Alemania investiga a VW por fraude fiscal

Audi confiesa que 85.000 coches diésel de alta gama fueron manipulados en EEUU

Trabajadores de una cadena de montaje de automóviles

Trabajadores de una cadena de montaje de automóviles

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Matthias Müller vivió ayer martes uno de sus días más negros desde que fue ascendido a presidente del grupo Volkswagen. La Fiscalía alemana de Braunschweig anunció que investigará al gigante automovilístico por un presunto caso de fraude fiscal que se suma a la larga lista de acusaciones que ha recibido desde que se destapó el escándalo por la manipulación de las emisiones contaminantes de sus vehículos. «En este momento hay diligencias contra cinco acusados», confirmó el fiscal superior Klaus Ziehe. Esas personas serían trabajadores de la compañía.

En este nuevo caso, que da como probadas las malas prácticas de Volkswagen, se trata de dilucidar si el mayor fabricante de Europa habría manipulado los datos de emisión de dióxido de carbono (CO2) de sus vehículos para obtener exenciones fiscales.

Las emisiones de gases contaminantes de un automóvil son un criterio esencial para determinar el impuesto de circulación. Si se confirma que los datos proporcionados a las autoridades por Volkswagen eran más bajos de lo real, lo que la misma empresa ya confirmó, se trataría de un fraude al Estado para pagar menos impuestos de circulación.

A esa investigación se le suman ahora los 800.000 automóviles que la compañía aseguró que también presentaban irregularidades.

El pasado 3 de noviembre Volkswagen remarcó que el incidente podría afectar también a los motores de gasolina. El caso, que se suma a los 11 millones de vehículos manipulados en todo el mundo, supone otro duro mazazo económico para el grupo automovilístico alemán, que ya ha calculado que deberá reservar 2.000 millones de euros para hacer frente al reembolso de los impuestos que hasta ahora había conseguido esquivar.

MÁS COCHES TRUCADOS

La apertura de esa nueva investigación llegó horas después de que Audi confesara haber manipulado los vehículos diésel de tres litros comercializados en los Estados Unidos. A pesar de haberlo negado categóricamente durante semanas a las autoridades medioambientales estadounidenses la compañía emitió un comunicado en la noche del lunes en el que aseguró que habría hasta 85.000 coches implicados.

Esta nueva página del dieselgate también salpica directamente a los mismos modelos de Volkswagen y Porsche, ya que la filial de Ingolstadt era la responsable de la fabricación de todos los coches de tres litros. La revelación afecta a modelos comercializados entre el año 2009 y el 2015 tan populares en los Estados Unidos como el Audi Q5, Q7, A6, A7 y A8, el Volkswagen Touareg o el Porsche Cayenne. La implicación de la lujosa Porsche supone otro revés para Matthias Müller, máximo responsable de la firma de deportivos durante el período en que se manipularon los vehículos.

MENTIRAS

Después de que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) destapase el escándalo la compañía paralizó las ventas en Estados Unidos y trató calmar el ánimo de los consumidores. Durante más de dos meses, el grupo mintió a las autoridades hasta que ayer confesó que se sirvió de un software fraudulento y prohibido por la normativa del país.

Ahora, Audi se ha comprometido a cooperar de forma «transparente» y a reparar los modelos dañados, lo que podría añadir 50 millones de euros más a la larga lista de costes a la que Volkswagen tendrá que enfrentarse para enmendar el escándalos de los vehículos trucados.