Lenny Kravitz: "Ya no tengo que enfrentarme a mis miedos"

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dominical 627 lenny kravitz / periodico

ANA SÁNCHEZ / Barcelona

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Si se miraran todas sus entrevistas con un caleidoscopio, seguro que se vería a Dios. “El Jesucristo eléctrico”, le llaman desde hace 25 años. “El Dios del rock”. “El rockero negro más famoso del mundo”. “Oh –responde él con las cejas arqueadas–, ¿dónde ha visto todo eso?”, se ríe. “Solo soy… Soy un artista. Y adoro lo que hago”.

Lenny Kravitz cumplió en mayo 50 años sin rastro de crisis. “Para nada”, responde del tirón. “Es precioso”, asegura. El nuevo Lenny cincuentón mantiene su aura de 'hippy' de clase alta aun sin rastas. Piercings, 'tatoos', pantalones de cuero, tableta de abdominales a juego con la chaqueta y respuestas dignas de un gurú de la autoayuda.

 25 años han pasado desde su debut, 'Let love rule', en el que Jesucristo encabezaba la lista de agradecimientos. Año 1989. Entonces su discográfica aireaba de carrerilla que ese tal Lenny Kravitz fue al mismo colegio de Beverly Hills que Slash, que de niño cantaba ópera en un coro y que tenía de mascotas una iguana, una cacatúa y una pitón. Han pasado 25 años: más de 38 millones de discos vendidos, cuatro Grammy, una hija ya actriz, cantante y modelo, el título de “mayor rompecorazones de Hollywood” y una cola de ex tamaño Inem (Lisa BonetVanessa ParadisNathalie ImbrugliaMadonnaNicole Kidman), pese a los tres supuestos años de celibato de los que presumía en el 2008.

Es compositor, productor, multiinstrumentista (toca todos los instrumentos de sus discos), actor ('Los juegos del hambre''El mayordomo', 'Precious'), diseñador (montó Kravitz Design Inc en el 2003), granjero (tiene un huerto en las Bahamas). Hasta ha hecho lámparas de araña para el Swarovsky Cristal Palace. “Eso no es mucho –replica–. Hay tanto que hacer en la vida... A mí me interesan muchas cosas”. Es como un tiburón: si se para, se muere. “Sí, quizá sea eso [se ríe]. Me gusta cambiar”.

Ahora toca pavonearse. Es lo que significa literalmente el título de su décimo álbum: 'Strut'. Kravitz vuelve a su sonido retro-rock-funk-soul adolescente. El cantante norteamericano ha recuperado, dice, su “viejo espíritu”, el que tenía cuando se hacía llamar Romeo Blue. “Después de 25 años, es bonito tener los mismos sentimientos que tenía cuando estaba en el instituto”, asegura. “Hay muchos romances y sexo y deseo en este álbum. Y también amor –añade–. Eso era muy Romeo Blue”. Y así se siente ahora. “Sí”, reconoce. Sus prioridades a los 50 siguen siendo las mismas: “La familia, Dios, el amor, la música… Ya sabe…Todas las cosas buenas”.

No es que hable ralentizado, más bien es como si el tiempo a su lado pasara a circular en la clavija de 'slow'. Amable, pero escueto. Relajado a primera vista, pero con distancia de seguridad. Escupe casi un no-sé por minuto, a lo infanta Cristina.

Dice que nunca ha vivido como una estrella de rock. ¿Qué hay del sexo y las drogas?

He pasado por todo eso [se ríe]. Ya sabe… [Pausa]. Es… [Otra pausa]. No sé. [1, 2... 5 segundos]. Hay un momento para todo [se ríe].

Tenía a un tipo contratado cuyo trabajo era hacer porros.

Ajá.

¿Ya no?

No. Eso fue hace mucho tiempo.

¿Cuál es su droga ahora?

La vida. La vida en general. Sentirme vivo cada día y experimentar.

¿No hará más promesas de celibato?

No hablemos de tristezas [se ríe].

¿A quién le ha dado todo el amor que tenía? Lo canta en una de sus nuevas canciones.

¡Ah! A varias personas. Aunque esta canción es sobre una en particular [se ríe]. Una en particular.

¿No es tan mujeriego como dicen?

[Se lo piensa]. No sé. No sé lo que consideran ser un mujeriego. Amo a las mujeres, pero… No sé lo que piensa la gente o lo que deja de pensar. Amo a las mujeres, respeto a las mujeres, pero no voy de aquí para allá de mujer en mujer.

Le gustaría casarse.

Me gustaría, sí.

No necesita mucho para ser feliz.

[Asiente].

Un Chevrolet y una vieja guitarra, solía cantar.

Sí [sonríe]. Cuando la vida es simple, eso funciona.

Hace dos discos, decía que se estaba desprendiendo de las cosas materiales a las que se había hecho adicto.

Me desprendí de muchas cosas, sí.

¿Qué le queda?

Aún tengo cosas, pero no tantas. Cuesta trabajo guardar cosas.

