POLÉMICA POR EL ALZA DE LA LUZ
¿Qué es el déficit de las tarifas eléctricas?
Los sucesivos gobiernos han preferido posponer el subida de la electricidad para evitar el desgaste político y los efectos negativos en la inflación y la competitividad
La subida de las tarifas eléctricas es la consecuencia de un marco de liberalización del sector eléctrico que ha marcado progresivamente la frontera entre lo que cobran las compañías por el servicio eléctrico y lo que pagan los usuarios.
Los sucesivos gobiernos que desde el año 2000 han aprobado las tarifas eléctricas de cada periodo, anual (hasta el 2007) o trimestral (desde el 2007), han tenido en cuenta los costes esperados, pero también los que algunos han venido a denominar costes deseados (desde el punto de vista del regulador) por el suministro de electricidad en un periodo concreto. La divergencia entre ambos conceptos se debe al intento recurrente por parte de los gobiernos de posponer el equilibrio entre costes e ingresos. La razón de esta estrategia ha sido eludir el coste político del impacto que una subida de la tarifa eléctrica, pero también en su influencia negativa en la inflación y en la competitividad de algunos sectores de producción con consumo intensivo de energía.
El miedo de los gobiernos a aplicar subidas excesivas ha hecho que todos hayan preferido incluir en el proceso de cálculo de las tarifas futuras el coste asumible más que el coste real o demandado por las grandes compañías eléctricas.
Costes reconocidos
Esta contención de las tarifas, no supone un menor ingreso para las empresas que realizan actividades eléctricas puesto que, por imperativo legal, éstas deben ser retribuidas según su coste reconocido, cuando son actividades reguladas (redes) y según el precio que emana de los mercados mayoristas cuando son actividades liberalizadas (generación). De este principio surge un déficit histórico entre lo que cubren las tarifas y lo que deben recibir las compañías, que se transforma en deuda contraida o déficit tarifario.
Miniburbuja eléctrica
Al posponer la subida de tarifas eléctricas, el Gobierno aplica una medida de política económica directa al controlar la inflación de manera momentánea, que supone en realidad aplazar el pago de esa electricidad. Algún analista ha llegado a calificar la situación de miniburbuja eléctrica, ya que durante desde hace algunos años los consumidores han estado pagando la electricidad más barata de lo que tocaba. La cuestión es que en algún momento se tendrán que pagar a precios de mercado.
Déficit cada vez más elevado
Como consecuencia de la decisión política de mantener bajas las tarifas de la luz, el Estado debe asumir un déficit estructural cada vez más elevado, que tiene efectos sobre el desarrollo de la competencia en los mercados y sobre las señales económicas que reciben generadores y demanda. En función de esas señales, las grandes compañías invertirán más o menos en el futuro.
El déficit tarifario o deuda contraida por los consumidores con las compañías eléctricas debe financiarse. Los recursos financieros para realizar estos pagos se obtienen (mediante una regulación legal vía decreto) a través de la promesa de que serán recuperados en el futuro mediante recargos sobre las tarifas de acceso a las redes.
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