ética en los negocios

O boxeador, o violinista

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JOSEP-MARIA URETA / BARCELONA

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“Pretender que quien decide se comporte éticamente por motivos económicos es tan insensato como pretender que una persona se abstenga de beber un veneno porque tiene mal sabor. Este tipo de formación terminaría educando directivos condenados a morir envenenados en cuanto tropezasen con venenos cuyo sabor les resultara agradable”. Así se expresaba Rafael Termes en una conferencia en México, en 1993, cuando analizaba uno de sus temas favoritos: la ética en el mundo de los negocios.

Termes fue uno de los principales directivos bancarios españoles del último cuarto del siglo XX; ingeniero de formación, humanista (pasión por la antropología), impulsor del IESE en 1959, y de la Asociación Española de la Banca (AEB) en 1980. También fundó, en Barcelona, el Instituto de Analistas Financieros (IEAF), cuya sección catalana, presidida por Cirus Andreu, ha puesto el nombre de Rafael Termes al nuevo galardón para estudios sobre la actuación profesional de los analistas financieros.

Hace unos días hubo acto académico en el IESE de Barcelona. El premio se ha otorgado a 'La (ir)relevancia de la ética', trabajo conjunto del decano de Económicas de la Universidad de Navarra (sede en Pamplona), Ignacio Ferrerro, y la profesora Marta Rocchi, de la romana Universidad de la Santa Cruz. ¿Todo queda en casa? Parece, pero no tanto. Basta con recuperar una de las frases introductorias de Ferrero a la hora de exponer las tesis del trabajo premiado: "Quizás no es este el lugar adecuado…". Por simplificar: el profesor de Ética en Económicas sabía que estaba en el entorno propio de una escuela de negocios, donde las prioridades de formación son otras, muy probablemente por las expectativas del alumnado, sobre todo los jóvenes del MBA.

No quiere decir, que conste, que en el IESE no preocupe la ética, aunque el mismo profesor Antonio Argandoña, el abanderado de la responsabilidad social en el instituto de Pedralbes, más de una vez ha mostrado su discrepancia, en este punto, de Rafael Termes, doctrinalmente más cercano a Adam Smith y Friedrich Hayek y el liberalismo de mercado.

HUMANIDADES PARA DIRECTIVOS

Ferrero y Rocchi, sin apartarse del rigor académico exigido, son explícitos en su tesis de 30 páginas: a las escuelas de negocios no les vendría mal introducir asignaturas de humanidades, como antropología, ética e historia. Ya en el 2009, el responsable de estudios del IESE, en declaraciones a este diario y ante la debacle financiera iniciada a mediados del 2007, admitía que si muchos exalumnos se proponían como principal objetivo profesional trabajar en la City de Londres y su entorno de codicia y cortoplacismo, de inspiración calvinista, algo podría estar fallando en el plan de formación.

La argumentación del trabajo de Ferrero-Rocchi tiene un original punto de partida, un artículo del filósofo escocés Alasdair MacIntyre de hace un par de años titulado de forma explícita: 'The Irrelevance of Ethics'; es decir, para quien se dedique a las finanzas la ética es un estorbo, "del mismo modo que el entrenamiento de un boxeador le dificulta convertirse en un virtuoso violinista".

El humor británico del veterano MacIntyre, reconocido entre filósofos por la recuperación del pensamiento de Aristóteles en la filosofía contemporánea, es solo un punto de partida para asentar su exigencia, compartida por los galardonados, de nuevos valores humanísticos para los operadores financieros, que compensen sus tendencias principales, como el exceso de confianza en uno mismo, la temeridad, la desvinculación de las consecuencias de sus decisiones y el cortoplacismo.

CRECIMIENTO O RENTABILIDAD

Ya puestos en el contexto de Aristóteles y su concepto de ética de virtudes (no es religión, es moralidad en sentido amplio, lo que hoy se llaman valores), a cada uno de estos vicios se oponen los ya citados conocimientos de antropología, disciplina financiera (templanza), ética e historia.

Por si alguien ve síntomas de arrepentimiento o culpabilidad (católicos) en estas reflexiones, cabe añadir la cita que Rocchi y Ferrero hacen del nada sospechoso banco Morgan Stanley, según el cual, cada vez son más las compañías que seleccionan alumnos de humanidades competentes y ellas mismas se encargan de la formación técnica.

El sabio Termes, cuando era directivo del Banco Popular, siempre explicaba que entre crecimiento o rentabilidad prefería lo segundo. Profecía que se cumple estos días. Solo queda por ver si, además, desde Humanidades se consigue que un boxeador toque el violín.