'A propósito de Llewyn Davis' recrea el auge del folk en el Nueva York de finales de los 50

La última película de los hermanos Coen está protagonizada por Oscar Isaac, que opta a un Globo de Oro

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IRENE CRESPO / Nueva York

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“Es una película hecha en Nueva York, por neoyorquinos, llena de neoyorquinos, sobre un tiempo en Nueva York que cambió este país y creo que también el mundo”. Es la definición más precisa que se puede dar de 'A propósito de Llewyn Davis'. Y la dio el propio Llewyn Davis, es decir, el actor Oscar Isaac (Ágora) al recoger un nuevo premio para el último filme de los hermanos Coen. Ocurrió en Nueva York, claro, ciudad adoptiva de estos cineastas de Minnesota que hacen en su película número 16 un precioso homenaje a la música folk que popularizó su paisano, Bob Dylan.

“Teníamos claro el momento cultural que queríamos contar: finales de los 50 y principios de los 60, en el Village de Nueva York, justo antes de que apareciera Dylan”, explica Joel Coen, el mayor de los dos hermanos, el más alto, serio y moreno. “Bob apareció y lo cambió todo. Todo el mundo sabe lo que pasó después, por eso nos parecía más interesante la etapa anterior”. 'A propósito de Llewyn Davis' no habla de Dylan, sino de los años previos, de esos personajes que empezaron tocando en Washington Square y acabaron pululando por Greenwich Village, viviendo de tocar de café en café, durmiendo de sofá en sofá. Habla de una época olvidada por breve, pero fundamental para la cultura americana en general y para la música en particular, y sin la que, probablemente, Dylan no habría sido Dylan.

Gaslight café, 1961. Es la frase que abre la película. Ni el momento ni el lugar elegidos por los Coen son casuales. Aquel año, Bob Dylan había llegado de Minnesota a Nueva York atraído por el revival folk que llevaba gestándose desde mediados de los 50. Su primer concierto lo dio en el Café Wha?, uno de los pocos lugares que aún resiste.

Pero el bar de conciertos más famoso entonces era el Gaslight. “El dueño solo dejaba cantar a Bobby [Dylan] cuando necesitaba vaciar el local”, contó con cierta mala baba Dave Van Ronk, un residente del citado bar y pieza clave de esta época, en sus memorias, 'The mayor of MacDougal Street' [El alcalde de la calle MacDougal], que han sido la inspiración principal para los Coen.

Las aventuras y desventuras de Van Ronk en aquel Nueva York frío y gris (con los colores del álbum The Freewheelin, de Dylan) fueron la base para este Llewyn Davis. “No sé muy bien de dónde salió la idea –recuerda Ethan, el hermano pequeño, más bajito, pelirrojo y que no para de reírse–. Un día Joel dijo: ¿Y si a Van Ronk le pegan una paliza en el callejón del Gerde’s Folk City?”, recuerda Ethan. Y así arranca la película. Gaslight Café, 1961, Llewyn Davis canta Hang me, oh hang me, una de las canciones más famosas de Van Ronk, sale del bar y un desconocido le noquea.

El Gerde’s Folk City (o solo Folk City), en la calle MacDougal, era otro de los cafés-epicentro de la escena folk. Era el más grande y el único con licencia para vender alcohol. Lo regentaba Izzy Young, de quien Van Ronk habla en su libro: “Un día, paseando por MacDougal [entre Bleecker y la calle 3] vi aquel letrero: Folklore Center. Pensé: ‘¿Qué demonios?’. Entré y conocí a Izzy Young, que sería una figura clave en la escena del folk durante la siguiente década”.

Club social de toda una generación

El Folklore Center se convirtió enseguida en el club social de toda aquella generación. “Podías comprar discos de música folk, libros, accesorios...”, explica Van Ronk. Young fue una especie de líder espiritual, de nexo entre todos los músicos que acudían a él tanto si necesitaban una guitarra o dar un concierto como si olvidaban las llaves de sus casas. Si por algo se caracterizó aquella época fue por el sentimiento de comunidad que tenían. Se ayudaban entre ellos, dejaban su sofá a quien lo necesitara, hacían préstamos sin esperanza de cobrarlos. Fue un movimiento que nació pegado a ideales de la izquierda, muy comprometido y político, y también en esto se adelantó a la juventud hippie y antibélica de los 60. Entre sus primeros miembros había gente afiliada al partido comunista y excombatientes de la Brigada Lincoln (los estadounidenses que lucharon junto a los republicanos en la Guerra Civil española).

Los Coen no hablan de política en la película, siguiendo un poco la estela menos radical de Van Ronk. Sin embargo, el Village neoyorquino en los 50 era música y política. Y, por eso, cantaban canciones folk: sencillas, democráticas, populares, nacidas en el campo, en las granjas, que “iban pasando de cantante en cantante”, como recuerda Van Ronk. “En sus inicios, el folk era un proceso más que un estilo”. O como dice Llewyn Davis en la película: “Si no es nuevo y nunca envejece, entonces es una canción folk”. Y estos chicos de ciudad las aprendieron todas gracias al Anthology of american folk music, un recopilatorio de canciones clásicas publicado en 1953 por Harry Smith.

Héroes ‘folk’. “Fue un momento importantísimo para la ciudad”, cuenta el máximo crítico de música popular del diario 'The New York Times', Jon Pareles, tras el concierto Another day, another time, organizado en Nueva York para celebrar la música de la película y en el que cantaron desde Joan Baez y Elvis Costello hasta Marcus Mumford o el propio Oscar Isaac. “Hasta el Village llegaban jóvenes de todo el país –prosigue el periodista–. Granjeros, mineros, soldados... que simplemente querían tocar las canciones que habían aprendido en su lugar de origen”.

