El Gran Wyoming: "La verdadera 'marca España' es la impunidad ante la justicia"

Hace siete años que radiografía la realidad española en 'El intermedio' y ahora amplía su (negro) diagnóstico en el libro 'No estamos locos'

El Gran Wyoming

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"De todas las historias de la Historia, la más triste sin duda es la de España". Jaime Gil de Biedma escribió estos versos en 1962. Hoy siguen vigentes. De eso habla José Miguel Monzón, El Gran Wyoming (Madrid, 1955) en su libro 'No estamos locos'. Habla de nuestra triste historia, en un tono jocoso que se vuelve más y más amargo conforme se van pasando páginas. El popular presentador de 'El Intermedio' escribe de los abusos, el latrocinio y la crueldad como de la verdadera marca España. Alguien tenía que decirlo, y decirlo así, claro, sin medias tintas, negro sobre blanco. La crisis ha sido una bofetada de realidad. Ahora sabemos quiénes somos, cómo somos, cómo es esta España, un país, dice Wyoming, enamorado de las arbitrariedades del señorito. Un país donde se cree que el que paga impuestos es tonto y el que no los paga, un esforzado empresario hecho a sí mismo. Donde las ideas son perseguidas y se fomenta el pasteleo de empresarios y políticos como única vía de hacer fortuna. Donde los patriotas (de todos los colores, de todas las latitudes) se envuelven en sus banderas para hacer negocio. Donde se ríe la pillería y se celebra el pillaje. Donde la corrupción se premia con urnas repletas de votos. Una historia triste. La nuestra.

¿La indignación ha llegado a tal punto que es difícil escribir en tono cómico de España?

Es que estamos en una situación de alarma. Vivimos una época en la que se habla de los problemas que existen para cambiar la Constitución o para plantear referendos. Todas esas cosas parecen lejanas, difíciles. Sin embargo, cambiar todo un sistema es facilísimo. Se hace de la noche a la mañana, y sin contar con nadie. Creen que la última votación es un mandato divino que les da la potestad de hacer lo que les dé la gana. Estos señores no van a solucionar la crisis. Van a utilizar la crisis.

¿Y qué pasará después?

Cuando la crisis se pase no saldremos de una crisis, estaremos en otro mundo. Y esto es lo que nadie les ha mandado. Nadie ha votado eso. La CEOE lleva desde los años setenta pidiendo esta reforma laboral. La pedían también en épocas de bonanza económica, así que no tiene nada que ver con la crisis. Querían "reformas estructurales profundas", que traducido significa la abolición de los sindicatos, la supresión de los convenios colectivos, la eliminación del salario mínimo... ¿La solución es la misma en el mejor momento económico y en el peor? No puede ser, no tiene sentido. Es algo puramente ideológico. Y además es universal. Antes cada país lidiaba con sus crisis como podía y salía de ellas mejor o peor librado. Ahora no. La solución es la misma para todos y el Norte se la impone al Sur. Rajoy, encantado con la victoria electoral de Angela Merkel, la felicita efusivamente. Y ella en su programa lleva una subida en educación, sanidad y pensiones. Pero él hace exactamente lo contrario, rebaja todas esas partidas. ¿Qué pasa aquí? ¿Somos socios o no somos socios?

Las instituciones europeas usan ese término, 'socios de la Unión'.

¡Pues habría que ver dónde está la frontera entre socio y enemigo! De toda la vida los socios son personas que emprenden un negocio juntas y si ganan, pues ganan las dos. Y si pierden, pierden los dos. En Europa no. Aquí unos se están forrando y otros se están arruinando. ¿Por qué gastar más en educación es bueno para usted y malo para mí?

Eso desde el punto de vista europeo, pero en su libro usted se ocupa fundamentalmente de España.

Aquí lo han tenido mucho más fácil. El desprestigio de las instituciones democráticas, en el caso de Grecia, se abordó desde fuera. Aquí no ha hecho falta. Lo han hecho nuestros políticos ellos solitos.

¿Por qué España es como es?

Porque este es el único país del mundo donde triunfó el fascismo.

