Contrapunto

El salario mínimo y los mercados

SALVADOR SABRIÀ

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Es una lástima que el argumento de la presión de los mercados solo sirva para tomar medidas económicas en una dirección. Apelando a los mercados se justifica la necesidad de alargar la edad de jubilación de los 65 años a los 67. Con el añadido de que ahora el Gobierno empieza a variar el discurso y, en una muestra de talante, asegura que no está dispuesto a ampliarla hasta los 70 años. Nadie se lo ha pedido y solo algunos informes, que suelen estar vinculados a promotores de fondos de pensiones, lo han apuntado. En todo caso, alguien lo ha dicho y esto ya ha sido suficiente para que más de un ministro haya salido a la palestra como defensor de los pensionistas para asegurar que no se llegará a ese límite.

Los mercados sirven también para justificar o argumentar reducciones de impuestos a las empresas como medida para facilitar la creación de empleo eliminando cargas a los empleadores. Para reactivar la economía también se apela a la necesidad de aumentar las exportaciones y, a corto plazo, lograr un incremento del consumo privado interno. Pero en este punto las cosas se complican más. ¿Cómo se logra que se gaste más si el mayor colectivo de consumidores, los asalariados, ven cómo el poder adquisitivo de sus ingresos cada vez es menor?

La media de incremento pactado de los convenios colectivos hasta el 2012 se sitúa entre el 1% y el 2% anual. Al menos así lo destaca el Gobierno para justificar la subida de solo el 1,3% del salario mínimo interprofesional (SMI) para el 2011. Hasta noviembre, la inflación interanual había alcanzado el 2,3%. O sea, que ni los que tienen los mejores convenios lograrán mantener el poder adquisitivo. A los funcionarios, la congelación salarial del 2011 unida al recorte del 5% del sueldo del 2010 les va a dejar prácticamente sin una de las pagas extra. Eso sí, la merma estará repartida en todo el ejercicio.

Los decretos que fijan el SMI son una constatación de cómo se utilizan determinados argumentos económicos para cada finalidad. En el 2009 se aprobó una subida del SMI para el 2010 del 1,5%, por debajo de las promesas del Gobierno. Entonces se justificó explicando que la evolución de la inflación en el 2009 había «quedado por debajo de las cifras de años precedentes». Como que ahora este argumento no valdría, simplemente se obvia y se justifica el incremento de solo el 1,3% para el 2011 por «la necesidad de continuar la política de moderación salarial que pueda contribuir a la recuperación económica y a la creación de empleo».

También es mala suerte que estas mismas explicaciones no hayan servido para evitar subidas del 9,8% del recibo de a luz, o del 3,4% de los peajes, o del 3,5% de la tarjeta de transporte T-10, o del 3,1% del billetes de tren de cercanías, o tantas otras.