Violetta crece (vigilada por su padre)

El personaje interpretado por la actriz Martina Stoessel da el salto a la gran pantalla con 'Tini: El gran cambio de Violetta'

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JUAN MANUEL FREIRE

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A lo largo de tres temporadas y 240 episodios, Martina Stoessel (Buenos Aires, 1997), alias Violetta, se convirtió en una especie de mejor amiga de un puñado de jóvenes espectadores que se inspiraban en el eterno optimismo del personaje, adolescente aspirante a estrella musical. Chicas (y chicos, por qué no) vivieron con ella años clave del desarrollo de cualquiera: de los 15 a los 18. 

Pero la despedida definitiva de Violetta no vino con el capítulo final de la serie, sino que se produce, en realidad, en una película de Disney que el próximo viernes llegará a los cines. Se llama 'Tini: El gran cambio de Violetta y, como ya el título sugiere, mostrará la transición de Violetta Castillo a Tini, nombre con el que a partir de ahora se defenderá por el mundo la cantante, actriz y bailarina Martina Stoessel. 

SICILIA 'TEENAGER'

Crece Violetta, de modo que ¿los problemas crecen? No, en realidad. Nos desplazamos hasta Sicilia para observar el rodaje de la película en una lujosa mansión en lo alto de una colina: Rocca delle Tre Contrade. El ambiente que se vive allí parece poco conflictivo y la historia que están contando se antoja una celebración del goce puro de vivir. Se supone que en esta villa pasará Violetta el verano de su vida, acompañada por otros artistas jóvenes acogidos allí por la misteriosa Isabella (Ángela Molina). 

El reparto es, sobre todo, una colección de talentos frescos, algunos de ellos (Ridder van Kooten, Leonardo Cecchi…) extraídos de producciones televisivas Disney de alrededor de Europa; otro, el de la catalana Georgina Amorós, conocido por series más adultas como 'Bajo sospecha'. Amorós no sabía muy bien dónde se metía cuando aceptó juntarse con Tini: “En el momento en que te etiqueta en una foto, es muy fuerte: no puedes llegar hasta el final de las notificaciones. 'Mamma mia'! Tiene un fenómeno fan muy 'heavy'”. 

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En una de las escenas que vemos rodar, Violetta observa cómo uno de los chicos locales, Caio (Adrián Salzedo, madrileño llegado de los musicales), recoge los frutos de un limonero. La chica se anima y anima a sus nuevos amigos a echar un cable. Así de lejos, literalmente de lejos, la escena parece sacada de una versión 'teenager' de 'Bajo el sol de la Toscana'. Solo que no hay sol, sino nubes. Bajo algunas se puede ver el volcán Etna, todavía activo. ¿Y si esto pasa al género de película de catástrofes? 

DIFERENTE FORMATO, MISMO ESPÍRITU

Los rodajes consisten en esperar, sobre todo esperar. Este no es excepción. Por suerte para los actores, hoy tienen algo más que hacer que subir fotos a Instagram o repasar escenas: contestar a las preguntas de unos pocos periodistas. Pregunto a Jorge Blanco (el León de la serie) cómo lo hace para lidiar con los tropecientos mil comentarios en cada foto que sube a la red: “Hemos ido aprendiendo con los años: viendo cómo nos cuida Disney, hemos aprendido a cuidarnos nosotros”. Mercedes Lambre, la mala de la serie, Ludmila, también anda por allí. Como todos sus compañeros, ya piensa en qué hará después, porque esto tiene toda la pinta de Gran Final. Ella tiene claro no querer “arriesgarse a hacer algo que pueda perjudicar a los fans”. Un momento: ¿ya os han ofrecido papeles alejados de vuestra imagen? “No, pero una como actriz debe direccionar lo que hace. Quiero ser cautelosa, cuidadosa y tomar buenas decisiones”.

El espíritu de 'Violetta y Tini', de serie y película, parece aún el mismo: una defensa del amor, el compañerismo, la creatividad. “Violetta está creciendo –dice Diego Ramos, su padre en la ficción–. Pero tiene las mismas ganas y las mismas intenciones y las mismas aventuras que cualquier adolescente”. Ángela Molina parece interpretar a una mecenas, pero no quiere decir demasiado sobre su personaje: “Tiene usted que ir al cine. Solo puedo decir que es una historia de sentimientos, de premoniciones en el proceso del amor, de escuchar lo que te dicen tus instintos”. De “las cosas del querer”, vamos, como aquella película suya fabulosa. “Pero esta vez me quedo con las ganas de cantar”.

