2,3 MILLONES DE EUROS POR UN LIBRO

Sara Gruen: la superventas que se enfrentó al monstruo

La autora de 'Agua para elefantes', que vendió 10 millones de ejemplares, viaja a Escocia tras los pasos de Nessie en su nueva novela: 'El agua de la vida'

Sara Gruen--caballos

Sara Gruen--caballos / periodico

IMMA MUÑOZ

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La furgoneta deja atrás las calles de Edimburgo rumbo a las Highlands. La conduce Xoaquin, un gallego que cambió las brumas de su tierra por las escocesas hace 14 años y que se nota que disfruta mostrando su país de acogida a quienes suben al vehículo. Lástima que la hora tan temprana, la luz como de nube de leche en el té que enfría el ambiente y la perspectiva de invertir casi toda la mañana en el trayecto que nos separa del destino final no inviten a la charla. Aunque Xoaquin encuentra una aliada en la persona que más cansada debería estar de entre las que hibernan en la furgo: la culpable de que dos periodistas, un fotógrafo y una jefa de prensa estemos allí. Locuaz, rebosante de energía pese a que hace tres semanas que apenas pisa su casa y llegó el día anterior procedente de Asheville (Carolina del Norte), con el triple de horas de vuelo y de escalas que los demás, la escritora Sara Gruen da conversación al conductor y muestra amable  interés por lo que él cuenta. 

Sara Gruen, 47 años, canadiense de nacimiento pero estadounidense de adopción, es una de las autoras más populares de Norteamérica desde que su tercera novela, 'Agua para elefantes' (2006), se encaramó al número uno de la lista de libros más vendidos de 'The New York Times', donde permaneció durante semanas. Esta historia de amor y crueldad ambientada en un circo ambulante durante la Gran Depresión despachó tres millones de ejemplares casi de una tacada (al final, fueron 10 en todo el mundo, en 44 idiomas); despertó el interés del productor Andrew R. Tennenbaum (artífice de la saga Bourne), que compró los derechos para llevarla al cine por más de 900.000 euros (la película, protagonizada por Robert Patterson, Reese Whiterspoon y Christopher Watz, se estrenó en el 2011), e hizo que se reeditaran las dos obras anteriores de Gruen, que habían pasado de puntillas por el circuito comercial y recibían, al calor del éxito circense, una segunda oportunidad. 

A LA CHAMPIONS DE LOS ESCRITORES

La licenciada en Literatura Inglesa que se había sentido feliz trabajando como redactora técnica porque era una manera de vivir de la escritura y que, años después, animada por su marido, había dado un paso más y había dejado ese empleo para concentrarse en acabar su primera novela, saltaba a la Champions de los escritores: 'Agua para elefantes' coleccionaba premios y lectores en todo el mundo, y una editorial americana le ponía encima de la mesa un cheque de cinco millones de dólares (4,6 millones de euros) por sus dos libros siguientes. 

¿Hasta qué punto le cambió la vida? Lo cambió todo, absolutamente todo. Mi marido, que es mayor que yo, se jubiló. Nos mudamos [a un hogar donde, además de la familia, caben gatos, perros, pájaros, un caballo y una cabra] y ahora él trabaja desde casa llevándome las cuestiones administrativas. Pero hay cosas que siguen igual: cuando me llamaron para contarme que había llegado al número uno de la lista de 'The New York Times', en verano del 2007, estaba haciendo la colada.  

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Creo que no se puede repetir\u00a0","text":"\"Creo que no se puede repetir\u00a0un \u00e9xito como el de 'Agua para elefantes'. Ni es razonable esperarlo. No sabes por qu\u00e9 un libro conecta con la gente\""}}¿Y sintió la presión de tener que repetir el éxito? Con el primer libro, sí. Hay una cierta paz en que nadie sepa que estás por ahí, en estar en la oscuridad. Me ha costado escribir pensando que hay una audiencia esperando. Tuve que rehacer el libro un par de veces, abandonarlo en algún momento... Fue duro. Pero creo que uno no puede repetir un éxito como el de 'Agua para elefantes'. Ni es razonable esperarlo: escribes un libro que gusta a la gente en un momento concreto, que conecta y no sabes por qué, no es algo que puedas hacer conscientemente. Si fuera posible, ¡todo el mundo lo haría! No puedo controlar qué pasa con los libros una vez están en la calle, lo único que puedo hacer es encontrar temas que me apasionen para volcarme en ellos.

