Frederick Forsyth: "Al-Qaeda es el peor riesgo al que nos enfrentamos"

El escritor inglés, que presenta 'La lista' anuncia: "Los espías actúan ahora en el ciberespacio"

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BEGOÑA ARCE

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Todavía hoy, cuando ve un avión de combate, Frederick Forsyth querría estar sentando en la cabina, pilotando la nave. Y cuando observa a los reporteros cubriendo en directo la revolución que ha estallado en algún lugar del mundo, siente de pronto que querría estar sobre el terreno contando aquello. “Me pasa a veces, pero es pura nostalgia, nada más. Tengo 75 años”, dice riendo.

En 1970, el escritor británico ya había dejado atrás una carrera muy precoz como piloto en la Royal Air Force y 12 años en el periodismo. Había sido corresponsal y enviado especial de la agencia Reuters y de la BBC. Pero al verse sin trabajo ni dinero, se “resignó” a ser escritor. Aquello no entraba en los planes de un tipo al que le iban los viajes y la acción, pero desde entonces lleva vendidos más de 70 millones de ejemplares.

“Dejé de ser piloto y la carrera militar porque quería ir a los escuadrones de combate –recuerda el autor de thrillers como Chacal, Odesa o El cuarto protocolo–. Me dijeron que no tenía la menor posibilidad, porque yo no había salido de la escuela de oficiales de Cranwell. Quizás podría ser piloto de transporte, pero lo más probable es que aterrizara en un despacho y eso no era para mí”.

El joven Forsyth tenía ganas de aventura y de viajar. “Después de ser piloto de combate, mi ambición número dos era ser corresponsal en el extranjero. Yo venía de un pueblo pequeño en Kent y pensé que como no tenía dinero, la mejor manera de ver mundo era convertirme en periodista. Fui corresponsal para Reuters en París, Berlín Este, Roma, Madrid y Bruselas. Después entré en la BBC y fui a África. Fueron años muy buenos”.

Reportero 'freelance' en África

Forsyth cubrió la guerra civil entre Biafra y Nigeria, pero rompió con la BBC porque no coincidía con su línea editorial y terminó trabajando como reportero 'freelance'. Cuando regresó a Londres a finales de 1969, no tenía ni un penique ni un lugar donde vivir. Un amigo le dejó el sofá del salón y la mesa de la cocina, donde con una máquina de escribir Empire Aristocrat compuso en 35 días una novela sobre los intentos de asesinato del general De Gaulle por parte del grupo terrorista francés OAS. 'Chacal' fue un éxito imponente y totalmente inesperado. “Si me pregunta qué pasaría ahora con alguien como Chacal, mi respuesta es que le pillarían. Así de simple”, afirma el escritor durante una relajada charla en un hotel de Londres. “La tecnología es ahora mucho mejor y si alguien quisiera asesinar al presidente de Francia con el conocimiento del 'establishment', tal y como ocurre en el libro, le pillarían en cuestión de horas. No solo podrían oír sus conversaciones telefónicas, también sabrían dónde está por el simple hecho de usar el móvil”.

La tecnología es uno de los protagonistas de 'La lista' (Plaza & Janés, 2014), la última novela de Forsyth. La historia se centra en la persecución de El Rastreador, un marine que con la ayuda de un hacker adolescente con síndrome de Asperger, se lanza a la búsqueda de El Predicador, un propagandista de Al Qaeda, cuyos sermones en Internet tienen el poder de convertir a jóvenes musulmanes en miembros de la jihad. “Me inspiré en un personaje real que ya ha muerto. Era mitad americano, mitad yemení. Fue a la universidad en Nuevo México. Empezó a predicar en Washington como musulmán y finalmente se volvió a yihadista. Hablaba inglés perfectamente y de esa forma podía dirigirse a jóvenes musulmanes, sobre todo aquí en Occidente, porque muchos de ellos no pueden hablar árabe”.