Y estuvo 40 años…

Efectivamente. En Italia perdió. En Alemania perdió. Después de la II Guerra Mundial, con una Europa machacada que lo había entregado todo, su vida, su sangre, sus hijos, se decide que a aquella gente había que darle algo. Lo decide la derecha europea frente al auge del comunismo en toda Europa. O transigían o aquello se les iba de las manos. Y acaban inventando el Estado del bienestar. Lo inventan, entre otros, los conservadores británicos. Deciden que al pueblo británico le van a dar educación, sanidad y cierto acceso a la justicia. Esos son los pilares de la sociedad moderna.

El Estado del bienestar no llegó aquí hasta los años ochenta.

No llegó porque Franco no era ningún peligro, como no lo era Hitler en un principio. Los aliados no entran en España porque Franco es su amigo. Eso lo estamos pagando ahora. Aquí hay un mito: que el 20 de noviembre de 1975, con Franco mueren 40 millones de franquistas. Esto no fue así. Lo que sí ocurrió es que con la llegada de la democracia el franquismo era algo socialmente mal visto, políticamente incorrecto, y la gente esperó a ver qué pasaba. La cosa salió bien, Europa apoyaba la nueva democracia, pero lo cierto es que había un sustrato sociológico franquista brutal. Cualquier persona de mi edad podrá contar que en su entorno todo el mundo era franquista. Eran "de lo que había", eran "del régimen". Participaban, vivían, convivían "en el régimen". En mi familia lo eran todos, y en las familias de mis amigos también.

¿Por qué nos venden la Transición como un proceso modélico?

Porque no hubo una segunda guerra después de Franco. El miedo era que sacaran los tanques a la calle. Hubo varios intentos, no solo el de 1981. Pero como no pasó, pues todo se dio por bueno. Pero lo que ocurrió es mejor olvidarlo porque fue un proceso totalmente tutelado por el ejército y por las fuerzas del orden. De ahí viene la España actual. El cadáver de Franco se lo llevaron para enterrarlo, pero si lo llegan a dejar todavía hoy habría devotos haciendo cola para presentarle sus respetos.

Usted dice en el libro que aquella España es también la de hoy.

Hay una España franquista, claro. Vemos a los hijos y a los nietos de aquellos levantando el brazo y dando vivas a Franco y a Hitler. Estos chavales no han estudiado Formación del Espíritu Nacional como asignatura. No lo han visto en la escuela. No lo han visto en la calle. Eso lo han mamado en su casa. En ese entorno ha vivido nuestra democracia.

Pero tenemos democracia. Algo es algo.

Sí, pero es una democracia hecha a su medida. En el Reino Unido si un diputado miente en sede parlamentaria no vuelve a entrar allí. ¡Si hiciéramos eso aquí el presidente se tendría que haber ido el primer día! Claro, ¿cómo van a ser partidarios de la Memoria Histórica si niegan lo que hicieron el año pasado? Bueno, el año pasado no, ¡la semana pasada!

La hemeroteca es implacable.

En el programa hemos sacado una entrevista de Aznar cuando era presidente y decía que si de verdad queríamos la paz, había que ser generoso. Hablaba de ETA. Decía que había que acercar a los presos a las cárceles del País Vasco, que había que reducir las condenas y, finalmente, ir soltando a los etarras. Lo dijo Aznar. ¡Si esto lo dice Zapatero queman La Moncloa!

Hubo una época, en los ochenta, en la que hacer exhibición de derechismo estaba mal visto.

Porque entonces aún había vergüenza de lo que habíamos sido. Volvieron los exiliados, volvieron los emigrantes, y ellos sí podían decir cómo era el mundo. Para un emigrante de los años sesenta ir a Ámsterdam a currar no era sólo un viaje geográfico de 2.000 kilómetros. ¡Era un viaje en el tiempo! Ellos sabían que toda esa propaganda franquista que hablaba de la "Europa decadente" era mentira. La versión oficial era que "como en España no se vive en ninguna parte" y que el resto del mundo era una mierda.

Eso lo llevamos oyendo desde hace décadas.