El primero de esos libros millonariamente remunerados que pusieron a prueba la resistencia de Gruen a la presión fue 'Ape house' (2010), publicado en España como 'La casa de los primates'. El segundo es el que nos lleva, en la ficción y la realidad, al castillo de Urquhart, en el pueblo de Drumnadrochit, a la orilla del inquietante lago Ness: 'El agua de la vida'. 'El agua de la vida' 

MITOS ESCOCESES

En la carretera que ha tomado Xoaquin hay poco tráfico, y aún menos distracciones. Él ya lo ha advertido al principio del viaje: esa ruta no es nada turística, pero llegaremos antes a destino y tendremos un buen rato de luz para hacer las fotos (es diciembre, y a las cuatro de la tarde, en estas latitudes, uno siente que le ha caído la madrugada encima). Solo un “¡oh!” a cinco gargantas rompe la monotonía del verde: dos cabezas de caballo de acero, de 30 metros de altura y 300 toneladas de peso cada una, aparecen a un lado de la carretera. En realidad, no son solo caballos: son 'kelpies'kelpies', unos equinos de la mitología escocesa, y tal vez sea ese carácter mítico el que les confiere el ímpetu que los muestra desbocados en su quietud. O el talento de Andy Scott, el artista de Glasgow responsable de esa maravilla situada en las inmediaciones de Falkirk

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Le\u00ed\u00a0en internet\u00a0","text":"\"Le\u00ed\u00a0en internet\u00a0un art\u00edculo sobre la desclasificaci\u00f3n de unos documentos de Scotland Yard sobre Nessie. En una carta de 1938 se dec\u00eda que el Gobierno cre\u00eda que el monstruo pod\u00eda existir\""}}

Aunque, para mito escocés, el que llevó a Sara Gruen a las Highlands: el monstruo del lago Ness. “Estaba procrastinando en mi estudio, algo que se me da realmente bien (una vez incluso pinté siete veces la pared de una habitación antes de ponerme a escribir: no encontraba el tono exacto de naranja que buscaba), y curioseando en internet encontré un artículo que hablaba de la desclasificación de unos documentos de Scotland Yard sobre Nessie. En una carta escrita en 1938, se decía que el Gobierno creía que el monstruo podía existir. Estuve el resto de la tarde investigando. Cuando me meto en una novela, sé que me voy a pasar dos o tres años inmersa en ella, así que necesito que el tema me atrape. Y este me haría volver a viajar a Escocia, así que ¿qué más podía pedir? Esa misma tarde reservé el billete, aunque no sabía cuál sería el argumento del libro. El argumento siempre viene al final”, explica. 

A los 12 años, Gruen había viajado a Escocia con sus padres. Allí se enamoró del castillo de Urquhart, alzado a la orilla del lago Ness. “Es mi castillo favorito en la tierra. Prefiero los lugares que están en ruinas a los que están intactos, porque en ellos todo es original. Puedo sentarme en las piedras de Urquhart y pensar en lo que sucedió allí, sentir cada una de las emociones que en él se vivieron... Al fin y al cabo, son las mismas que experimentamos los humanos de cualquier tiempo y cualquier parte del mundo”.

Así que, entre sus ruinas, Gruen se trasladó al Drumnadrochit de 1945 para contar el desembarco de Maddie, una joven de Filadelfia arrastrada a ese rincón del mundo por su marido, Ellis, el hijo díscolo de una familia riquísima, que pretende, con la ayuda de su inseparable amigo Hank, encontrar pruebas de la existencia de Nessie. Ellis espera restituir el honor de su padre, un coronel que pasó de héroe a fantoche cuando se descubrió que la foto con la que se jactaba de haber visto a la mítica criatura estaba trucada. Mientras la segunda guerra mundial sacude el continente, los tres amigos, en su burbuja de niños malcriados, juegan a ser aventureros con una finalidad que ni siquiera es tan noble como de entrada podría parecer: el verdadero objetivo de Ellis es hacerse perdonar su último desmadre para que su padre no le desherede. En la búsqueda de monstruos de humo, Maddie descubrirá los de carne y hueso, y también que ella es mucho más fuerte y valiosa de lo que creía.

DOCUMENTACIÓN EXHAUSTIVA

Setenta años más tarde, Drumnadrochit sigue siendo un foco de atracción para los amantes de la leyenda de Nessie, y allí se trasladó Gruen durante un par de meses para documentarse a fondo: empapándose del ambiente, hablando con los vecinos y buceando en los archivos de 'The Inverness Courier', una publicación local con dos siglos de historia (su primer número apareció en 1817) que, en 1933, fue el primer medio en  hablar de una criatura con cuya existencia siempre se había especulado en la zona, y en calificarlo de “monstruo”. Tras esa exhaustiva documentación: ¿cree Sara Gruen que Nessie existe? “En el libro soy premeditadamente ambigua con el tema, así que me acojo a la quinta enmienda”, sonríe. 

