La resurrección de Felipe Massa

"Tengo mucho más respeto por mi vida", dice el piloto de Williams Marini Racing, que en el 2009 sufrió un accidente

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TELVA SOMOZA / BARCELONA

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Cuenta la leyenda que el ave de roja armadura resucitó de sus cenizas cual Ave Fénix. Envuelto por las cenizas de su paso por la escudería del fuego, nació un piloto que se ha cobijado bajo la protección de una gran firma. La historia del nuevo Felipe Massa (34 años) bien podría tratarse de un mito. Su paso por la escuderia del 'cavallino rampante' podría haber encumbrado hacia el estrellato al piloto brasileño, pero formar parte de un gran equipo como Ferrari en la fórmula 1 no siempre saca lo mejor de alguien como profesional. Su fichaje por Williams Martini Racing supuso el renacimiento de un Massa que está feliz. “Fue muy bonito entrar a formar parte de este equipo en un momento realmente difícil, tanto para la escudería como personal”, comenta en un encuentro previo a la presentación de la Terraza Martini, un espacio efímero situado en el Port Vell de Barcelona durante las pasadas carreras en el Circuit de Catalunya.

Las presiones, la competitividad como máxima, incluso con tu compañero, y la caída en desgracia son algunos de los elementos con los que lidiar si te encuentras en las filas del monoplaza rojo sangre. Como aseguró el cuatro veces campeón del mundo y actual piloto de Ferrari, Sebastian Vettel, “todos los pilotos quieren correr con Ferrari”. Los nombres de grandes leyendas del gran circo como Niki Lauda, Gilles Villeneuve y Michael Schumacher, entre otros, aumentan el peso de la responsabilidad, solo llevadero para unos pocos. 

Con la escudería italiana, Massa vivió sus mejores años durante las temporadas comprendidas entre el 2006 y 2008. Fue cuando más disfrutó de su tiempo en Ferrari: “Realmente tenía un coche con el que luchar. Después de eso no contábamos con el monoplaza adecuado y eso te frustra al volante”.

Buscar la máxima eficiencia del coche

A menudo se ha hablado sobre la política de la fórmula 1. El piloto explica: “Muchas veces, la gente del equipo se centraba en cosas que no eran tan importantes. Lo principal es el coche y el trabajo para buscar su máxima eficiencia”. Lo intentaron el paulista y Fernando Alonso. Durante tres temporadas coincidió con el piloto asturiano: “No fue fácil tenerlo como compañero. Él tiene su propio estilo de trabajo”. A pesar de eso confirma: “Nunca tuvimos problemas y nuestra relación actual es muy buena. Sin problemas”. Al hablarle del accidente del piloto español, sufrido en el circuito de Montmeló durante unos tests, Massa es parco en palabras. Prefiere no dudar de ninguna versión, a pesar de que sus primeras declaraciones tras el ingreso de Alonso hablaban sobre un suceso “muy extraño”.

Al comparar la situación con su gravísimo accidente, sufrido en Hungría la temporada del 2009, dice no temer a la muerte: “Pero tengo más respeto por mi vida. Nunca crees que te pueda pasar a ti. Siempre lo ves muy alejado”. Un muelle de otro monoplaza impactó en su casco mientras corría las tandas clasificatorias produciéndole un traumatismo craneal que obligó a inducirle un coma. “Cuando estoy conduciendo no pienso en ello. Nada ha cambiado para mí, pero te das cuenta de que las cosas pueden cambiar de un minuto a otro”, explica. La sensación de ponerse un casco le transporta. “Me olvido de que tengo mujer, hijo, madre. Simplemente te concentras en lo que haces. Solo quieres conducir. Es como un botón que apagas y enciendes. Creo que es algo genial que te da la fórmula 1”.

La frustración, una sensación conocida

La frustración es una sensación conocida por Felipe Massa. El corredor se quedó a tan solo unos metros de ganar el campeonato del mundo en el 2008 en su propia casa, el circuito de Interlagos (Brasil). Venció esa batalla, pero resultó ser la victoria más amarga de su carrera al saber que Hamilton se haría con el Mundial tras quedar en quinta posición. Solo un punto separó a Massa de conseguir el sueño de cualquier piloto.

