UN MATRIMONIO MUY NEGRO

Ni la muerte los separa

Por separado son Alexandra Coelho y Alexander Ahndoril, casados y residentes en Estocolmo. Juntos son una de las firmas más brutales del 'thiller' nórdico: Lars Kepler

Los Kepler

Los Kepler / periodico

IMMA MUÑOZ

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La noche cae sobre una bonita casa de veraneo en la costa oeste de Suecia. Dentro, papá y mamá se preparan para acostarse mientras sus tres adorables niñas duermen plácidamente. Fuera no todo es tan tranquilo: dos individuos merodean la casa. Llevan linternas y procuran no hacer ruido. Aun así, un chasquido alerta a la madre, que da un ligero respingo. No es nada, se dice. Un gato, o un vecino buscando a su perro, que habrá saltado la valla. Pero permanece alerta: le ha parecido oír un murmullo y, ahora sí lo ve claramente, un pequeño haz de luz apunta a su puerta. ¿Están tratando de abrirla? “Cariño, en la entrada hay alguien”. De pronto, un golpe. Están llamando. Armados de valor, y de algo un poco más contundente, cruzan el recibidor, se acercan a la puerta de la calle, la abren...

Si esto fuera una novela de Alexandra Coelho y Alexander Ahndoril, la escena acabaría con cuchillos rasgando el espacio y vísceras al aire. Pero esto es el relato de cómo la prensa sueca descubrió quién estaba detrás de Lars Kepler, un autor salido de la nada que en el 2009 había arrasado en las listas de ventas con su primera obra: 'El hipnotista'. Estaban ellos, este matrimonio de anuncio con el que se arruinaría la empresa más popular de Suecia, esa que ha sabido sacar oro de la tendencia de las parejas de hoy a separarse y formar nuevos hogares: a ellos no los despegan ni a manguerazos. Ni en lo personal ni en lo literario.

“Nos encanta estar juntos”, resumen cuando se les pregunta si se reservan algún espacio para estar sin el otro, teniendo en cuenta que comparten la crianza de tres hijas y el desarrollo de un universo literario completo, con sus héroes, sus villanos y sus personajes ambiguos; con sus charcos de sangre y sus destellos de esperanza. Con el trabajo que debe de dar eso. Por eso no tienen ni siquiera previsto recuperar, por ahora, sus carreras individuales. 

TRAYECTORIAS POR SEPARADO

Porque Lars Kepler surgió de la nada, pero los dos 50% que configuran ese todo venían con mochila literaria: él, Alexander (Upplands Väsby, Estocolmo, 1967), escribió su primera novela con 22 años y ha publicado una veintena de obras de teatro y ocho novelas más, entre las que destaca 'Regissören' (El director), centrada en la vida de Ingmar Bergman; ella, Alexandra (Helsingborg, 1966), debutó en el 2003 con 'Stjärneborg' (Castillo de arena), que obtuvo el premio al mejor debut literario en su país. Le siguieron otras dos novelas, de corte histórico. Ni uno ni otra añoran la individualidad perdida. 

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“Estamos disfrutando tanto escribiendo juntos que no hemos sentido la necesidad de retomar nuestras carreras personales. Aún no. Trabajar juntos es un privilegio”, dicen con una sola voz, la que emplean cuando escriben (las respuestas llegan por correo electrónico). La que emplean cuando son Lars Kepler. La que les permite convertir algo tan solitario como escribir en una fiesta a cuatro manos. “La soledad es uno de los aspectos que hacen que ser escritor sea difícil. Es imposible dejar entrar a nadie en el proceso creativo. No puedes compartir lo que te hace arder. Ambos hemos vivido eso. Por eso cuando Lars Kepler llegó a nosotros, hace siete años, de inmediato fue como un 'shock' positivo. La soledad se fue, y la siguió un torrente de inspiración. Escribir juntos es la situación creativa más agradable que hemos vivido”, aseguran.  

SERIE DE DIEZ NOVELAS

Y debe de serlo, porque el ambicioso objetivo inicial de escribir juntos ocho novelas se les ha quedado (con la quinta, 'En la mente del hipnotista', recién aparecida en España, y la sexta en proceso de redacción) ya corto. “Ocho libros nos parecen muy pocos: estamos pensando en una serie de al menos diez”, dicen. Pese a que antes de escribir juntos cultivaban otros géneros, en el negro se sienten especialmente cómodos: “Se ha convertido en una plataforma para las historias contemporáneas: el 'noir' analiza los fracasos de la sociedad, los dilemas morales y las situaciones extremas en las que los personajes se ponen a prueba. Y sin renunciar al entretenimiento”, resumen.

