Ordenadores con patas

"Un dron no es un aparato volador". Carlos Uraga, CEO de Erle Robotics, arranca la imagen profana de cuajo, a lo esparadrapo. "Un dron es un robot que toma datos del entorno e interactúa". Eso quiere decir que la tecno-mascota de todo moderno empezará a tomar entidad de plaga bíblica expandiéndose también por tierra.

El dron terrestre que hace meses corretea de blog en blog es Erle-Spider: una araña versión Terminator. Es un dron terrestre de 35 centímetros, seis patas y "bajo coste" (en el mundo de los drones, eso significa que no pasará de los 500 euros). "El primer ordenador con patas”, resume la compañía del País Vasco Erle Robotics, que lo empezará a vender a principios de septiembre. Es un ordenador que se mueve y también es proveedor de wifi: proporciona internet allá donde se eche a andar. ¿Que para qué sirve? Respuesta automática: para llegar a lugares inaccesibles. Tuberías, zonas conflictivas, catástrofes. Respuesta a largo plazo: servirá para todo lo que sus propietarios quieran. Como los smartphones, dependerá de las apps que uno se descargue en la araña, explica Uraga. Sí, ya hay por el mundo una tienda de aplicaciones para robots y drones. Todos los cerebros móviles de Erle Robotics tienen acceso a ella. Así que lo mismo aparece un Angry drones o se ponen de moda las peleas de arañas, da ideas Uraga.

Erle-Spider tiene el tecno-apellido de moda: Ubuntu. ¿Su fórmula mágica? Se distribuye como software libre. Es decir: se puede personalizar. "Que sea la gente la que descubra los mejores usos de los drones", apunta el CEO de Erle Robotics. Es solo el lejano zumbido del enjambre que se avecina. El de los drones, dice Uraga, "es un mercado billonario". "Cada día surgen cinco empresas nuevas".