Entre aquellos jóvenes estaba Tom Paxton, soldado que viajaba cada viernes a Manhattan para cantar y el domingo volvía a la base militar, una dinámica que continuó hasta que pudo hacer una carrera como cantante folk. Hoy está considerado otra de las figuras importantes de la época. Los Coen, de hecho, se inspiraron en su historia para uno de sus personajes, Troy Nelson (interpretado por Stark Sands), el bonachón amigo de Jim (Justin Timberlake) y Jean (Carey Mulligan), nombres prestados de uno de los dúos más populares del folk sesentero: Jim & Jean.

Los referentes, sin embargo, no son tan sencillos cuando hablamos de una cinta de los Coen: el personaje de Jim canta como Paul Clayton. Y Troy, Jim y Jean tocan en el Gaslight de la película la clásica balada 500 miles que popularizara el trío de los sesenta Peter, Paul & Mary. Así son los Coen, tan cinéfilos como melómanos. Y en parte gracias a la ayuda de un experto y viejo colaborador, el músico y mentor musical T-Bone Burnett. “Viví aquella época. Yo estuve en el Gaslight Café”, dice.

Juntos van más allá en su nivel de detalle por rescatar esos años. Además del enjambre político que era el Village y aunque el folk fue el que acabó triunfando comercialmente, entonces se movían por esas mismas calles los 'bluegrassers' (una modalidad del country), algunos 'bluesmen' y los que quedaban de la generación beat (los amigos de Kerouac, Ginsberg…), que “escuchaban jazz, bebop, consumían drogas duras y odiaban la música folk”, recuerda Elijah Wald, músico y amigo de Van Ronk, y quien se encargó de acabar sus memorias tras su muerte repentina en 2002. 

Esa enemistad latente, 'beatniks' contra 'folkies' (aunque algunos, confundiéndoles por su aspecto con barba y ropas viejas, les llamaran a todos 'folkniks'), folkies contra jazzmen, se convirtió también en una lucha entre generaciones que los Coen cuentan a través del personaje de John Goodman, “la sirena”, según él, de esta “odisea a ninguna parte” que protagoniza Llewyn Davis. “¿Qué tocas? –le pregunta Roland Turner, el personaje de Goodman inspirado en el artista de R&B, Doc Pomus, a Llewyn Davis–. “¿Folk? Pensé que habías dicho que eras músico”, se contesta a sí mismo con ironía.

En la película, Turner y Llewyn se conocen en un viaje en coche de Nueva York a Chicago que este último hace para presentarse ante uno de los grandes productores del momento, Bud Grossman (inspirado en Albert Grossman, quien convirtió en un fenómeno a Peter, Paul & Mary, y a Dylan). Un episodio tomado de El alcalde de la calle MacDougal. “Mi personaje solo está inspirado en Van Ronk, pero no es Van Ronk [que tuvo más éxito que Llewyn]”, aclara Oscar Isaac sobre su personaje en una habitación de hotel en Nueva York, recuperándose aún del concierto de la noche anterior.

“En el libro, él cuenta el pasaje de Chicago brevemente, pero los Coen decidiron fijarse en esa parte porque casi siempre es de esos sentimientos horribles, de la desesperación o del fracaso, de donde nace la música”. Una vez en Chicago, Grossman (el real y el de la película) le hace interpretar un tema. Llewyn Davis, como en su momento hizo Van Ronk, toca un balada folk clásica (en el filme, 'The death of queen Jane').

Solo viejas canciones

“Llewyn quiere ser auténtico y solo canta viejas canciones, pero la cultura a su alrededor se mueve hacia delante –explica Oscar Isaac–. Es curioso, todos decían y querían ser auténticos cuando, en realidad, principalmente tocaban canciones de otros”, añade T-Bone, y dice del que fue su primer maestro: “Todos hacían lo mismo, pero algunos lo hicieron mejor. Y Dylan lo hizo mejor que nadie”.

¿Y entonces qué hará Llewyn Davis: moverse con los nuevos Dylan que quieren avanzar o seguir igual, con sus canciones viejas que no envejecen? Es Grossman quien da la clave: “No veo dinero aquí”. Efectivamente, el dinero estaba en la voz más áspera que se había oído nunca en el Village (y que se oye de fondo en ese Gaslight Café, el guiño final de los Coen). La voz de un joven de Minnesota que, según Van Ronk, en 1961 “gorroneaba comida y dormía en sofás”, con mucha frecuencia el suyo. Un sofá en el que aprendió todo lo que pudo para acabar transformando el humilde revival folk neoyorquino en la gran escena folk, un movimiento mundial que, efectivamente, cambió la música y la cultura para siempre. Oscar Isaac dio en el clavo.

¿Que queda del Nueva York folk?

Del que se ve en la película de los hermanos Coen, queda muy poco. Con el éxito masivo del folk y los conciertos en salas grandes, el público abandonó Washington Square, centro del Greenwich Village, catalizador de este movimiento; y también los pequeños cafés. Solo resisten el Café Wha?, donde cantó Dylan por primera vez; y el Bitter End. Ni rastro del Gaslight, que recrearon para la película en Brooklyn. Y aunque nunca tuvo conciertos, sigue en pie y siempre lleno el Café Reggio, el lugar del primer 'cappuccino' de Manhattan y donde Jean (Carey Mulligan) le echa en cara su desidia a Llewyn (Isaac). Eso sí, la zona, ahora ocupada por la New York University aún es una de las más jóvenes y vibrantes de la ciudad. Probablemente, por eso, Dave Van Ronk no la abandonó hasta su muerte en 2002. En 2004, celebraron su fidelidad poniendo su nombre a una calle.