Lory Money, el 'youtuber' que vino en patera

‘Youtubers’ hay ya muchos. Lo que empezó hace un lustro como una manifestación más del poder democratizador de internet, capaz de poner la fama al alcance del vecino del quinto, ha desembocado en una inaudita aristocracia de la popularidad. Los nuevos ídolos de la red constituyen la materialización más fresca y palpable que existe del éxito rápido, accesible para cualquier 'mindundi' que disponga de una cámara, una conexión de 3G y algo de desparpajo. Sin embargo, ninguno de esos lozanos ídolos de Youtube –la mayoría veinteañeros ociosos con un pasado tan vacuo como el contenido de sus mensajes– atesora una trayectoria que iguale en dramatismo, intensidad y riqueza a la de Lory Money.

Imposible encontrar a un 'youtuber' de los de postureo 'teen' y gansada boba que sepa lo que es viajar ocho días a la deriva en una patera para colarse como inmigrante sin papeles en un país extraño. Esa muchachada que ha logrado acumular millones de visitas a sus clips sin abandonar las cuatro paredes de sus dormitorios desconoce lo que es malvivir en la calle huyendo de la policía o apañárselas con los pocos euros que deja la venta de discos piratas. 

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La historia de Lory Money, en cambio, está llena de pasajes de esta naturaleza, y otros aún más trágicos, en los que el instinto de supervivencia compone el reverso del sentido del humor que destila en sus vídeos y canciones, llenos todos de sarcasmo, golpes de ingenio y mucha sátira sobre la actualidad y la cultura 2.0, otra particularidad que lo distingue del mayoritario ecosistema 'youtuber', tan abonado a la banalidad. He aquí alguien que triunfa en el popular canal de vídeos con mensajes elaborados y cargados de doble intención, no solo con pose y onomatopeyas gritadas a la cámara.

ÉXITO EN LA RED

Varios de esos lances biográficos los convirtió en piezas audiovisuales que hoy cuelgan en su canal, donde acumula ya 31 millones de visitas y cuenta con 140.000 suscriptores fijos. A ritmo de rap y destilando tanta actitud hiphopera como ironía, Lory lleva cuatro años cantando sobre la dura vida del mantero, la crudeza de las redadas policiales y el 'shock' que supuso para un senegalés como él, nacido en Dakar en 1979, llegar hace una década a un país europeo casi como si lo hubieran soltado en Marte. 

Con similar frescura, el inmigrante ha dedicado también varios vídeos y canciones a sacarle punta, a su manera, a figuras como el pequeño Nicolás, Ana Botella, Urdangarín y Pablo Iglesias, entre otros personajes de la vida pública española, y se ha disfrazado de huertano para glosar las fallas de Valencia, ciudad donde reside, con la misma soltura con la que se ha zambullido en una piscina hinchable en plena vía pública para ofrecer su particular versión del legendario “relaxing cup of café con leche” de la exalcaldesa de Madrid. Vídeos todos plagados de expresiones marca de la casa –“suuu, aha, ya tú sabes, suaj, relajante”– y de una personal adaptación del castellano que hoy forma parte de su identidad en las redes.

Difícil ubicar a una figura como Lory, mitad mago de la viralidad de internet, mitad superviviente; mitad rapero con mensaje social, mitad chusco bufón de nuestro tiempo. Comprender las claves de un fenómeno tan inusual como el suyo resulta más fácil tras la publicación de Lory Money. 'El youtuber que llegó en patera' (Ediciones Península), biografía del inesperado 'rey negro' del canal de vídeos contada en primera persona y a calzón quitado. En sus páginas, aparte de relatar sus andanzas antes y después de hacerse famoso en la red, el trovador ofrece su personal visión de los españoles y las costumbres de este país y revela algunos de los secretos de la viralidad que, a la luz de su experiencia, encierra internet.

