El Popular pierde un récord de 3.485,3 millones por el saneamiento y los impactos inesperados

El Popular perdió 3.485,3 millones de euros en el 2016, los mayores números rojos de su historia, de los mayores de una empresa española, y muy por encima de lo calculado inicialmente por la entidad (en torno a 2.000 millones) y lo previsto por el mercado (casi 3.000 millones). Al saneamiento del balance anunciado por el banco cuando amplió capital en mayo se han sumado otros impactos inesperados, como la provisión para hacer frente a las cláusulas suelo (229 millones), el deterioro de su participación en Targobank (240 millones) y de su cartera de deuda pública (107 millones) y los últimos cambios fiscales (47 millones), lo que sumado al coste de reducir plantilla y oficinas (370 millones) y los saneamientos extraordinarios para hacer frente a pérdidas en sus créditos e inmuebles adjudicados (4.200 millones) ha hundido sus resultados.

La acción ha caído con fuerza en bolsa: un 7,43%. Pese a ello, Ángel Ron, su todavía presidente, que sufrió un golpe de Estado en diciembre por parte de un grupo de accionistas y será sustituido por Emilio Saracho el próximo 20 de febrero, ha defendido este viernes que estas cifras "lejos de complicar el futuro del banco, lo aclaran", gracias a una "limpieza adicional" del balance que dará frutos "desde el primer trimestre", con lo que deja el cargo "con la tranquilidad del deber cumplido". Así, ha defendido su gestión, con poca autocrítica, y ha lanzado alguna puya a los accionistas que provocaron su destitución.

Ron se ha declarado "orgulloso" de que el banco no haya sido absorbido por otro, según el "mandato de los accionistas y el legado de (su antecesor) Luis Valls", de haber seguido dando crédito "cuando los colegas no lo hacían", y de haber puesto "los intereses del banco por delante de los personales". El saneamiento del Popular ha ido por detrás de la competencia pero, ha argumentado, "las decisiones se han tomado cuando se ha podido".

AUTOCRÍTICA Y CRÍTICAS

En esta línea, ha afirmado no arrepentirse de no haber pedido ayudas públicas ("Ha permitido preservar la indepencia y seguir financiando a la economía española") y ha justificado la excesiva apuesta del banco por el inmobiliario antes de la crisis, origen de sus problemas ("Nadie se quería quedar al margen, existía riesgo de desaparición si no se entraba"). "A veces, con el beneficio de la retrospección, se ven las cosas fuera de contexto", se ha defendido.

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En cuanto a los dardos al inversor mexicano Antonio del Valle y a la consejera independiente Reyes Calderón, ha advertido que las "filtraciones" desde dentro del consejo pusieron en peligro la "estabilidad" de la entidad, ha asegurado que el proceso de su sustitución "desbordó los muros" de la entidad, algo a lo que el Popular "no está acostumbrado", y ha mantenido que las apuestas bajistas en bolsa (de las que su entorno repsonsabiliza a los accionistas 'rebeldes') han distorsionado la percepción del mercado sobre el banco. 

EN MANOS DE SARACHO

Por contra, ha hablado bien de Saracho: el Popular queda "en buenas manos". En este sentido, ha mantenido que el banco no necesita una nueva ampliación de capital pese al bajo nivel en que ha quedado (8,17%) gracias a que podrá generarlo por sí mismo y ha asegurado que puede seguir adelante sin ser absorbido. Pero son dos opciones que su sucesor contempla y, como ha admintido Ron, no se pueden descartar: "Una cosa es mi recomendación y otra lo que el banco haga".

Tanto la morosidad (14,61%) como la cobertura de provisiones (52,26%) y la eficiencia (66,79%) han sido peores de lo esperado y que las del sector. Ron ha explicado que el banco analizará "caso por caso" para ver si devuelve el dinero de las cláusulas suelo a sus 120.000 clientes afectados.