Puede que no haya conseguido nunca un mundial, pero su fiabilidad y experiencia al volante lo convierten en un piloto a tener en cuenta en cada Gran Premio. Finalmente, y tras las dudas sobre su continuación en la parrilla del Gran Circo, el brasileño dejó la escudería de Enzo Ferrari en el 2013 para unirse (en el 2014) a un proyecto más humilde, pero con una historia de éxito en sus alerones: el equipo Williams Martini Racing.

De ese modo se convertía en el sexto brasileño que se unía a la firma inglesa siguiendo la estela de Ayrton Senna, su sobrino Bruno Senna, Nelson Piquet, Rubens Barrichello y Antonio Pizzonia. Sobre los paralelismos que se han creado con la figura del mítico Senna, aclara: “Se trata de nuestro Dios. Él brindó muchas oportunidades a los que veníamos detrás y Williams Martini Racing es un equipo muy cercano a nuestro país”.

Su pilotaje lo demuestra y sus palabras lo confirman. “Sigo disfrutando mucho, me alegro de poder aportar cosas a este equipo, que cada vez es más competitivo”. Correr al volante de un 'cavallino' puede parecer el techo de cualquier piloto, pero él defiende lo contrario: “Tienes vida tras Ferrari. Es un sentimiento agradable y ha sido un cambio genial porque me encontré un equipo que me respetaba mucho”.

Sus inicios con la escudería inglesa supusieron un reto para ambas partes y el brasileño subraya el meritorio trabajo llevado a cabo por Claire Williams, jefe de técnicos del equipo. A pesar de liderar un equipo en un mundo de hombres, los halagos hacia su gestión no cesan. “Creo que es fantástico lo que ha hecho con el equipo, ha crecido mucho con ella y no deja de ser bonito tener a una mujer al mando”, comenta.

Parece acertado apostar por nuevas temporadas del brasileño en la parrilla más competitiva del mundo y así lo confirma. “No me marco una meta en la que acabar. Estoy muy bien en Williams y no veo porque debe cambiar eso, así que ni me lo planteo”.

Los aficionados pueden ver al piloto brasileño acompañado de su mujer y su hijo –del que presume por Instagram (@massafelipe19)– durante todo el campeonato. Aunque la gasolina forma parte de su día a día, el paulista no pretende forzar a su pequeño: “Tiene que decidir qué quiere hacer. Tanto si quiere ser piloto como futbolista yo le ayudaré y lo apoyaré siempre”.

Contar con un piloto como Massa en el elitista mundo de los monoplazas es de agradecer. Su figura siempre ha cosechado simpatías allá donde va. “La F-1 tiene su propio estilo, súper profesional, y es complicado ver a pilotos ir juntos a comer. O ver a un corredor visitar el box de otro para saludar”. El brasileño siempre se ha mantenido en una posición afable y cercana al público. “No tienes que cambiar tu forma de ser. Eso de lo que hablamos no es algo bonito de la F-1, pero es lo que hay. Yo no cambiaré”. Sus críticas, constructivas, van más allá y denuncia la anquilosada relación con los seguidores. Para Massa “el mundo está cambiando y todo está en el teléfono. La fórmula 1 debería entender eso y adaptarse”. Nos comenta que, como aficionado, le faltan alicientes para seguir las carreras: “Deben hacerse más cosas para los fans, que las carreras sean más accesibles y que los coches vuelvan a ser interesantes y competitivos”.

Le pedimos que haga memoria y compare las sensaciones de su primera carrera al volante de un monoplaza con sus motivaciones actuales. Massa lo tiene claro. “Es lo mismo”. Pero algo debe haber cambiado en su interior después de tantos años. “Sí”, comenta. “La experiencia te hace más calmado, piensas y entiendes las cosas antes. Incluso diría que te hace ver las cosas antes de que pasen. Te hace más comprensivo acerca de los elementos que rodean el coche, las estrategias, el 'set up' (la puesta a punto del monoplaza antes de la carrera) y demás”. Pero sobre las sensaciones durante la carrera, el paulista no retrocede ni un centímetro: “La pasión, la manera de entender la competición y el querer ganar. Eso se mantiene igual que el primer día”.