Y en la época de la burbuja inmobiliaria todavía más. Hoy ya no, claro. Bueno, hubo una aproximación seria. Cuando Alfonso Guerra dijo aquello de "vamos a dejar España que no la va a conocer ni la madre que la parió" llevaba razón. Porque yo he visto el medio rural sin agua y sin luz, y cómo la gente hacía su trabajo con los mismos instrumentos que en la Edad Media: la mula, la trilla, las legiones de segadores con la hoz, los jornaleros trabajando prácticamente por un plato de comida... Todo eso lo he visto yo, he visto el mismo mundo que veía el Cid Campeador cuando se paseaba por los campos de Castilla. Había pueblos enteros donde no había ningún baño, ni siquiera en las casas de los ricos. Y de eso no hace tanto tiempo. Yo tengo 58 años, estoy en la flor de la vida. Esa España es contemporánea de los Beatles. Claro, una vez muerto Franco nadie tenía nada que decir. ¡Por vergüenza! Y, sobre todo, no pasó nada cuando hubo unas elecciones generales. Resultó que toda la represión, toda esa gente encarcelada, todas esas familias desgraciadas, todos esos muertos... Todo el mundo se dio cuenta de que habían sido gratuitos. Era mentira que el pueblo español empezaría a asesinar en cuanto le permitieran votar. Era mentira que el pueblo español fuera a ponerse a violar en masa cuando viera a una tía en tetas en el quiosco. Todo eso, todo lo que habían contado durante 40 años, era mentira.

¿Cuál es el verdadero rasgo distintivo de la 'marca España'?

La impunidad ante la justicia.

¿Cómo explica el éxito electoral de un partido profundamente antisocial? ¿Por qué alguien vota contra el futuro de sus hijos, contra la sanidad, contra la educación, contra la viabilidad de su propia pensión?

Esto tiene que ver con los 40 años de franquismo. Por más que se empeñen, el tema de la guerra no se solucionó. En Argentina lo han arreglado. En Chile lo han arreglado. Aquí no. La razón es porque son "de los suyos". El voto a la derecha en España está más relacionado con una cuestión religiosa o mística que con una cuestión política. Es un voto absolutamente inamovible y militante. Todavía hoy siguen siendo la primera opción de voto. Si hubiera elecciones hoy ganarían otra vez. ¿Están dispuestos a sacrificar la educación y la salud de sus hijos? Pues parece que sí. Cuando yo escucho al señor Lasquetty [consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid] descalificar a los médicos de este país cuando es gente que gana 100 veces menos que los médicos de EE UU... Un cirujano español que haga ginecología, por ejemplo, puede operar tres tumores en una mañana. Bueno, pues ese mismo señor en EE UU se puede levantar esa mañana 60.000 euros. ¡Esa mañana! Aquí cobran 3.000 euros al mes. Cuando le oigo descalificar a estos ciudadanos que no han hecho otra cosa que trabajar por nosotros, me digo: "¿Pero este tío quién es?". Porque yo sí sé quiénes son los médicos, son los que han traído al mundo a mis hijos, son los que han ayudado a morir a mis padres, son los que me han atendido cuando he estado enfermo. ¿Pero el señor Lasquetty quién es? ¿Qué ha hecho por nosotros? Nada.

Es alguien que se confiesa inútil para gestionar la sanidad y por eso quiere venderla a la empresa privada.

Exacto. ¿Y qué poder moral tiene este tío para atentar contra este bien social? Ninguno. Bueno, pues le votarían. Esto tiene que ver con una sinrazón que viene de aquello, del franquismo.

¿Ese es también el origen del odio furioso? Estoy pensando en los insultos que le dedican a Pilar Manjón, que perdió a su hijo en los atentados del 11-M.

Cuando Aznar acudió a la comisión sobre el 11-M hubo un grupo de simpatizantes que fue a apoyarle a las puertas del Parlamento y lo jaleaban y agitaban banderas de España. Y cuando después pasaron los familiares de las víctimas les dijeron, literalmente, que se metieran a sus muertos por el culo. Esto no lo ha hecho nunca Herri Batasuna, pero de esto no se habla, ni se quiere hablar.

¿Tiene usted problemas en ese sentido? ¿Puede salir a la calle sin que le insulten?

