ENCUENTROS DE ECONOMÍA

Aleix Valls: "Crearemos un operador de 'big data' en Barcelona"

El proyecto de la capitalidad mundial del móvil va mucho más allá de ser la sede del Mobile World Congress, la mayor cita tecnológica del mundo. Aleix Valls dirige la acción de la fundación encargada de este proyecto, que busca cambiar las ciudades y los ciudadanos con la tecnología

El director general de Mobile World Capital impulsa a la capital catalana como centro mundial tecnológico

INNOVADOR. Valls, director general de la Mobile World Capital Barcelona, en la redacción de EL PERIÓDICO.

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OLGA GRAU / JOSEP M. BERENGUERAS / BARCELONA

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OLGA GRAU: ¿En qué punto está el proyecto de la Mobile World Capital Barcelona?

ALEIX VALLS:Lo que es tangible es que Mobile World Congress (MWC) sigue en Barcelona, y que lo hemos renovado hasta el 2023. Nuestro proyecto está asociado a ser huéspedes del congreso, pero nuestra misión es dejar de ser solo el escenario del MWC para pasar a ser un actor en el mundo de las nuevas tecnologías. En este tiempo hemos trabajado en muchos aspectos, pero los que han cogido más volumen son la innovación digital, en particular las start-ups a través del 4YFN y mVentures, y en el aspecto de la capacitación, en especial mSchools: introducir la tecnología en el programa curricular de los niños de 13-14 años. También hemos trabajado lo que llamamos transformación: programas pilotos para ver cómo la tecnología puede mejorar la vida de las personas.

JOSEP M. BERENGUERAS: ¿En este ámbito trabajan en algún proyecto en especial?

A. V.:Llevamos nueve meses trabajando con agentes del ámbito turístico: Casa Batlló, Fira Barcelona, párkings de Saba... Ellos tienen algo muy valioso que son los datos, desde las transacciones de los datáfonos a las conexiones wifi. Si todos esos datos se cruzan y visualizan (big data), permiten entender qué hace el turista, qué visita, por dónde se mueve, cuánto tarda... ¿Tiene valor? Si eres capaz de identificar que a los turistas de una nacionalidad les gusta hacer ciertas cosas, y sabes que llega un crucero, una tienda puede ajustar la oferta al tipo de turista que llegará. O se puede ver a dónde se dirige tras visitar la Casa Batlló, y de esta forma gestionar la movilidad. La solución, pues, es crear una plataforma, un operador de big data con la última tecnología.

O. G.: ¿En qué fase está el estudio?

A. V.:Está hecho. Presentaremos los resultados pronto. Naturalmente, no se sabe la identidad de los usuarios, siempre se protegen los datos. Estamos acabando de configurar la plataforma, y antes de final de año  lo presentaremos. Esto podría dar lugar a un operador de big data de ciudad. Sabiendo que los datos están allí, la gente podrá acceder, cruzar sus datos y hacerle preguntas. No hay operadores de big data así en ningún lugar. Lo planteamos como un servicio, de momento hemos hecho den la idea un prototipo, pero no hay modelo de negocio aún definido. Otro ejemplo es la Sagrada Familia: ¿dónde colocar los autocares? Se puede ver el impacto que tienen, analizar cómo han cambiado la morfología de las tiendas del barrio y modelizar para saber qué pasará y adelantarse. Cuando tienes datos, puedes tomar decisiones. Cuando no tienes, son solo opiniones.

J. M. B.: ¿El ayuntamiento actual está comprometido con el modelo de smart city?

A. V.:Barcelona hizo una estrategia de posicionarse como ciudad inteligente. Se ha logrado: cuando viajas por el mundo se vincula el concepto smart city a Barcelona. El gobierno local actual es sensible con este tema, tiene una visión de ciudad inteligente, de ciudadano inteligente, y sabe que hay retos de gestión de ciudad como el tráfico o el turismo.

O. G.: ¿Cómo está Barcelona en cuanto a empresas tecnológicas?

A. V.:En Barcelona el concepto start-up está funcionando. Hay abundante capital semilla, y en la ciudad el ecosistema emprendedor es brillante, logrando atraer inversores internacionales por los diversos proyectos maduros que hay. El ecosistema catalán capta alrededor del 60% del total de la inversión a nivel estatal.