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Yo creo que el mito de Nessie\u00a0","text":"\"Yo creo que el mito de Nessie\u00a0era una forma de mantener a los ni\u00f1os alejados del lago, que es muy profundo y fr\u00edo. 'Ni\u00f1os, no os acerqu\u00e9is al agua o el 'kelpie' os atrapar\u00e1\"\u00a0"}}

Sí que tiene claro, en cambio, por qué los humanos somos tan dados a creer y crear leyendas como esta. “Nuestra existencia es tan caótica que es muy difícil de asimilar –explica–. Ni tan siquiera la podemos entender. El folclore nos ayuda a dar un poco de sentido a lo que pasa. Por eso me fascina, también, la tradición oral que lo recoge. En el caso de Nessie, yo creo que el mito era una forma de mantener a los niños alejados del lago, que es muy profundo y frío: ‘Niños, no os acerquéis al agua o el 'kelpie' os atrapará”. 

Puede entender la estrategia paternal: Gruen tiene tres hijos, todos varones, de 21, 17 y 14 años, y sabe lo que es sufrir por ellos. Y mucho: antes de sumergirse en la elaboración de 'El agua de la vida', cuando la idea ya le rondaba por la mente, el menor sufrió un cáncer de huesos, del que tardó un año y medio en recuperarse. En todo ese tiempo, y aun semanas después, le resultaba imposible escribir, por lo que los dos años que de media empleaba, hasta aquel momento, en finalizar un libro se han convertido, en este último título, en cuatro. 

AUTORAS AL PODER

Para Berta Noy, su editora en Planeta, ha valido la pena esperar. Ella es quien ha fichado a Gruen para este gigante editorial. “Llevábamos tiempo buscando algo así, una autora que pudiera enmarcarse en lo que se conoce como 'women’s fiction' para hacer una apuesta fuerte. He leído muchos originales, pero me parecía que a todos les faltaba algo, eso que hace arrebatadora a una novela. Creo que 'El agua de la vida' lo tiene y que, pese a que gustará a las lectoras de estos géneros, los trasciende, por la profundidad de los personajes y por la sutileza con la que pasan las cosas, que la aleja del culebrón”, explica. 

Gruen, sin embargo, rechaza las etiquetas. “Mi primera obra, 'Riding lessons', fue catalogada como 'women’s fiction', así que en la segunda adopté el punto de vista de un hombre de 93 años. ¡Ya no podían categorizarme así! Pero como ambas hablaban de caballos, me convertí en ‘la autora que escribe sobre animales’. Con 'Agua para elefantes' me tocó ser autora de ficción histórica, pero con 'La casa de los primates', pese a que en ella había sobre todo sátira social, algo que nadie esperaba, recuperé la etiqueta de ‘autora animalista’. ¡Y en 'El agua de la vida' vuelvo a la ficción histórica!”, ríe la escritora. La conclusión es clara: “A mí solo me importa contar historias. Pueden llamar a lo que yo hago como quieran, pero no voy a seguir las reglas de nadie”.

En los últimos años, la mayoría de los grandes fenómenos editoriales han estado protagonizados por mujeres. El más espectacular, sin duda, ha sido el de E.L. James y sus 'Cincuenta sombras de Grey', pero, salvando las distancias con esta locura pseudoliteraria (nada que ver ni por las cifras, inasumibles: 125 millones de ejemplares vendidos desde el 2012; ni por la ínfima calidad de la tetralogía erótica), hay que citar otros nombres como los de Sarah LarkKate Morton o la revolución 'noir' de la temporada pasada: Paula Hawkins. ¿Autoras al poder? “Ya hace muchos años que el lector tipo de novela es una mujer, de más de 30 años, de formación media y urbana, y eso se tenía que acabar trasladando a las ventas. Estas lectoras se sienten reflejadas en lo que les cuentan otras mujeres”, dice Noy.

SU ÚLTIMO PROYECTO

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El tema que la tiene ahora en un sinvivir es una prueba de ello. “Mi nuevo proyecto es sacar a un hombre de la cárcel”. Un preso le escribió el pasado mayo. No era el primero que lo hacía, pero su caso le llamó la atención, preguntó y las respuestas la convencieron de su inocencia. “Chuck fue detenido por ser pobre, y después no tuvo un abogado que le defendiera de verdad. Es algo habitual en Estados Unidos: 10.000 inocentes son condenados cada año por no poder pagar una defensa digna”. Por eso ella se ha implicado en la de este hombre. ¿Llegaremos a leer su caso? “Tengo un contrato por tres novelas más, pero algún día espero escribir sobre esto. O que Chuck escriba su biografía. Escribe muy bien”.

Cuando sea libre, como ella; libre dentro de su estructura de acero, como los caballos de Andy Scott que, de vuelta a Edimburgo, oscuridad cerrada a las ocho de la tarde, iluminados de azul océano, fascinan aún más que antes.