El debate financiero en Europa
La banca se la juega
El BCE se reúne hoy en Barcelona con la necesidad de abordar la crisis financiera española
No es casual que en medio de la crisis económica y financiera que asola España y pone en cuestión la integridad de la Unión Europea, el banco central de la zona euro celebre su consejo de gobierno en Barcelona. «Se trata de un acto cargado de simbolismo». Los expertos se niegan a considerar que, pese a que no es previsible que el Banco Central Europeo (BCE) mueva hoy los tipos de interés o modifique la decisión de no intervenir de nuevo en los mercados de deuda soberana, la de Barcelona vaya a ser una reunión meramente protocolaria de la que no quede más que el recuerdo de que por tercera vez un presidente del BCE presidió un consejo en España.
«Está en juego la duración de la crisis en España», comentaba ayer el director general de una firma financiera. Y esa duración depende de cómo se resuelva el problema que impide a la banca hacer que el crédito vuelva a la economía: conseguir que las entidades financieras se desprendan de los activos tóxicos del sector inmobiliario mediante lo que no se ha querido denominarbanco malo, aunque lo sea. Ya no solo está en manos del Gobierno español. La posibilidad que sea el Fondo de Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) el que se haga cargo del coste de financiación de esos bancos malos o sociedades desconsolidadas, mientras que el BCE garantiza que se mantiene la liquidez en el sistema de manera que el cliente final de la banca puede seguir sacando su dinero del cajero automático.
INTERVENCIÓN EUROPEA / Puede sonar a intervención europea de la banca española, pero parece la única alternativa cuando el Gobierno español, a través del ministro de Economía, Luis de Guindos, insiste en que no habrá fondos públicos para ayudar a la banca. En todo caso, no serán fondos del Presupuesto español. Lo dijo después de entrevistarse ayer con el comisario de la Competencia europeo, el español Joaquín Almunia, a quien sondeó sobre la cuestión. Un enfoque nuevo para resolver una crisis financiera que se arrastra penosamente desde el inicio de la crisis.
Al fin y al cabo, la situación actual reclama enfoques diferentes ante la evidencia de que no han sido suficientes las fórmulas aplicadas hasta este momento para dar respuesta a una situación que siembra el descontento en la calle, como muestran las impresionantes medidas de seguridad desplegadas para la ocasión en Barcelona. El propio presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, defendió ayer nuevos enfoques del problema y abogó por aplicar un impuesto sobre las transacciones financieras en el seno de la Unión Europea (UE). «Si impusiéramos un impuesto en las transacciones financieras de un 0,005%, estaríamos hablando de unos ingresos adicionales de 55.000 millones de euros en la eurozona», detalló el socialdemócrata alemán, invitado a los Desayunos Primera Plan@. Un 11% fluiría al presupuesto español. «La cuestión del impuesto sobre las transacciones financieras no es una cuestión de ideología sino de justicia», agregó.
Pero más allá, Schulz expresó su «preocupación» por la «profunda crisis» que atraviesa la Unión Europea, hasta el punto de que puede fracasar: «No excluyo que la UE, tal y como la conocemos hoy, pueda fracasar». «Hemos de hablar abiertamente de este peligro», por delante del interés común europeo, señaló.
CORRELACIÓN DE FUERZA / No será en Barcelona, sin embargo, donde se resuelva esa cuestión, sino en Bruselas. La probable ascensión del partido socialista a la presidencia de Francia el próximo domingo puede modificar la correlación de fuerzas entre los países que defienden las políticas de crecimiento frente a los que manejan la austeridad como mecanismo de defensa ante la crisis.
Previamente, el Ecofin -el consejo de los ministros de Economía y Finanzas de la UE- abordaba ayer la directiva europea que debe trasladar las normas de solvencia de Basilea III. Al respecto, las diferencias políticas entre diferentes estados de la UE se pusieron de manifiesto, mientras que en las bolsas europeas -particularmente en la española- los valores de la banca experimentaban una jornada para olvidar con cuantiosas pérdidas.
Los mercados han diagnosticado el problema con mayor claridad. Y desde diferentes ámbitos se pide a las autoridades monetarias una política más decidida. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, pidió anoche en la cena que ofreció a los miembros del consejo de gobierno del BCE ayuda para que Catalunya pueda generar riqueza. «Creemos en los valores, en la austeridad que significa no estirar estrictamente más el brazo que la manga».
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