¿Y seguro que dos autores pueden escribir a cuatro manos sin que la cosa acabe en divorcio? ¿No hay uno que intente imponer su criterio por encima del otro? “Compartimos cada parte de la obra: desde la investigación, probando armas y técnicas de combate, hasta la última palabra de cada frase y el más mínimo detalle del argumento. Solo hay una cosa en la que no somos iguales: cuando simulamos una escena de lucha, Alexander es siempre el heroico Joona Linna [el inmigrante finlandés reconvertido en policía de métodos poco ortodoxos] y Alexandra, el villano”, asegura. ¿Asegura quién? Lars Kepler. 

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“Empezamos siempre el proceso de escritura haciéndonos preguntas: ¿qué es lo que nos molesta, qué hace que nuestro corazón se acelere, qué nos asusta? Seguro que nuestros amigos y familiares acaban hartos de nosotros, porque nos pasamos el día hablando de la trama y de los personajes. Todo el tiempo: cuando cocinamos, cuando salimos a comprar para la cena, cuando recogemos a las niñas en el colegio. Si tenemos una idea en mitad de la noche, nos despertamos el uno al otro. Antes de ponernos a escribir a cuatro manos, la trama tiene que estar fijada. Siempre escribimos uno al lado del otro, cada uno en su ordenador. Cuando llevamos una hora de escritura, aproximadamente, intercambiamos las escenas. Cada uno reescribe la del otro durante un rato: llenamos los vacíos, cambiamos lo que nos parece, aportamos nuevas ideas. Y volvemos a intercambiarnos las escenas. Así, hasta que no sabemos quién ha escrito qué. Es entonces cuando Lars Kepler ha sido el responsable del texto”. 

HOMENAJE A STIEG LARSSON

Las voces de Alexander y Alexandra se diluyen en las de ese autor que homenajea, en su nombre, a Stieg Larsson (con quien les parece un honor que les comparen, algo que sucede con frecuencia, porque creen que revitalizó la novela negra nórdica) y a Johannes Kepler, el matemático y astrólogo alemán que aparece en uno de los libros pre-Kepler de Alexandra, protagonizado por el también astrónomo Tycho Brahe. Un autor con una voz “completamente diferente” de la de ellos dos. “Como también lo son sus hábitos”, explican. 

Para Alexander y Alexandra, lo principal son sus tres hijas, pero Kepler les obliga a viajar mucho, a reunirse con lectores, libreros y periodistas. “Difrutamos de esa parte, pero a la vez tenemos que proteger nuestro tiempo de escritura y el tiempo en familia. Ellas saben que pueden acudir a nosotros cuando lo necesitan: estamos casi siempre en casa, en nuestro estudio. Y cuando estamos de promoción, la madre de Alexander se ocupa de ellas, y pasan juntas un tiempo maravilloso”. 

Su día a día empieza llevando a sus tres hijas al colegio, algo para lo que se turnan. El que se queda en casa va preparando el terreno para la escritura: estudio despejado y té para sentarse a plantear los retos literarios de las próximas horas. A ellos les gusta más el café, pero así se van imbuyendo de la voz del autor que va a poseerlos, más dado a la teína. La jornada de escritura puede alargarse: “Al escribir juntos, recibimos inputs nuevos todo el tiempo, así que podemos trabajar con la máxima inspiración horas y horas. Es como una 'jam session' lo que generamos cuando escribimos juntos: un flujo de creatividad con risas, emoción y miedo”. 

Y, a la vista de lo divinos que se les ve en las fotos, ¿también fluye el glamur? “Bueno, escribir no es demasiado glamuroso: es un trabajo duro. Pero es el mejor que conocemos. Por lo tanto, nuestras vidas son glamurosas en tanto que hemos cumplido nuestro sueño: podemos vivir de la escritura”. Y hacerlo juntos, sin miedo a los  “lados oscuros propios que salen a la superficie cuando se investiga una historia y se escribe con el corazón”. Sin miedo a sorprenderse por la capacidad de ser truculento del otro. Juntos en la vida y en la muerte. Y más allá.

EL LIBRO

Una mujer aparece brutalmente asesinada. Minutos antes de su muerte, alguien había colgado en Youtube un vídeo grabado a hurtadillas en su casa. Cuando aparece la segunda víctima del voyeur, la policía decide recurrir al psiquiatra y experto en hipnosis Erik Maria Bark, eje del primer gran éxito de Lars Kepler, el 'thriller' 'El hipnotista', al que siguieron 'El hombre de arena', 'La vidente' y 'El contrato', publicados todos por Planeta.