O. G.: ¿Destaca algún sector en especial?

A. V.:La innovación está intrínsecamente vinculada con el hecho cultural. En el 4YFN se ve: si vas a la zona de Corea del Sur y ves las start-ups, todas hacen gadgets. Si vas a Rusia, te encuentras start-ups más complejas, capas entre router y la red, etcétera. Israel: ciberseguridad. En Barcelona lo que hay son muchos marketplaces y e-ecommerce. Tenemos una cultura del comercio, y somos muy buenos imaginando ese mundo. La otra cosa que funciona muy bien es el fintech.

O. G.: ¿Cómo está la transformación digital de las empresas?

A. V.:Nuestro plan estratégico pone énfasis en que el caballo de batalla es acompañar a las empresas en la transformación digital. A día de hoy el nivel de conocimiento de lo que significa transformarse digitalmente en las empresas de base no tecnológica es bajo. Hemos de ser el referente en el acompañamiento. ¿Qué pasa si no se transforman digitalmente? ¿Es viable? Yo creo que no. A todos los sectores llegará lo digital.

O. G.: ¿Qué piensan las empresas que es la transformación digital?

A. V.:Primero piensan que los nuevos procesos sean más digitales. Si tengo un almacén, que lo pueda gestionar con soluciones informáticas. Lo digital permite mejoras en los procesos, sí, pero hay más. En la distribución, lo digital genera una nueva relación con el cliente. También está la migración de producto-servicio: muchas compañías son empresas que venden productos, y en el momento en que ese producto se digitaliza, se abre el abanico de poder ser un servicio. Y por último están los nuevos modelos de negocio: cómo lo digital cambia la morfología de la empresas. Todo ello, sin olvidar el talento. Es imposible que desde dentro de las empresas se sea capaz de estar a la última. Hay que buscar esquemas de partenariado, de inversión conjunta. Una start-up digital normalmente no es competencia de la empresa tradicional.

J. M. B.: ¿Cómo harán este acompañamiento?

A. V.:No somos una consultora. Lo que haremos es crear espacios de debate y reflexión neutros, sin un interés comercial: cursos, workshops, seminarios... donde podamos ayudar a los empresarios a entender el proceso de transformación.

O. G.: ¿No deberían enseñarlo las escuelas de negocio?

A. V.:Poco a poco empiezan a dar pasos, pero sí que es cierto que tienen una gran oportunidad para capitalizar ese conocimiento de lo que significa transformarse digitalmente y formar profesionales que lideren este cambio. Barcelona no es un referente en formación digital, no tenemos el equivalente de escuelas digitales. La oportunidad de que Barcelona lidere una iniciativa en torno a ello está sobre la mesa.

O. G.: ¿Con qué recursos cuentan?

A. V.:Contamos con una financiación de las administraciones de 15 millones al año. Además, la capital es capaz de generar actividad propia, como el 4YFN. Otra cosa que aún no hemos explorado es buscar más complicidades con la industria. Además, hemos desarrollado muchos proyectos, haciendo cosas que pueden tener impacto en el ámbito europeo, pero esa agenda europea aún no la hemos trabajado. El operador de big data si funciona aquí, funciona en París. Una de las líneas podría se ir a buscar los fondos europeos.

ALBERT SÁEZ: ¿No tiene la sensación de que la tecnología puede verse como algo elitista?

A. V.:Una cosa es la sensación que pueden dar las operadoras de telecomunicaciones y otra que por el precio de una conexión muchos jóvenes puedan empezar sus proyectos, algo impensable hasta hace poco. También hay retos: ciberseguridad, privacidad... También está la economía colaborativa, que ha llegado para quedarse, y veremos mucha más. Eso nos obliga a reflexionar sobre el marco regulatorio: no nos podemos negar a hacerlo. Pero lo importante es que a diferencia del PC, el móvil se ha convertido en el primer dispositivo tecnológico universal: todo el mundo tendrá un móvil.

O. G.: Para una parte de la población, esa necesidad de móvil puede ser una desventaja...

A. V.:Sí, pero la barrera de entrada es menor. El móvil es un dispositivo autocontenido, con poca energía y el despliegue de pocas antenas se democratiza. ¿Es necesidad o voluntad? Estar conectado es una necesidad y cada vez lo será más; y quien no lo esté correrá el riesgo de quedarse excluido. La conectividad se transforma en un bien de primera necesidad en los países desarrollados, pero aún más en los países en vías de desarrollo.

O. G.: ¿Los datos son el futuro?

A. V.:El valor de los datos es fundamental. Los datos son elemento de revolución social.

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