Eudald Carbonell: "Soy un defensor de la conciencia ante el liderazgo"

Quinta entrega de la serie 'Somos monos con un palito', en la que preguntamos a algunos 'sapiens' ilustres sobre nuestro futuro, repudiado el presente

Carbonell, en Atapuerca

Carbonell, en Atapuerca / periodico

PAU ARENÓS

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La intermitencia de la serie merece algunas explicaciones. Desorientados, golpeándonos contra el cristal como moscas en busca de salida, decidimos retar a algunos científicos con un juego intelectual: que cada uno de ellos formulara cinco preguntas y las cinco correspondientes respuestas para ayudarnos a prosperar, a comprender la realidad y a explorar el futuro. La titulamos 'Somos monos con un palito' con el objetivo de bajar los humos a nuestros congéneres. Conquistadores de lunas y mares, no somos más que chimpancés hurgando con una ramita en el termitero, y engolosinándonos con los insectos. El primero en llegar en nuestro auxilio fue el físico Jorge Wagensberg. Después, el biólogo molecular Pere Puigdomènech, el epigenetista Manel Esteller y el filósofo Danniel Innerarity. Pareciera que para figurar aquí hubiera que tener un apellido difícil.

Entra en este club informal y sin carnets el arqueólogo Eudald Carbonell (Ribes de Freser, 1953), que ha hecho del sombrero y del salacot un símbolo de profesión y dignidad. Catedrático de la Universitat Rovira i Virgili y director del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, el doctor Carbonell posee una biografía laboral que cubre dos millones de años. Codirector del yacimiento de Atapuerca, excava en busca del ser humano. Porque él es, ante todo, un humanista. El último libro, una conversación con un colega, Jordi Agustí, se titula 'L'evolució sense sentit' (la evolución sin sentido). Sus cinco preguntas y respuestas tienen sentido pleno.

1. ¿Puede haber esperanza ante la crisis?

Evidentemente, hay que aplicar el principio de esperanza para salir. El problema es que esta crisis es coyuntural, cíclica, sistémica y estructural. Para regresar a una situación de cierta normalidad, en primer lugar tendríamos que superar la fase de desahucio y pagar las deudas y, después, aunque arruinados, tendríamos que generar las condiciones para sobreponernos. Tenemos que cambiar la forma de vivir y alcanzar una nueva conciencia de especie que nos aleje del materialismo vulgar. La cohesión social llega del equilibrio, de la cooperación, de la distribución de recursos y no del acaparamiento ni de la especulación ni de la explotación.

Me pregunto por qué en la situación en la que nos encontramos actualmente no hay un estado prerrevolucionario. Diría que tengo la respuesta: nadie cree que esto vaya en serio. Cuando todo el mundo se dé cuenta, a lo mejor ya no será necesario lleva a cabo esta reflexión.

2. ¿Cómo tenemos que pensar en tiempos de crisis?

Los homíninos de nuestra especie son el resultado de muchos millones de años de evolución. Eso quiere decir que somos consecuencia de tiempos de éxtasis, pero también de periodos de crisis. Las crisis evolutivas permiten el reordenamiento biológico de las especies. Las presiones selectivas provocan que los especímenes que están menos adaptados acaben muriendo y, por tanto, se reproduzcan menos. Solo los especímenes que aprovechan la presión para obtener beneficio serán los más capaces de sobrevivir y tener descendencia.

Los humanos somos un producto de la selección natural, como todos los otros organismos vivos del planeta, pero hay una diferencia importante, y es que nosostros hemos sido capaces de reforzar nuestra etología o comportamiento animal con la cultura, de tal forma que ahora mismo somos seres socialmente complejos y tenemos una gran habilidad para adaptarnos gracias a la inteligencia operativa, cosa que nos permite reforzar nuestra conciencia y nos hace bifurcar aceleradamente del comportamiento y de la conducta de los otros organismos.

Por tanto, en nuestro caso, la selección natural está matizada por el progreso y, consecuentemente, podemos dirigir nuestra evolución como ningún otro organismo lo había podido hacer.

