COMPAÑÍA EN PROBLEMAS

Abengoa, el ocaso de un mito local

En Abengoa los contactos establecidos a través de puestos en sus consejos fueron vitales para su desarrollo

Abengoa

Abengoa / periodico

JULIA CAMACHO / SEVILLA

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“Entrar allí era que te tocara el Gordo”, “era un trabajo para toda la vida”… La conmoción se ha instalado en la vida empresarial sevillana tras conocerse que Abengoa, la multinacional de referencia andaluza alabada a uno y otro lado del océano, la ‘joya de la corona’ y punta de lanza del tejido industrial de la región, se enfrenta al que ha sido calificado ya como el mayor pre-concurso de acreedores de la historiapre-concurso  de España. Mientras el consejo de administración trata de ganar tiempo en busca de una solución, los trabajadores no salen de un estado de shock,  que se ha extendido como un reguero de pólvora por la ciudad y viven con inquietud ante la posibilidad de que, sin una inyección económica, la empresa no tenga siquiera para pagar los salarios, una posibilidad que los sindicatos descartan en estos momentos.

En el año de su 75 aniversario, Abengoa se enfrenta al momento más difícil de su historia, vinculada desde sus inicios a la ingeniería de alto nivel y que en los últimos lustros alcanzó sus mayores cotas de éxito en el campo de las energías renovables. Una empresa familiar y netamente andaluza, como se encargaban de recordar los gerifaltes políticos cada vez que escoltaban a la saga Benjumea en sus escasas actividades mediáticas. Salvo contadas excepciones, vinculadas sobre todo a su intensa vida cultural a través de la Fundación Focus, la marca se ha destacado por una nula actividad comunicativa.

Bajo el mandato de Felipe Benjumea, y especialmente el de su equipo de confianza, se fue instaurando un ambiente opresivo en el que, denuncian, ni siquiera podían abandonar el edificio para comer en su casa. La norma era usar el comedor de la empresa: un catering cuyo coste les descontaban a final de mes de su nómina y que era proporcionado por una entidad que tenía en nómina a la mujer del presidente como asesora de alimentación. Aún así, la multinacional seguía siendo el sueño de cualquier ingeniero de la zona, que ahora se queda huérfana y sin alternativa en la que buscar trabajo. Ese será otro daño colateral, alertan los sindicatos, el de la fuga de talento (know-how) hacia otras comunidades o incluso el extranjero por falta de opciones.

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El origen de la empresa se remonta a 1941, cuando un ingeniero llamado Javier Benjumea –proveniente de una rica familia de terratenientes con vínculos con la dictadura-- y José Manuel Abaurre, compañero de Universidad en Bélgica, deciden crear una fábrica de contadores y montajes eléctricos. Al fundador de la saga le gustaba recordar que iba en una pequeña bici con unos alicates en el bolsillo respondiendo a las demandas de los clientes. La diferencia fue que contaba con el apoyo de su tío, Joaquín Benjumea, ministro de Hacienda y gobernador del Banco de España, bajo cuyo paraguas Abengoa se hizo hueco como proveedor de ingeniería industrial para grandes empresas nacionales. También con el de la Compañía de Jesús, que acogió a Don Javier en sus años de estudiante deslumbrada por su talento y que más tarde colaboró a abrir puertas en el inicio de sus aventuras extranjeras.

Un simple vistazo a la composición de sus consejos de administración permite comprobar que además de acercarse al PSOE durante la transición y en especial a Felipe González, los Benjumea tampoco hicieron ascos a la derecha y, a golpe de sillón, entrelazaron negocios y contactos. En su nómina de consejeros, ya sea en la matriz o en algunas de sus filiales, figuran desde socialistas como el ex ministro José BorrellCarlos Sebastián (hermano del exresponsable de Industria Miguel Sebastián) o el exdiputado Luis Solana (hermano de Javier Solana) hasta dirigentes populares como el exembajador en EEUU Javier Ruperez, el exsecretario de estado Ricardo Martinez-Rico (socio de Cristóbal Montoro y secretario de Estado con Aznar) o incluso gente cercana a la monarquia, como Carlos de Borbón Dos Sicilias, primo del rey emérito- o Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey hasta 2011. Se llegó a insinuar que el empresario catalán Javier de la Rosa actuaba en representación de las acciones del monarca.

La ayuda de Juan Carlos I fue también decisiva en el salto a Estados Unidos, un proyecto que se fue consolidando con la entrada de asesores internacionales como el ex presidente de Perú, Alan GarcíaJuan Verde y Heather R. Zichal, asesores del presidente Barak Obama o el exgobernador demócrata de Nuevo México Bill Richardson. De su mano, Abengoa se había convertido en el modelo a seguir en el desarrollo de infraestructuras y energias renovables, como señaló en 2009 el propio Obama. Ahora, los Benjumea confían en que esos mismos contactos les sirvan para evitar la caída, y su ocaso ha irrumpido en la precampaña electoral con el PSOE-A y la Junta de Andalucía bramando porque la banca salve a la compañía. La propia presidenta Susana Díaz ya ha pedido a Mariano Rajoy la colaboración de las administraciones para evitar la quiebra de la empresa y conseguir su viabilidad y el mantenimiento de los puestos de trabajo.

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