Y eso que en la película habrá canciones, aunque esto no sea 'Hairspray', advierte el director Juan Pablo Buscarini: “No tiene ese concepto de musical. Hay buenas coreografías, bien filmadas, pero atadas a lo posible, como en una especie de realidad aumentada”. 

LOS PROBLEMAS DE LAS JÓVENES ESTRELLAS

Algunas estrellas de Disney han pasado por percances a la hora de encarar la edad adulta: problemas con la justicia, excesos de diversos colores, bólidos también de diversos colores con toda una diversidad de abolladuras, deslices impropios de personajes que en un tiempo pasado –a veces no tan lejano– fueron un modelo para la juventud. 

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El ejemplo más famoso quizá sea el de Lindsay Lohan, quien tras dejar la factoría Disney se hizo una especialista en meterse en líos. Entre el 2007 y el 2012 fue arrestada en varias ocasiones, ya fuera por conducir borracha o por violar la libertad condicional. El caso se ha repetido hace solo unas semanas con Debby Ryan de la serie 'Jessie', arrestada por conducir bajo la influencia del alcohol. La historia se repite.

El intento de alejarse de su anterior imagen pasa, a menudo, por cultivar la provocación. El caso reciente más sonado es el de Miley Cyrus, quien desde hace tres años cultiva una pose hipersexual y alardea de su pasión por la hierba. De aparecer en adaptaciones del bastante cursi Nicholas Sparks, ha pasado a protagonizar sesiones de fotos de un atrevimiento casi temerario.

Selena Gomez, por su parte, pasó de 'Los magos de Waverly Place' a una película de la alta pulsión erótica de 'Spring breakers'en la que solo se visten biquinis. En las entrevistas decía que ojalá sus fans preadolescentes no vieran la película, porque no era para ellos sino para mayores, pero con esa clase de declaraciones tan solo alentaba a sus jóvenes millones de fans a buscar formas de colarse en la sala. A su cambio de registro hay que añadir una relación caótica con Justin Bieber, ya finiquitada. 

GUIADA POR SU PADRE

En el caso de Violetta, esta algarabía parece un tanto improbable. Su padre, Alejandro Stoessel, trabaja desde hace ya casi cuatro décadas como productor en la televisión y sabe qué es lo mejor para ella. “Confío en él como en nadie –dice Martina–. A cada paso que doy, está ahí para decirme sí o no, o decirme qué es lo que piensa. Más allá de que sea mi mánager, es mi papá”.

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Para la joven estrella, otra forma de mantenerse con los pies en la Tierra es cuidar sus viejas amistades en lugar de dejarse engatusar en exceso por otras nuevas: “Lo más importante es tener cerca los afectos de toda la vida. Mis amigas viajan conmigo. Siempre que puedo me las llevo, porque las necesito y las extraño. Duermo con ellas en la habitación, estoy con ellas…”.     

¿Cómo se enfrenta Martina a su responsabilidad de representar un modelo para otros adolescentes? ¿No supone eso una presión? “Estoy muy tranquila del mensaje que transmito porque soy yo –dice–. Y yo lo único que quiero dar es amor a la gente porque creo que esto le hace falta al mundo”.

ACTUAR CON EL CORAZÓN

Todo esto sonaría demasiado bonito dicho por otra persona, pero al oírselo decir a Violetta, perdón, Martina, es imposible mostrar escepticismo o presentar un contrargumento. Sus ojos brillan como en la serie. “Cuando yo hago de Violetta no dejo de ser yo –explica–. Yo nunca estudié actuación. Actúo lo que me sale del corazón, lo que me sale del alma. Cuando dicen ‘acción’, soy yo. La gente me trata por la calle como si fuera su amiga. Y eso es porque nunca actué. Es como rarísimo. Por eso ahora se pueden unir nuestras vidas [la de Martina y la de Violetta] en la película”.

“Por ahí se piensa que esto es como la serie, pero la realidad es que no”, avisa la joven intérprete. “Es totalmente diferente, rompe con todo. El look es mucho del estilo que me gusta y eso supone una ruptura también con el personaje; no deja de ser dulce, como es Violetta, pero también tiene parte de mí”. Tanto en las primeras imágenes de la película como en el videoclip de su tema central 

–'Siempre brillarás', canción que acabará silbando todo el mundo– se puede ver a una Martina “diferente”, de aires más adultos, aunque sin una explotación explícita de la sensualidad. Ella no es Miley Cyrus