CINC CÈNTIMS // XAVIER SALVADOR

'O tempora!'

XAVIER Salvador

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Cada vez hay más empresarios razonables. Aplican la máxima de pasar las cosas del corazón por el tamiz de la razón. Son aquellos que además de tomar riesgos para generar actividad y riqueza con el objetivo lógico de lograr beneficio cultivan una dimensión social y humanística no solo aparente y que cada vez está más presente en su frontispicio personal y en su, llamémosle así, hoja de ruta empresarial.

Conversar con algunos de ellos es ahora más gratificante que hace unos años. Cuando se quejan del mercado laboral lo hacen con argumentaciones suaves, templadas, y hasta razonables. Hablan del absentismo como del problema endémico del trabajo en España y se quejan con mucho más énfasis de ese fenómeno laboral que, por ejemplo, del coste del despido. Es toda una evolución si se mira atrás y se recuerda el tono cuartelero en el que se expresaba toda una generación de empresarios al referirse a sus trabajadores a finales del siglo pasado. Sigue habiendo, eso sí, quienes aluden a sus empleados con eufemismos como colaborador, productor, como si el término obrero hubiera adquirido una dimensión semántica que debiera erradicarlo de nuestro léxico.

No es muy diferente de la relación que mantienen patronos y gobiernos. Sea por una actitud posibilista, descaradamente pragmática o bien por cultura democrática y cambio generacional en el empresariado, lo cierto es que cuando uno los escucha criticar al Govern de la Generalitat en temas como el agua o las normativas medioambientales lo hace con cierto asombro.

No porque no estén realmente enfadados con lo que sucede (que lo están), sino por la actitud de absoluto respeto y subordinación al poder político que demuestran las nuevas generaciones empresariales. Está claro que es así como debe producirse, pero es tan cierto como que antes eso tenía otras claves menos florentinas. O tempora, o mores!, que dijera Cicerón.

Observar ese comportamiento permite concluir que el empresariado ha mutado en los últimos años de la misma manera que las jerarquías militares lo hicieron desde 1981 hasta nuestros días. Aún quedan chusqueros y algún que otro industrial y rentista en la reserva, pero son los menos.