Las consecuencias de la reforma laboral

Los sindicatos calientan la huelga general para evitar un fracaso

P. ALLENDESALAZAR / Madrid
E. OLIVERAS / Bruselas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los indicios de que la huelga general del próximo 29 de septiembre disgusta a buena parte de la sociedad no han cogido por sorpresa a los sindicatos. «Lo extraño sería que la gente aplaudiese que se convoque. Una huelga general, lo diré en una palabra llana y posiblemente no muy adecuada, es una gran putada», reconoció ayer el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo.

El líder sindical admitió que la protesta supone la «constatación del fracaso del diálogo social», la evidencia de la incapacidad de los agentes sociales para ponerse de acuerdo en las reformas necesarias. Negó, con todo, la razón a quienes sostienen que no hay motivo para la huelga. «Hay ocasiones en que no hay más remedio que hacerla y esta, a riesgo de equivocarnos, creo que es una de ellas», defendió en Punto Radio.

Los sindicatos, además, ven detrás de las encuestas que auguran una participación baja una «campaña para llevar a la sociedad y a los trabajadores a la resignación». Una estrategia que están convencidos que podrán desbaratar mediante la intensificación de las movilizaciones durante los próximos días.

Las centrales de trabajadores registraron ayer la convocatoria de la huelga en el Ministerio de Trabajo. Toxo y su homólogo de UGT, Cándido Méndez, aprovecharon la ocasión para advertir al Gobierno de que todas las protestas de este tipo convocadas durante la democracia «han tenido un sentido y han provocado un efecto en materia económica y social».

ENROQUE/ La vicepresidenta económica, Elena Salgado, aseguró ayer desde Bruselas que el Gobierno mantendrá su actual estrategia de austeridad y reformas laborales pese a la huelga y la presión sindical. La política económica, argumentó, es la «necesaria para la salida de la crisis», sin por ello dejar de reconocer «las dificultades que están atravesando muchos ciudadanos españoles».

«La política económica del Gobierno está marcada por la necesidad de salir de la crisis» y de reducir el elevado déficit público causado por la recesión y las medidas de estímulo económico, destacó Salgado. La austeridad presupuestaria y las reformas económicas y laborales son necesarias para impulsar el crecimiento económico, aunque sus efectos positivos no serán perceptibles de inmediato, sino «a medio y largo plazo», concluyó.

RECHAZO TOTAL/ Pero estos argumentos no valen a los sindicatos, para quienes la reforma laboral es la «más regresiva de la historia» y su «apresurada» tramitación parlamentaria supone un «esperpento». Precisamente, el pleno del Congreso debate mañana el texto final de la ley, después de los cambios introducidos por el Senado. «Puede producir una gigantesca operación de sustitución de trabajadores maduros y con garantías por trabajadores precarios», aseveró Méndez.

La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, tendió la mano a los sindicatos, «interlocutores de primer orden», del Gobierno. Pero estos hacen oídos sordos si no cambia de política. Toxo, de hecho, reclamó que la salida de Celestino Corbacho de Trabajo se aproveche para hacer una «amplía remodelación y reducción» del Ejecutivo.