LOS HOMBRES DE LA EMPRESA

El 'método Guardiola'

La entrevista. Guardiola conversa con Ramon Rovira, del Sabadell.

La entrevista. Guardiola conversa con Ramon Rovira, del Sabadell.

MAX JIMÉNEZ BOTÍAS
BARCELONA

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Jaume Puig, director general adjunto del Banc Sabadell y responsable del área comercial del banco vallesano, salió ayer de la charla con Pep Guardiola, entrenador del FC Barcelona, suficientemente motivado como para transformar el mensaje recibido en una victoria contra el Español este próximo fin de semana. No se interprete la idea literalmente. Puig no juega con el Barça, aunque sí que estuvo presente en la charla -mejor decir entrevista- que Pep realizó ayer ante un auditorio de 400 directivos del banco. Algunos procedían del Sabadell United Bank de EEUU. También asistió una nutrida representación de todas las áreas geográficas en la que el banco está presente.

«Tiene muy claro que la gestión de equipos se tiene que hacer con pasión, pero también con exigencia. Eso hace que las cosas puedan funcionar». Puig esbozó ayer algunas de las enseñanzas del método Guardiola, después de que concluyera la convención de directivos en la que el consejero delegado del banco, Jaume Guardiola, y su presidente, Josep Oliu, expusieron las líneas estratégicas de nuevo plan de negocio. Luego, Guardiola -«el verdadero», como a veces le llama con ironía el Guardiola banquero- planteó sus ideas sobre cómo debe gestionarse un grupo de profesionales con éxito. «La semana pasada acudí a un entrenamiento del Barça y me quedé asombrado de cómo en un espacio del 10 metros cuadrados por 15 metros 18 jugadores del equipo realizaban un rondo. La rapidez mental que demuestran es increíble», comentó uno de los asistentes.

Conclusión: el método implica «exigir y autoexigirse para sacar lo mejor que tiene cada uno». Manuel Tresánchez, director del área de particulares, extrajo esta interpretación. Y eso no se consigue por las buenas. La otra enseñanza que sacó ayer es que parte del éxito es definir con exactitud las prioridades. «Hay que conocer bien al rival, identificar sus fortalezas y sus debilidades. Luego hay que transmitírselo al equipo y convencerlos de que se puede hacer».

Hay que creer en lo que se hace de forma que los otros se den cuentan de que te lo crees. En una realidad tan transparente como demuestra Wikileaks, «al final, a todo el mundo se le acaba viendo el plumero». Así que es mejor que lo que se vea merezca la pena.

Pero conducir a equipos hacia el éxito no es un camino fácil. Mucho menos si además hay que sacar lo mejor de cada uno de los que participan. «No se pueden hacer las cosas bien si no hay buena relación dentro del grupo». Esta es la parte del método que más le convenció a Ramon Domènech, director del área de márketing del banco.

Casi tanto como la empatía del personaje. Y eso es algo que Guardiola transmite en dosis elevadas. No está claro si la gente lo escucha por su carisma personal o por todo lo que ha ganado, «pero cuando ves cómo lo escucha la gente, te das cuenta de que es capaz de convencer a cualquiera», apunta Doménech.