'Sister Act': un musical para decir amén

El próximo 23 de octubre llegará al teatre Tívoli de Barcelona la versión en español del espectáculo, que ha triunfado en Broadway y el West End londinense

'Sister act' USA

'Sister act' USA / periodico

MARTA CERVERA

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Seis tráilers acompañan por toda Norteamérica la caravana de 60 personas –28 actores y cantantes, 12 músicos y el resto de personal– que hacen posible que el superéxito de Broadway 'Sister Act' se vea más allá de Nueva York. El musical, que el próximo 23 de octubre se estrenará por primera vez en versión española en el Teatre Tívoli de Barcelona, es un fenómeno incombustible bendecido por la aclamación del público.

Triunfó primero como película en 1992, con la oscarizada Whoopi Goldberg en el rol principal de Deloris van Cartier, una choni aspirante a artista a quien la policía esconde en un convento como testigo protegido a la espera de que declare contra un mafioso de medio pelo en un caso de asesinato. Goldberg se enamoró del personaje y se convirtió también en productora del musical 'Sister Act', cuyas melodías han sido creadas por el compositor Alan Menken, ganador de ocho oscars por las bandas sonoras de filmes como 'La bella y la bestia' y 'La sirenta', entre otros. Su fiel aliado, Glenn Slater, firma las letras.

A diferencia de la película, ambientada en los 90 y marcada por el estilo Motown, el musical se ambienta en la Filadelfia de finales de los 70 y refleja la vibrante escena musical que dio origen al Philly Sound. En Sister Act las referencias a la reina de la música disco Donna Summer son constantes.

La banda sonora, con sonido sinfónico y bajo funky, evoca desde ecos del R&B de Fats Waller a influencias soul de Barry White. Conecta con el público desde el principio, gracias a animadas canciones como 'Take me to heaven' y 'Fabulous, baby'. En el aspecto dramático, da mucho juego el choque entre la vida recatada y contemplativa de las monjas y la de una explosiva chica aficionada a los vestidos de leopardo que solo sueña en convertirse en estrella de la música. La vida espartana del convento, sin embargo, le permitirá a Deloris descubrir el valor de la amistad.

Cuando Deloris –que ha de ser negra, como en la película, por exigencia de los productores– aterriza en la comunidad religiosa, el edificio está a punto de ser vendido debido a la menguante asistencia de feligreses. Pero con su talento artístico, Deloris logrará una milagrosa reactivación. Con ella como directora del coro, las misas se convertirán en un espectáculo, con versiones más modernas y atrevidas, animadas coreografías y vestuario a juego. Las actuaciones harán del coro un fenómeno musical cuya fama pondrá en peligro la tapadera de Deloris.

Esfuerzo físico

"Físicamente, el espectáculo es muy duro", explica Ta’Rea Campbell, la actriz norteamericana que encarna a Deloris van Cartier, poco antes de entrar en el vestuario del Orpheum Theater de Minneapolis, una sala antigua con capacidad para 2.500 espectadores. Su personaje tiene más presencia escénica que cualquier otro. "Al principio me costó. Necesito hacer ejercicio antes de la función. A veces hago yoga, otras salgo a correr o realizo cualquier otro tipo de actividad física. Si no tienes un buen fondo, no puedes aguantar porque es agotador", reconoce Campbell, que anteriormente interpretó a Nala en El rey león. "Deloris habla gritando y la voz también necesita un buen entreno –explica–. Me ha dado muchas satisfacciones y me encanta porque no se corta un pelo: dice lo quiere cuando le da la gana", apunta Campbell, que convive desde hace dos años con el personaje.

Ella y Hollis Resnik, que interpreta a la madre superiora, la antagonista de Deloris, mantienen un divertido pulso durante toda la función. Junto con el coro, son los pilares sobre los que se asienta esta producción. "Me entiendo muy bien con Hollis y eso me permite improvisar, que es algo clave para mantener fresca la función". 

Su compañera opina lo mismo. "El gran reto de un actor es no caer en la rutina. Cuando llevas tanto tiempo en una producción como yo, que estoy desde hace dos años, el reto es mantenerla viva. Para ello siempre has de interpretar desde la verdad y la honestidad", dice Resnik que, pese a ser un ejemplo de recato en escena, fuera es pura dinamita. Es una apasionada del tango y durante la gira por EEUU no ha dejado de acudir a tomar lecciones allí donde estuviera. "Siempre me han interesado los personajes que hacen un viaje emocional. La madre superiora es muy dura y estoica. Tiene muchas dudas respecto a Deloris. Sin embargo, al final ellas dos, que son auténticos polos opuestos, llegarán a entenderse", explica esta intérprete con una dilatada carrera a sus espaldas. Resnik ha intercalado clásicos de Shakespeare y Molière con obras de Tennessee Williams y Tony Kushner y musicales. "A diferencia de 'Les Miz' (Los Miserables), Sister Act es todo corazón y alma. Por eso llega a todos los públicos sin necesidad de una grandísima escenografía".

