turbulencias financieras

Clamor para que el Ejecutivo acelere las reformas pendientes

R. M. SÁNCHEZ / P. ALLENDESALAZAR
MADRID

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El acoso contra la economía española arrecia y todas las miradas se vuelven hacia el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en busca de un mensaje capaz de torcer el rumbo de los acontecimientos. «Es adecuado que las autoridades reaccionen como hicieron en mayo», reclamó ayer el Banco de España al Gobierno, acertando a resumir un sentimiento creciente fuera y dentro del país.

La rentabilidad de la deuda pública española a 10 años volvió a superar ayer el 5% y el diferencial con el bono alemán rebasó de nuevo los 250 puntos básicos, lo que sitúa en máximos la desconfianza en los títulos españoles.

La cancillera alemana, Angela Merkel, insistió ayer en Berlín en que los acreedores privados deben hacer su aportación al previsto mecanismo permanente de crisis de la eurozona para prevenir situaciones como la actual, en la que ha sido necesario el rescate de Grecia e Irlanda. No es la primera vez que Merkel lanza esta tesis, que ha sido el principal detonante del nerviosismo de los inversores y sus dudas sobre los denominados países periféricos.

Ante esta situación de desconfianza sobre España, el clamor de representantes institucionales, políticos, empresariales y financieros se resume en un «hay que darse prisa» en aplicar las reformas anunciadas.

En este sentido, «urgencia» es lo que ayer pidió el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, tras admitir en la SER que «hay dudas sobre España» y su capacidad de aplicar las reformas emprendidas, para lo que pidió «determinación» para despejarlas cuanto antes. No fue el único que se sumó ayer a esta corriente.

CONTAGIO / El director general del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, defendió que la «dimensión» de los problemas españoles no es la de Irlanda y Grecia ni en cuanto al déficit ni en cuanto a su banca. El problema, añadió, es que cuando se producen problemas de «sospecha y contagio» los países con «debilidades» se colocan bajo la lupa de los mercados.

España «puede llegar a ser víctima porque en el mercado las expectativas pueden terminar siendo profecías autocumplidas», advirtió.Ante esta situación, reclamó al Gobierno que persevere en la reducción del déficit y, sobre todo, que demuestre que «todo el país», tanto autoridades como agentes económicos, impulsan con «energía, claridad y decisión» las reformas.

Lo urgente es evitar «el riesgo de que todos entremos en pánico», resumió el presidente de la patronal bancaria AEB, Miguel Martín, en las mismas jornadas financieras del IESE y Ernst & Young en que intervino Malo de Molina. Su receta, de nuevo, fue profundizar «hasta el extremo» en lo ya anunciado y pisar el acelerador en las decisiones de austeridad y reformas.

«Estamos viviendo un precolapso financiero», advirtió el presidente de Banca Cívica, Enrique Goñi; «casi, casi en la antesala de una nueva crisis de liquidez», alertó. Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Santander, advirtió de que el diferencial de España está afectado «sustancialmente» al coste de financiación del banco.

DECEPCIÓN / Prisa y firmeza es lo que también pidió el martes en el Senado el gobernador del Banco de España. Miguel Ángel Ordóñez reclamó premura en el desarrollo de la reforma laboral y en la reforma de las pensiones y mostró su decepción por la decisión del Gobierno de posponer al primer trimestre del 2011 el proyecto de ley de reforma de la Seguridad Social. También reclamó más transparencia en las cuentas autonómicas, pero el Consejo de Política Fiscal y Financiera apenas logró el miércoles el compromiso de los gobiernos regionales de dar trimestralmente sus cuentas a partir de mayo.

Por muchos derechos económicos y sociales que se recorten, los mercados financieros «no se darán por satisfechos» pues ellos ganan dinero con los ataques especulativos, resumió ayer el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo.

Zapatero se aferra a que se está cumpliendo paso a paso el plan de austeridad y de reformas. El Gobierno no actúa al dictado de los mercados «ni de nadie» dijo ayer en Bilbao el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, en referencia a la reforma de las pensiones.