LARGO PLAZO

La baja paternal de Mark Zuckerberg

OLGA GRAU

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Mark Zuckerberg se cogerá dos meses de baja paternal cuando nazca su primera hija y ha extendido este derecho voluntario hasta cuatro meses para todos los hombres y mujeres que trabajan en la red social en cualquier país del mundo. Hay quien lo ha criticado bajo el pretexto de que es inmensamente rico: «¡Así sí resulta fácil ir a contracorriente!». Otros han desconfiado: «¡Seguro que trabajará desde casa!». Pero lo cierto es que el propietario de Facebook ha roto moldes en una sociedad, la estadounidense, en la que la protección laboral es muy baja o inexistente, y en un entorno, Silicon Valley, con elevados índices de competitividad que redundan en una fuerte discriminación por razón de género.

Las mujeres en el valle de California suponen tan solo un 18% de los licenciados en ingeniería anuales en las principales universidades y cobran un 60% menos que los hombres por un puesto similar, según el Instituto de Estudios Regionales de Silicon Valley. Para lograr afianzar la carrera, estas profesionales se ven obligadas a retrasar la edad de la maternidad y, si eligen tener hijos antes, sienten una fuerte presión para regresar rápidamente a su puesto de trabajo y encadenar largas y agotadoras jornadas.

Zuckerberg se ha hecho suyo el discurso de que cuando los padres trabajadores se toman tiempo para estar con sus recién nacidos, los resultados son mejores para los niños y para las familias. Y el simple hecho de que un empresario joven y de éxito como el fundador de la mayor red social del mundo anuncie públicamente que se quedará en casa a cuidar a su hija tiene ya de por de sí un importante impacto como modelo para muchos hombres y mujeres.

Pero lo cierto es que a pesar de que el ejemplo de Facebook es de gran valor para agitar conciencias, queda un largo camino por recorrer en materia de igualdad en el mundo laboral y las medidas voluntarias tienen que ir acompañadas de legislativas. Las mujeres jóvenes son discriminadas a la hora de acceder a un puesto de trabajo porque los contratadores saben que son ellas las que cogen la baja maternal mientras que sus parejas, aunque tengan el derecho a disfrutar de una parte, prefieren cedérselo a ellas. Así se comprobó en Suecia, donde se introdujo el permiso paternal obligatorio en 1994, tras comprobar que cuando se daba la opción de elegir a alguno de los progenitores siempre acababa siendo la mujer la que se quedaba en casa.

Si la educación y el cuidado de los hijos es compartido de forma igualitaria en la pareja y la baja se reparte de forma equitativa, la discriminación laboral por razón de género desaparece y la sociedad es más justa. Todos ganan.