¿Y cómo lo lleva?

Simplemente ya no guardo casi nada. Intento vivir con lo que tengo. No tengo muchas cosas nuevas.

¿Le falta algo en su vida?

Yo no lo miro así. Lo que tenga que llegar, llegará en el momento justo.

Eso le convierte en un hombre feliz a todas horas.

Sí. Tienes que estar satisfecho con lo que sucede en todo momento.

¿Y está satisfecho ahora?

Absolutamente.

¿Alguna cicatriz permanente?

No, no tengo ninguna cicatriz permanente.

¿Ninguna?

Quiero decir que las hay, la vida nos deja cicatrices a todos, pero no pienso mucho en ellas para no hacerlas permanentes.

¿No?

No. Tienes que continuar. Aceptar que hay que seguir adelante.

¿Ha perdonado…?

Absolutamente.

¿…a su padre?

Absolutamente. Tienes que hacerlo. Lo perdoné, sí.

Su padre, Sy Kravitz, hijo de exiliados rusos, era productor de la NBC. Su madre, Roxie Roker, era actriz de telecomedias, una estrella a la antigua salida de las Bahamas. Ella murió en 1995; él, en el 2005. Tres años después, Lenny empezó a revelar a la prensa que se fue de casa a los 15 porque no soportaba ver cómo su padre engañaba a su madre.

Su padre era súper estricto.

Sí.

¿Y cómo es el Lenny padre?

 Tendría que preguntárselo a mi hija.

Su hija, Zoë, lo define como “un padre estricto con pantalones de cuero y boa de plumas”.

[Se ríe]. Ella bromea sobre cómo me visto. Estamos muy unidos. Es mi mejor amiga.

¿Es un padre estricto?

 Lo era, un poco, aunque no todo el tiempo. Pero sea lo que sea lo que hice, funcionó bien.

También dicen que es un jefe muy estricto. ¿Es un perfeccionista?

Tengo mi vision, sea lo que sea en lo que esté trabajando. Y hago todo lo posible para hacer esa visión realidad.

¿Dios sigue siendo el centro de su vida?

Oh, sí. Totalmente.

¿Lee la Biblia?

 Ajá. No todos los días, pero sí que la leo, sí.

¿Sigue los 10 mandamientos?

Lo intento.

¿Incluso el 6º: no cometerás adulterio?

Oh, absolutamente [sonríe]. Todos ellos… Todos ellos son retos. Lo hago lo mejor que puedo.

¿Cuál es el reto más difícil para usted?

No sé. Depende. Ya sabe… Todos pecamos a diario.

¿Usted ha pecado hoy?

Todos lo hemos hecho, incluso usted [se ríe]. Llevo haciendo entrevistas todo el día. No he tenido tiempo ni de pensar en ello [carcajada]. Pero estoy seguro de que he tenido algún pensamiento que quizá no era apropiado. No sé [se ríe].

¿Se suele confesar?

No a una persona, sino a Dios. Directamente.

¿A qué tiene miedo Lenny Kravitz?

¿A qué tengo miedo? No sé. Ahora mismo, a nada.

Tenía miedo a volar.

Quiero decir que solía tener miedo a todas horas, pero quizá me cansé. No, ya no tengo que enfrentarme a mis miedos. No. No tengo tiempo para eso.

¿Se arrepiente de algo?

No [lo dice sin vacilar]. No.

¿De nada?

Esas son mis enseñanzas. Son mis enseñanzas. Puedes arrepentirte o aprender de ello. Así que yo elijo aprender.

¿Y qué ha aprendido?

Oh, todo tipo de cosas. Antes me preguntaba si me arrepiento de algo, como si hubiera algo que deseara haber hecho. Siempre puedes pensar: “Podría haber hecho mejor esto” o “no debería haberlo hecho”. Pero asumo que uno puede arrepentirse, que yo pueda arrepentirme, pero aprender de ello. Ese es mi viaje.

¿Y en qué parte del viaje está?

No sé. Simplemente estoy donde estoy. Estoy en un momento en el que disfruto de la vida. De la bendición de la vida. Y saco lo mejor de cada momento.

¿Cuál es su sueño, aparte de producir a Aretha Franklin?

Oh, no lo sé. Continuar creciendo, experimentando la vida. Y estar abierto.

¿No está suficientemente abierto?

Se puede estar más abierto. Hay tanto ahí fuera.

¿Por qué se pavonea ahora?

[Strut] significa estar orgulloso de ti mismo. Deberíamos ser únicos, no intentar ser todos iguales. En la canción, cuando digo “pavonéate”, canto: “Camina seguro de ti mismo y sé tú mismo”.

¿Y quién es usted?

¿Quién soy yo? Depende de en qué momento me pille.

¿Ahora?

¿Quién soy yo? Esa es una gran pregunta. [Se lo piensa]. Soy un ser humano que cabalga por la vida intentando experimentar toda la belleza que puedo.