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Un banco malo de la mafia internacional

OLGA GRAU

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El experimento de crear un banco malo ha sido vastamente explorado durante la crisis financiera. Los Gobiernos, con el 100% del capital público, pero a veces con participación privada, como el caso español de Sareb, han generado estos instrumentos para aislar allí activos financieros contaminados, en su mayoría créditos morosos y activos tóxicos, y permitir que la parte buena de los bancos siga funcionando.

El Gobierno irlandés fundó en el 2009 un banco malo, la Agencia Nacional de Manejo de Activos (NAMA, en inglés), que absorbió los activos de su nacionalizado sistema financiero. En Reino Unido se creó la estatal UK Asset Resolution Ltd para hacerse cargo de la liquidación de los activos de los bancos hipotecarios Northen Rock y Bradford&Bingley nacionalizados en el 2008 y el 2009.

En Bélgica se puso en marcha en el 2009 el Royal Par Investments, con participación minoritaria del Estado belga, para gestionar la liquidación de los productos de crédito estructurado del negocio hipotecario de Fortis Bank. En Alemania, por ejemplo, se crearon estructuras para atender las dificultades del WestLB en el 2009 y del Hypo Real Estate (y sus filiales Deutsche Pfanbriefbank y DEPFA Bank) en el 2010, con participación mayoritaria pública.

Los bancos malos tienen en común que suelen costar dinero a los contribuyentes, de una u otra forma alguien tiene que pagar los platos rotos. Pero sin duda, uno de los ejemplos de banco malo más digno de estudio será el que planea crear ahora el Gobierno de Andorra para gestionar la crisis de la Banca Privada d'Andorra (BPA).

El Principat no aislará en esta estructura créditos incobrables o solares en parajes inhóspitos, sino que traspasará activos financieros contaminados por su exposición al blanqueo de capitales de las peores mafias internacionales. Cuando este tumor esté aislado, el banco se podrá liquidar repartiendo los activos y los pasivos sanos entre el resto de las entidades financieras.

En el banco malo quedarán en el limbo cuentas bancarias expuestas al tráfico de la droga del cartel de Sinaloa, dinero que ha pasado por las cañerías de las mafias rusa y china o por la chequera de las corruptelas venezolanas. Queda la duda de qué pasará con las cuentas opacas al fisco español, como las que tuvo en su momento el clan Pujol en BPA. No es dinero que esté probado que proceda de actividades ilícitas, pero no ha tributado debidamente. ¿Se quedarán en el banco malo andorrano?

Si se hace con transparencia, a más de uno le saldrán los colores. Si se hace con la habitual opacidad andorrana, los Pujol lamentarán el día que decidieron traspasar las cuentas de BPA a Banco de Madrid.