EFECTOS DE LA PRÓXIMA CUMBRE DEL G-20

La presión externa lleva a Andorra a reformar su modelo económico

JAUME BARTUMEU0. Actual líder de la oposición y presidente del grupo socialdemócrata en el Consell General, es el principal aspirante a Cap de Govern, cargo que ocupa en funciones Albert Pintat, del PLA.

JAUME BARTUMEU0. Actual líder de la oposición y presidente del grupo socialdemócrata en el Consell General, es el principal aspirante a Cap de Govern, cargo que ocupa en funciones Albert Pintat, del PLA.

AGUSTÍ SALA
ANDORRA LA VELLA

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Andorra se ha visto arrollada en las últimas semanas por una marea internacional para que flexibilice el secreto bancario y rebaje su condición de paraíso fiscal. Aunque alejado del peso de plazas financieras internacionales como Suiza o Luxemburgo, por mencionar un socio de la Unión Europea (UE), el coprincipado pirenaico no tiene más remedio que reformar su modelo económico. Y eso es así después de que uno de sus copríncipes, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, le haya empujado a relajar el secreto bancario para acudir a la cumbre del Grupo de los 20 (G-20) con los deberes hechos.

Tanto el Partit Liberal (PLA), que gobierna en la actualidad y que aspira a revalidar al frente de la Coalició Reformista (CR), como el Partit Socialdemòcrata (PSA), que persigue relevarlo en las elecciones del 26 de abril al frente de L'Alternativa, tienen claro que Andorra debe cambiar. El Ejecutivo que salga de las urnas tendrá que acometer el proceso buscando unidad política y en un momento en el que empiezan a haber residentes y andorranos sin empleo, algo que, hasta hoy, era inhabitual porque los desempleados, si los había, regresaban a sus países de origen. Por ello algunas fuerzas, como el PSA, defienden implantar un subsidio de paro, inexistente hasta hoy.

¿Y cuáles son las condiciones indispensables para el nuevo modelo? Todos coinciden en el diagnóstico: una mayor transparencia bancaria --ya acordada--, y un sistema fiscal homologable --hoy sustentado en una tributación indirecta laxa--.

CONTAGIO

El debate está abierto en este microestado que ocupa una superficie equivalente a dos tercios de la isla de Menorca y que tiene unos 84.000 habitantes, de los que solo un tercio son autóctonos y con derecho a voto. Estaban acostumbrados a una prosperidad derivada de la de sus dos grandes vecinos y copríncipes, España y Francia, que hoy por hoy, les han contagiado la crisis.

En la actualidad, ni la construcción ni el comercio ni el turismo tiran. La inflación anual se situó en febrero por primera vez en terreno negativo: el -0,09%. Muchos establecimientos anuncian rebajas por "cambio de orientación del negocio".

Y podría ser el lema para un país que encara una etapa de dificultades, con desempleo y nuevos impuestos. Sin embargo, las dos grandes fuerzas políticas con opciones de gobernar no coinciden en la medicina necesaria para el cambio.

A PARTIR DE 35.000 EUROS

Los socialdemócratas apuestan por rebajar la fiscalidad indirecta para que el comercio y el turismo ganen competitividad (que vuelva a salir rentable comprar en Andorra) y por la introducción de la tributación de las personas físicas. Pero sería con un gravamen del 10% para los ingresos que excedan de 35.000 euros netos anuales, lo que "hará que solo paguen el 16% de los asalariados".

Es, en todo caso, algo inédito para un país que atraía a residentes ilustres. Esto se compatibilizaría con un impuesto sobre sociedades y profesionales del 10%, por debajo del 25%-30% de España y del 33% de Francia, pero "homologable".

Los liberales piensan que lo mejor es la fiscalidad indirecta, fusionando la actual amalgama de gravámenes que van del 1% al 12% en una figura similar al IVA. "Es lógico que sea así en un país con más de 80.000 habitantes y más de 11 millones de visitantes anuales", afirma Joan Gabriel, síndico general --presidente del parlamento-- y candidato por el PLA.

También defienden un gravamen del 10% sobre los beneficios, pero no la fiscalidad sobre las personas, ya cubierta suficientemente con los tipos del 5%, 7% y 9% a los que cotizan los empleados y el 13% que pagan los empresarios a la Caixa Andorrana de la Seguretat Social.

El Cap de Govern saliente --no se vuelve a presentar--, Albert Pintat, defiende que Andorra "tiene que ser un auténtico paraíso económico", pero, para ello, tiene que jugar sus cartas de forma inteligente bajo unas reglas de juego nuevas y "quedar en igualdad de condiciones que, por ejemplo, Irlanda". En su opinión, si no dejan al país "vivir con unas relaciones especiales, nos tendrán que dejar ser un estado miembro de la Unión Europea". En su opinión, y en la del resto de fuerzas políticas del coprincipado, el país tendrá que afrontar un par de años duros para salir del "terreno fiscal gris" en el que está.

Jaume Bartumeu, cabeza de lista de L'Alternativa, liderada por el PSA, entiende que el Ejecutivo de Pintat ha hecho "perder cuatro años al país". A diferencia de lo que afirma Pintat, dice que la reforma del secreto bancario para facilitar información a los países comunitarios --que su formación defiende-- es más una imposición que una medida a cambio de que España y Francia supriman las retenciones que aplican a la exportación andorrana de servicios financieros.

ACUERDO DE ASOCIACIÓN

"Es un sí o sí. Lo de las contrapartidas debería haberse hecho hace cuatro años", asegura. Bartumeu, que aboga por llegar a un acuerdo de asociación con la UE --estadio previo a la adhesión, que no ve necesaria--, se compromete a aplicar las reformas que conduzcan a una mayor transparencia bancaria no en noviembre como anunció el PLA, sino en junio. Para Bartumeu, más importante que salir de la lista de paraísos fiscales no cooperantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico es dejar de ser tachado como tal en la normativa española de 1991.