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Apasionados por la F-1

JESÚS RIVASÉS

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Ramón Areces, fundador de El Corte Inglés (ECI), falleció en 1989 sin haber tenido con los bancos más tratos que los imprescindibles. Logró crear la primera cadena de grandes almacenes sin recurrir a la financiación bancaria. Isidoro Álvarez, su sobrino y sucesor, nombrado presidente de ECI dos días después de fallecer su tío, fue fiel a esa política durante mucho tiempo. No solo no pedía dinero a los bancos, sino que incluso desarrolló una división financiera propia, un banco dentro de una gran cadena de distribución.

Si Ramón Areces fue el visionario que hizo grande en España un negocio que aprendió en Cuba, Isidoro Álvarez convirtió  ECI en líder en Europa y tercero del mundo, solo por detrás de los gigantes americanos Sears y Macy's, El Corte Inglés, que también se internacionalizó, pero cuyo negocio principal sigue en España, también sufrió la crisis, con caída de ventas y de resultados. Parece superada, porque Álvarez acababa de anunciar el primer incremento de beneficios desde 2008.

Álvarez, siempre con su traje muy oscuro y corbata negra y acompañado de su voz profunda y ronca, no pasaba inadvertido, aunque él siempre eligió la discreción y se prodigaba poco, prácticamente nada, en público. Desde antes del verano se quejaba de un malestar frecuente y dolores artríticos, lo que le había obligado a llevar un régimen severo, aplazar sus ejercicios físicos diarios. Había adelgazado, como percibieron en la reciente Junta General de Accionistas de El Corte Inglés todos los que le conocen.

Aa pesar de la tradición, Álvarez comprendió que eran tiempos de cambio en ECI y recurrió a la banca, a su amigo Emilio Botín. Hace casi un año vendió la división financiera del grupo al Banco Santander, después de valorarla en 415 millones de euros. Poco antes del verano también incorporó a la compañía, primero como asesor y después como consejero, a Manuel Pizarro, interpretado como un primer paso para estar más presente en los mercados, sin descartar una salida a bolsa.  Álvarez no pensaba en la retirada, pero consciente de su edad, había previsto que su sucesión pasara por su sobrino, Dimas Gimeno, que ya era el número dos de El Corte Inglés y que ya es el futuro, un futuro en el que Manuel Pizarro también tendrá un papel durante un tiempo. Esta misma tarde, el Consejo de Administración del grupo decidirá.

Isidoro Álvarez, como Emilio Botín, ha dicho adiós de repente y ambos también dejan un hueco notable en la Fórmula 1. Botín defendía que el patrocinio de la F-1 por el Santander había sido una de las mejores operaciones de la entidad. Álvarez era solo un verdadero forofo de las carreras, que asistía a todos los Grandes Premios que podía en los que disfrutaba con el estruendo de los motores, cuanto mayor, mejor.