entrevista con el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital

Álvaro Nadal: "La fobia al turismo es por la congestión de servicios"

Álvaro Nadal, en la delegación del Gobierno en Barcelona.

Álvaro Nadal, en la delegación del Gobierno en Barcelona. / periodico

Olga Grau / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Álvaro Nadal (Madrid, 30 de enero de 1970), ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, visitó el jueves Barcelona para reunirse con el sector turístico y sus interlocutores en el Govern y el Ayuntamiento barcelonés. Nadal explica en la entrevista que la marca Barcelona no se ha resentido tras los atentados y reivindica su atractivo. Analiza también el fenómeno de la 'turismofobia', así como la irrupción de Airbnb.

– ¿Cuál va a ser a corto y medio plazo el impacto de los atentados?

– Hemos tomado como modelo lo que ha sucedido ciudades como París, Londres y Estocolmo. Es pronto para hacer una evaluación. En el ámbito de las reservas de los turoperadores hemos certificado que todos los mercados emisores están bien, sigue habiendo un fuerte impulso y deseo de venir a Barcelona. Por lo que respecta a reservas de aviones y hoteles, se sabe que ha habido muy pocas cancelaciones. El fin de semana posterior a los ataques fue tremendo, pero inmediatamente después se recuperaron las reservas. Veníamos de un crecimiento del 10% y ahora siguen creciendo el 7%.

– ¿Cree que puede haber afectación para la marca Barcelona?

– Barcelona es el tercer destino mundial de congresos y se mantienen todos, lo que es un dato significativamente bueno. Es muy importante la imagen que ha dado Barcelona en los medios internacionales y en las redes sociales internacionales. Se pone de manifiesto la eficacia de las administraciones en el ámbito de seguridad y el sanitario y la gran solidaridad de la población. La imagen de Barcelona como marca es muy fuerte, muy alabada y muy querida. En redes sociales lo único que hay es apoyo y solidaridad, no hay ningún mensaje negativo, ni mensajes de que se haya convertido en una ciudad insegura.

– ¿Se ha previsto tomar alguna medida de respaldo al sector?

– Estado, Ayuntamiento de Barcelona y Generalitat estamos coordinados para hacer un trabajo conjunto. Hemos convenido irnos intercambiando información sobre lo que va ocurriendo. Hay que ver como se consolidan las tendencias, pero cada uno en nuestro ámbito de competencias estamos preparados para darle el apoyo a esta ciudad que es lo que necesita y se merece. El grado de coordinación es muy amplio.

– Justo semanas antes de los ataques, el debate en BCN era el rechazo al turismo o turismofobia...

– El término no me gusta, prefiero hablar de vandalismo cuando hablamos de actos violentos contra los turistas o instalaciones turísticas.

– Me refiero al clima de opinión creciente de rechazo al turista.

– Los actos vandálicos no se pueden considerar actos de protesta, sino que provienen de la radicalización en determinados ámbitos políticos. ¿Es el turismo causante de determinados problemas? Yo diría que no es el turismo, es la congestión de determinados servicios. Todo recurso cuando es limitado necesita una regulación y eso pasa tanto en islas como en espacios urbanos, por poner dos ejemplos. España es un país que recibió 75 millones de visitantes en el 2016. Ningún país del mundo tiene esa capacidad de gestión.

– ¿Se ha tocado techo?

– El éxito es que somos un país que ha aprendido a lo largo de décadas a gestionar una cantidad de gente enorme que viene desde fuera de nuestras fronteras y a veces desde dentro durante un periodo estacional y que ocupa espacios públicos y privados para disfrutar de sus vacaciones y de su tiempo de ocio. Es imposible que no haya fricciones o problemas. Yo creo que el reto es que sigamos siendo una potencia turística de primer orden, la tercera mundial y la primera en competitividad, y que seamos capaces de resolver los problemas cuando la afluencia es muy grande. Eso es trabajo del conjunto de todas las administraciones y no hay que tirar la toalla. No hay que disminuir la capacidad del sector turístico sino aprender a gestionarlo. 

– Airbnb es una de las causantes de muchas de esas fricciones.

– La economía colaborativa es un fenómeno tecnológico que pone en contacto millones de personas oferentes y demandantes en cualquier parte del mundo. Una comunidad de vecinos puede decidir que no acepta pisos turísticos, de manera que basta con que personas privadas se pongan de acuerdo. Ese es un nivel de ordenación. Los ayuntamientos pueden hacer muchas cosas, pero los que tienen las competencias de la gestión turística son las comunidades autónomas. Y además es lógico porque no tiene nada que ver la actividad turística de Canarias con Cantabria. 

– ¿Qué puede hacer el Estado?

– El Estado lo que puede hacer es velar por dos ámbitos: el fiscal y el de seguridad. La economía colaborativa no puede ser un foco de dinero negro. Y las obligaciones tributarias se tienen que cumplir. Hay una consulta abierta de la Agencia Tributaria con Hacienda para una regulación más estricta. El segundo tema que estamos trabajando con el Ministerio del Interior es que todo aquel que pase por este sector esté debidamente registrado. 

– ¿Qué más se puede hacer en el ámbito fiscal?

– La plataforma debe recaudar los datos fiscales necesarios para llevar a cabo la obligación tributaria. Quién es el que paga, quién es el que cobra, de qué inmueble se trata y por qué cantidad se alquila para que se paguen los impuestos correspondientes. Las autonomías también tienen sus propias competencias fiscales autonómicas en su tramo del IRPF y deben decidir como gestionan las desgravaciones al alquiler. 

– ¿Se ha logrado regular bien la economía colaborativa en algún país del mundo?

– La Comisión Europea debe emitir una comunicación, pero va con retraso porque la complejidad es enorme. No es fácil establecer reglas comunes sobre fenómenos que tecnológicamente están ocurriendo y que hasta ahora han sido en su mayoría relaciones entre particulares. Los países estamos trabajando en esto de forma intensa.

– ¿Cómo lograr que las plataformas tributen más?

– Ya el presidente español planteó este tema en un Consejo Europeo del 2015. Tenemos un sistema fiscal muy analógico y no tiene en cuenta la revolución digital. Las grandes plataformas de economía colaborativa son un caso pero podemos poner el ejemplo de las grandes multinacionales que tributan en un único punto con millones de clientes en otros lados del planeta. Tenemos que cambiar nuestro esquema digital y de la tributación digital.