no mide el bienestar, ni  mucho menos la felicidad. Brutal.