Trama trepidante

Tanto los excelentes diálogos, que a menudo juegan con el doble sentido, como las canciones, que contribuyen a conectar con el alma de los personajes, se ajustan a las necesidades de una trepidante trama en la que no faltan importantes secundarios. Entre ellos destacan el mafioso y sus secuaces que persiguen a Deloris para asesinarla. Y Eddie Souther, el policía que la ha ocultado en el convento. Deloris y Eddie son viejos amigos. Habían coincidido en el instituto y él, que siempre se sintió atraído por ella, aprovechará el reencuentro para conseguir su amor.

"Aunque al final me suelen abuchear porque soy el malo, a mí me encanta. Quiere decir que lo he hecho bien", apunta Melvin Abston, que es Curtis, el mafioso. Él es un veterano de 'Sister Act': interpretó el mismo rol en Boadway y en Londres. "Uno tiene la sensación de que durante las dos horas y media que dura la función puede contribuir a cambiar un poco la vida de la gente, lograr que se olviden de sus problemas. Y este musical transmite mucha esperanza –destaca–. Si alguien como Doloris que se siente en el convento como un pez fuera del agua acaba encajando en él ¿Quién no es capaz de cambiar, de adaptarse, de mejorar?".

Carline Brouwer, la holandesa que ha dirigido todos los montajes en Europa de 'Sister Act' (en Londres, Holanda y Alemania) aterrizará en septiembre en Barcelona para poner en solfa la versión española. "Nunca he trabajado en España y tengo muchas ganas de empezar", destaca Brouwer. De la adaptación del texto al castellano se encargará Xavier Cassadó. El Terrat y Stage Entertainment, líder en el sector de musicales en España, se encargan de la producción. "Me gusta el mensaje de 'Sister Act' porque resalta el valor de la amistad. En un mundo como el actual donde prima la ambición y el dinero, donde todo el mundo quiere ser el mejor y el más famoso, el ejemplo de Deloris es brutal», afirma Brouwer en conversación telefónica.

Coro de monjas

Para ella una de las bazas de esta producción reside en contar con un coro de monjas. "Las chicas del coro de Sister Act no necesitan ser mujeres perfectas, con magníficas piernas y un tipo fabuloso, como suele ocurrir en muchos musicales. Eso permite tener una gran diversidad de tipos de mujer, todas diferentes: altas, bajas, delgadas o llenitas... Es genial", resalta Brouwer. Lo que sí cuenta y mucho es la calidad vocal y las dotes interpretativas. "Conozco bastante el cine español. Talento hay, eso no me preocupa. En cada país el espectáculo es diferente porque incorpora cosas propias de la cultura de quienes lo interpretan", dice.

Dentro de las líneas rojas que no se pueden saltar, marcadas por los estrictos contratos de derechos de autor, Brouwer sabe que tiene margen para adaptar la producción. "Cada montaje es diferente, no se trata de hacer una copia", indica. Y para conseguirlo, los actores deben sentirse parte del personaje, implicarse en su creación. "Es imprescindible que lo lleven a su terreno, manera de ser y cultura. Cuanto más aporten ellos al personaje más auténtico será", comenta la directora, que empezó como actriz, interpretando a grandes personajes de Shakespeare como Ofelia y Julieta, aunque la pasión por los musicales se impuso.

"Trabajar con música es algo mágico y además tiene la ventaja de incorporar distintas disciplinas. Contar con bailarines, actores y cantantes para mí es un lujo", dice Brouwer que, cuando montó la obra en el West End de Londres en verano del 2010 tuvo oportunidad de dirigir a Whoopi Goldberg. La veterana actriz de Hollywood asumió el rol de madre superiora, personaje que había sido su cruz en el filme. "Al principio pensó que no me necesitaría y la dejé a su aire, pero acabó pidiéndome que le diera indicaciones. Entonces empezó a cambiar y a adaptarse a lo que yo quería", recuerda. "Su madre superiora fue sin duda muy interesante y divertida. Con solo entrar en escena, a Whoopi la gente la aplaudía".

Dar el 120%

'Sister Act' es un chute de optimismo y de buenas vibraciones, un canto a la amistad y a la vida sin artificios. Pero para transmitir esa energía positiva al público hay que poner toda la carne en el asador. "El elenco debe darlo todo en escena y para ello debe ensayar a tope, con entrega total en largos ensayos. Solo así estarán preparados. Necesitan tener mucha resistencia porque en esta obra no basta con dar el 100%, hay que dar el 120% y más", advierte.

En EEUU la entrega fue total y consiguieron arrancar las risas del público desde el primer momento. En Minneapolis, donde la compañía recaló hace tres semanas, toda la gente que llenó el Orpheum Theater acabó en pie aplaudiendo con ganas a un equipo que a final de mes despedirá la producción tras su última función en Sant Antonio (Texas). Allí, la bendición fue total. Habrá que ver si la versión española en el Tívoli consigue la misma comunión con el público.