HISTORIAS MÍNIMAS

A quatre mans: relax de kilómetro cero

A quatre mans diseña, produce y comercializa desde Cardedeu cojines para el reposo en la playa, leer o relajarse en casa

Natàlia Guimerà y Elena Oliván, creadoras de A quatre mans.

Natàlia Guimerà y Elena Oliván, creadoras de A quatre mans. / periodico

CARME ESCALES / BARCELONA

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Natàlia Guimerà (Barcelona, 1975) es diseñadora gráfica. Su negocio, con 10 años de profesión como freelance, iba viento en popa, pero sentía ganas de emprender, sin abandonar sus encargos de diseño, algún proyecto con otra persona. Y conoció a Elena. Elena Oliván (Barcelona, 1966) era secretaria de dirección del Grup Peralada, pero dejó el trabajo para dedicarse a sus hijas, con la idea de regresar un día al mundo laboral, pero con una empresa propia. Y se hizo el tándem. Se encontraron y pensaron ideas para un negocio conjunto. El punto de partida lo tenían: sus manos, dispuestas a crear algo artesanalmente, dieron nombre a la firma de sus creaciones: A quatre mans.

Natàlia Guimerà y Elena Oliván

Empezaron haciendo puntos de libro originales -grandes botones forrados de tela anexados a un gran clip-. “Creamos expositores de madera para 12 unidades y el primer año ya vendíamos en 20 librerías”, explica Guimerà. “Con los primeros ingresos, empezamos a hacer lo que de verdad queríamos: cojines de playa como los que hubiéramos querido comprar como usuarias, pero que no encontrábamos”, añade. “Investigamos los materiales y consultamos a un fisioterapeuta para concebir las medidas idóneas -28x23- para reposar las cervicales”, detalla Elena Oliván. “No queríamos un cojín de goma ni plástico, ni hinchable, sino algo más práctico, cómodo y bonito”, puntualizan. “Para ser relajante, el interior del cojín debe ser adaptable, y lo conseguimos con el relleno de perlas de poliestireno (porexpán); el exterior es de licra de alta calidad y de agradable tacto, y se puede mojar”.

Lo hicieron todo ellas. “Buscamos proveedores, siempre locales -una decena-, y a por los primeros clientes”, relatan. “El primer verano -2013- hicimos 500 cojines y los vendimos en menos de dos meses, en unas 30 tiendas. Hoy tenemos más de un centenar de puntos de venta, además de la web”, dice Oliván. “El segundo año vendimos más del doble y este año esperamos doblar la cantidad del pasado año. En dos años casi habremos quintuplicado las ventas”, añade.

A quatre mans facturó 27.000 euros en el 2015, el triple que en el 2014. Claro que entremedio fue cuando hicieron nacer el cojín de lectura. “Reponiendo en una librería puntos de libro –que aún hacemos-, la dueña vio el cojín de playa en nuestra maleta de reparto, le gustó y nos pidió que diseñáramos uno que pudiera sostener un libro y hacer cómoda la lectura. Lo hicimos, con cintas elásticas para sostener la cubierta y detener la página de lectura, y en dos meses vendimos 300. Ahora vendemos en verano los de playa (21 euros) y todo el año los de lectura (25 euros) y otros para relajarse en casa, de algodón (21 euros)”, dice Guimerà. “A final de año habremos superado en un 30% la facturación del 2015. El producto se vende solo”, dicen. “Sentimos que hemos reinventado el cojín para convertirlo en tendencia, al servicio del confort, la originalidad y el diseño, hechos a mano, auténticos cojines km. cero”, apunta.