Hombre, cada día es peor. Yo soy un buen termómetro de la temperatura política. A mí me conoce todo dios, vaya donde vaya. Antes era el rollo bullanguero de: "Hey, ¿qué pasa Wyoming, tronco?". Desde hace un par de años la cosa se ha ideologizado. Ahora la gente me da vivas a España y me grita "rojo", como insulto. "¡Rojo, que eres un rojo!", me dicen. Además, como tengo pasta, en las radios dicen que soy "el progre oficial de España". Dicen que ser rico y rojo es muy fácil. No, macho, no. Lo fácil es ser rico, jugar al golf y ser de derechas, eso es de puta madre. Si tú eres rojo y con pasta no recibes más que hostias.

¿Hay esperanza? ¿Podemos pensar que va a cambiar algo?

Según las encuestas, no. Esto es lo que el pueblo desea. ¿Eso significa que debemos tragar con la mentira? No. Yo no me voy a callar. Creo que los hijos de los obreros deberían tener acceso a una educación de calidad, y eso, por lo visto, me convierte en un hijo de puta. Bueno, pues lo pensaba con 18 años y lo sigo pensando con 58. Y me moriré pensándolo.

Tal y como está la cosa, hay mucha gente, dentro y fuera de Cataluña, que coincide con Albert Pla: les da asco ser españoles. ¿Usted qué opina?

Me parece que la declaración de Pla es absolutamente legítima. Es lo mismo que si alguien dice que quiere ser americano. ¿Dónde está el problema? Lo que me parece ridículo es que le hayan anulado conciertos. ¿Qué significa que te dé asco ser español? Que tienes que tragar con una mierda que otra gente no traga. Los ingleses no tienen que tragar con esta mierda, por ejemplo. Los ingleses pueden elegir a la Thatcher y luego lamentarse de su propia estupidez, pero nada más. Este verano visité Indonesia. Allí no saben donde está España. Pero lo que sí saben es que es un país de corruptos. Te lo dicen los camareros de los bares. Todo el mundo sabe lo que pasa aquí.

Supongo que le habrá llegado el clamor de la gente que quería que usted fuese el Beppe Grillo español.

Sí, pero yo no tengo ningún interés en dedicarme a la política. En primer lugar porque no tengo vocación de servicio público.

¡Hombre, como el PP!

Claro, y por eso yo se lo recrimino a ellos. Es que estos señores no han venido a servir a la ciudadanía. Estos señores han venido a forrarse. Eso no lo puede negar nadie. Ellos lo llaman "ingeniería financiera". En mi barrio se llama "robo". Un político coge los impuestos de los ciudadanos y se los da a una empresa y al día siguiente sale de la política y aparece como consejero de esa empresa, como ha pasado en Madrid con las compañías concesionarias de la Sanidad [los exconsejeros Juan José Güemes y Manuel Lamela están imputados por presuntos delitos de prevaricación y cohecho]. ¿Qué han hecho? Pues coger el dinero de los ciudadanos y, a través de una empresa, metérselo en su puta cuenta corriente. Es así de sencillo. ¿Qué responden a eso? Dicen: "Es que es legal". Claro, porque la ley la haces tú. Lo que yo te pregunto es para qué cojones te han nombrado consejero de Sanidad, para qué cojones estás cobrando. ¿Para gestionar los bienes de los ciudadanos o para labrarte un futuro? Esos políticos, todos, acaban en los consejos de administración de las empresas energéticas. Hemos sufrido una subida brutal de la luz, pagamos la electricidad más cara de Europa, y el Gobierno tiene poder para controlar eso, para regularlo. Estas empresas están dando beneficios supermillonarios. Bueno, pues hay una subida de las tarifas de la hostia cuando el pueblo está arruinado. ¿Esto cómo se explica? Se explica porque ellos son consejeros de esas empresas en cuanto salen de la política. Y dicen: "Es que es legal". ¡Váyase usted a la mierda con la legalidad y, dentro de la legalidad, haga usted algo por la ciudadanía aparte de por su puto bolsillo!

Entiendo que usted descarta cualquier forma de entrar en política. ¿Incluida la de presentarse a alcalde Madrid?

Hombre, ese sí sería un trabajo bonito. Y si yo fuera alcalde, Madrid sería la hostia.