SOBREVIVIR GRACIAS AL "SUAJ"

Para curiosidad morbosa de sus miles de fans y asombro de quienes no están tan familiarizados con el mundillo 'youtuber', Lory cuenta en el libro detalles de sus años en Senegal –donde dejó un oficio de sastre y dos hijas recién nacidas de dos mujeres diferentes– y de la épica travesía en patera que lo llevó desde las playas de Dakar a las de Canarias en mayo del 2006. “Nos prometieron que llegaríamos a España en tres días. Al cuarto, varios de los 90 que viajábamos apretados en la embarcación empezaron a tener alucinaciones. Gritaban que veían monstruos y cosas así. Estuvimos a punto de irnos a pique. Al octavo día, cuando ya no nos quedaba comida ni gasolina, nos rescataron a la deriva”, recuerda. Los siguientes años en la vida de Dara Dia –su verdadero nombre– son el relato de una decepción. España no era la tierra de las oportunidades que le habían prometido, sino un lugar hostil que le dio la bienvenida encerrándolo en un centro de internamiento para inmigrantes y que solo le ofreció como salida la venta de artículos pirata en la calle. 

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Pero Lory tenía un arma: su simpatía. Él lo llama “suaj”, una forma de ser alegre y entusiasta que le sirvió tanto para hacer frente a las adversidades –tuvo que vivir un mes al raso en un parque cuando lo echaron del piso que compartía con otros inmigrantes– como para granjearse el cariño de los vendedores y clientes habituales del mercado Central de Valencia, donde solía plantar su manta y se erigió pronto en el gran animador del lugar. 

Fue así como conoció a Cristian Ramírez, un veinteañero que atendía la terraza de un bar cercano y que alucinó cuando escuchó las canciones que Lory se inventaba para matar sus ratos de soledad. Adicto al rap y a los vídeos, Ramírez le invitó a compartir sus aficiones musicales. El primer tema que grabaron juntos, 'Santa Claus', se burlaba del juego del gato y el ratón que el mantero se traía con la policía. Lo hicieron circular vía 'bluetooth' entre los conocidos del mercado y en vista del éxito se les ocurrió grabar un vídeo con la cámara del móvil y subirlo a la red. En una semana sumaron un millón de visitas. Acababa de nacer una estrella.

DIVERSIFICANDO EL NEGOCIO

Desde entonces, Lory y su socio han desarrollado un fino olfato para detectar fenómenos populares –desde memes hasta destacadas noticias de la actualidad política– y convertirlos en canciones de rap. El gran hit lo lanzaron en el 2013, cuando oyeron hablar de una expresión que empezaba a circular por algunos foros de internet y compusieron la letra y el vídeo de 'Ola ke ase'? mucho antes de que la muletilla de marras se hiciera famosa. Con casi 11 millones de descargas, hoy sigue siendo su vídeo más visto.

En estos años, le ha cantado al 'allioli', a las chonis, al Google Maps, al wasap y a los discos del Fary. Se ha hecho un experto en cultura popular española, con la que asegura sentirse identificado. “Los africanos y los españoles tenemos la misma visión alegre de la vida. ¡Cómo iba a sentirme extraño en un país con tantos bares!”. Ahora ya no vive de vender artículos falsos en la calle, sino de los conciertos que ofrece cada fin de semana por discotecas y garitos de todo el país, y aunque aún no ha conseguido regularizar su situación en España, ya tiene firmado un contrato con un sello discográfico y en breve empezará a comercializar una bebida energética llamada como su pócima mágica: Suaj. Inspirándose en el partido de Pablo Iglesias, pero en tono de guasa, dice que quiere crear el partido ‘Molemos’. “Los españoles lo han pasado muy mal en los últimos años, pero ya es hora de regalarles buen rollo. Por mi parte, seguiré haciéndole himnos cachondos a las modas”, promete. Lo que conoció antes de asaltar Youtube le curó de espanto y ahora sólo aspira a vivir del canto. 

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"'El youtuber que lleg\u00f3 en patera'","text":"Mitad memorias de un superviviente de la patera y del 'top manta', mitad manual para triunfar en Youtube, el testimonio de Lory Money es la prueba de que el \u00e9xito en la red solo precisa de la gracia y el desparpajo que el immigrante senegal\u00e9s transmite en sus v\u00eddeos. \u00c9l lo llama \"suaj\"."}}