Jane Austen con Mac

Nació para princesa (llegó a escribirle una carta al príncipe Guillermo de Inglaterra). Nació para princesa, pero acabó en un pueblo, así comienza su prólogo vital. “Desechen todo tipo de paisaje provenzal y añadan polígonos industriales: ahí vivo yo”. Ahí vive ella: Lucía Benavente. Una periodista que lo-dejó-todo-por-amor, confiesa a lo comedia romántica. En su caso, un hombre la llevó al huerto en versión literal: se fue a vivir a un pueblo perdido de La Mancha y ahora es Lucía Be.

Cuentista, dibujanta, diseñadora y sombrerera en sus ratos libres, enumera. Una 'blogger' que empezó en un taller clandestino en el cuarto de la plancha. Ahora la llaman “influencer”, tiene una legión de “chicas Be”, tienda online y un libro: 'La vida es una verbena' (Lunwerg). Su álter ego de papel es una rubia gafapasta con moñete 'hipster' y coloretes victorianos. Una Jane Austen con Mac (este es de pera, no de manzana). Cae bien nada más verla: es una 'trendsetter' miope que a veces se levanta con cara de col de Bruselas y suelta básicos de madre: “Hagan lo que hagan, pónganse bragas”. Su libro descubre –para alivio de las mortales con 'smartphone'– “que la vida Pinterest no existe”. Ofrece un manual de supervivencia para la vida moderna (“menos fotos y más recuerdos”), para ser feliz (“la felicidad también se aprende”), secretos sobre el amor (“el amor verdadero está en la última croqueta”) y una moraleja con zapatos cómodos: “La vida es muy perra, pero siempre hay un motivo para bailar”.