3. ¿Qué estrategia tenemos que aplicar para salir de la crisis?

La falta de solidaridad, de conciencia de clase y de especie nos ha llevado hacia esta realidad. Ante el panorama, los humanos tenemos que afrontar el futuro con fuerza y de manera crítica. Ahora es el momento de la lucha con una organización asociativa activa. Es el momento de conocer la historia para transformarla.

En este contexto, las entidades sociales tienen que seguir empujando la corriente organizativa popular. Vuelve a ser hora de desplegar la alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura. Esta es la manera más eficiente de conseguir unidad de acción y de participación popular, en la perspectiva de sacar adelante proyectos estimulantes y que beneficien a los más desfavorecidos.

4. ¿Necesitamos líderes o más conciencia?

Cada vez se oye más en las conversaciones de café que no hay líderes capaces de conducirnos hacia una situación mejor y sacarnos del callejón en el que nos encontramos. Cuando lo oigo, me asusto. Muchos relacionan líderes con personas firmes, de ideas fijas y, sobre todo, de orden. Supongo que los que hemos pasado por una dictadura de forma consciente estamos escaldados con este tipo de individuos. Siempre he pensado que hay orden donde ha sido imposible establecer organización. Por tanto, desde mi perspectiva, el orden social es la consecuencia de nuestra incapacidad como humanos de organizarnos.

Siempre hablo mal de los líderes. Mi tesis es sencilla: considero que si hubiera conciencia crítica colectiva, no harían falta ni guías espirituales ni políticos que nos condujeran a la salvación. Por tanto, prefiero el aumento de conciencia y el trabajo colectivo a las soluciones etológicas.

La conciencia es algo que hemos hecho emergir los humanos para convivir con la complejidad. Por eso siempre pienso en términos de consciencia constructiva y crítica cuando la humanidad tiene que tomar decisiones. Dejarlo en manos de un líder es no responsabilizarse de nuestro futuro.

Soy un firme defensor de la conciencia ante el liderazgo. Así que cuanto antes acabemos con los líderes, antes florecerán las comunidades de humanos libres.

5. En el estado actual, ¿cómo sería necesario evolucionar?

Tenemos que evolucionar de manera responsable y ser conscientes de que somos los dueños de nuestros procesos. Arrastrados como corderos hacia el matadero, tenemos que ser valientes, plantar cara y tomar decisiones. Cualquier forma de acción es buena, si eres responsable de lo que haces y si lo haces para construir.

Dar manga ancha a los especuladores, como hacen los gobiernos, es asegurar que la codicia sustiuye a la solidaridad. El proceso de humanización tiene que continuar y hacernos cada vez más conscientes de lo que está pasando y pensar qué hay que hacer para corregir el desbarajuste.

Cuando entramos en una crisis podemos tener consciencia de la misma y podemos actuar en consecuencia para corregir el rumbo, gracias a la capacidad de razonamiento de nuestro cerebro y al hecho de que tenemos suficiente información para variar nuestra forma de actuar. Consecuentemente, somos capaces de cambiar las reglas del juego. Está claro que sin conocimiento ni pensamiento eso no sería posible. Ahora bien, también podemos tomar decisiones que empeoren la situación, como sucede actualmente en nuestro país, pues parece que la crisis se puede agravar y, por tanto, a los procesos de presión selectiva que existen hay que sumar las actuaciones erróneas que, en lugar de matizar los perjuicios de la selección, crean más conflictos.

Por tanto, en tiempos difíciles es necesario razonar de manera más asertiva. En este escenario, el pensamiento tiene que estar encarrilado no a conservar lo que tienes, sino a ser capaz de construir positivamente un marco de referencia que te permita salir de la situación en la que te encuentras.

Pensar en tiempos de crisis significa, además, que hay que utilizar el conocimiento para dar forma a una estrategia de adaptación o desadaptación que propicie ventajas nuevas que permitan superar la realidad actual y establecer una nueva relación contigo mismo y con tu entorno. Tenemos que pensar cómo queremos construir una nueva realidad, a la vez que trabajamos en este sentido.