El Predicador fue incluido la lista que elabora y revisa cada semana la Casa Blanca y en la que están los nombres de los enemigos a eliminar. “Finalmente fue localizado en un Toyota Land Cruise en un pueblo en el norte de Yemen. Le identificaron desde Nevada y le dispararon. La orden de ejecutarlo la dio una mujer, que era miembro de las Fuerzas Aéreas. Dos misiles le hicieron pedazos”.. Estados Unidos, señala, tiene una unidad de cazadores de terroristas llamada TOSA.

Reaccionar tras los ataques del 11-S

Después de leer sobre el incidente, Forsyth decidió que su próximo villano literario sería un predicador de ese tipo. En su relato es un paquistaní que habla un inglés perfecto. “Ahora mismo hay yihadistas en Siria que hablan con acento de Yorkshire” y lamenta que el Reino Unido haya reaccionado muy tarde a la hora de combatir el terrorismo islámico. “En Estados Unidos tampoco se tomaron suficientemente en serio a los fundamentalistas cuando en 1993 ya trataron de volar el World Trade Center poniendo un coche bomba en el aparcamiento del sótano. Después vinieron los atentados contra objetivos norteamericanos en Oriente Medio y en África. Pero solo reaccionaron tras los ataques del 11 de septiembre”.

La respuesta de las autoridades en Washington fue entonces, según su punto de vista “exagerada”. “Metieron billones y billones de dólares en contraterrorismo. El resultado es que ahora vas a un aeropuerto en Estados Unidos y da igual si eres británico o eres español. Nos tratan a todos como sospechosos de ser miembros de Al Qaeda”. Erradicar el fundamentalismo es una guerra difícil de ganar. “Al Qaeda es el mayor peligro al que nos enfrentamos. La única fuerza que quiere matar indiscriminadamente, a diferencia de los gángsteres que suelen matarse entre ellos, excepto cuando matan a todo el mundo”. 'La Lista' será llevada al cine por el director británico Rupert Sanders ('Blancanieves y la leyenda del cazador').

"Snowden es un traidor"

Forsyth tiene fama de peleón y de no morderse la lengua al hablar de sus ideas conservadoras y de sus principios patrióticos. Por ejemplo, es patrón de la asociación Better Off Out, que milita por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Ocasional comentarista político, detesta a los laboristas y especial a Tony Blair. Su juicio sobre el ex analista de la CIA Edward Snowden es tajante: “Yo creo que es un traidor. En Occidente estamos tratando de defendernos lo mejor que podemos y lo que ha hecho Snowden es como si tu amigo le diera a los ladrones el código de entrada de tu casa que tú le habías confiado. Eso es lo que ha hecho. Le ha dicho a los terroristas cómo penetrar las barreras de defensa”.

El que haya terminado refugiándose en Rusia confirma para él ese perfil de traidor. “Los rusos no van a extraditarle. Putin es tan anti occidental como lo fue Kruschev en su día. Putin es intocable. Tiene la mafia, el ejército, los espías. Todos trabajan para él y aunque hay gente que dice que es honesto, no lo es. Es un multimillonario. Se estima que tiene 25.000 millones de dólares americanos. Se lleva un porcentaje de cada negocio que se hace en Rusia”.

Las nuevas tecnologías han cambiado la manera de hacer la guerra y de organizar el espionaje. “La guerra ahora está en el ciberespacio. Conocer las comunicaciones del enemigo es algo que se remonta a la Biblia y ciertamente a la época de la reina Elizabeth. Ahora no se escucha a través de las paredes, los enemigos practican el ciberterrorismo y tienen a gente muy muy competente. Nos defendemos con ordenadores y nos atacan con ordenados. Rusia es un país muy agresivo en el ciberespacio. China lanza unos mil ataques diarios contra objetivos de Estados Unidos, tratando de penetrar en bancos de datos donde hay almacenada información. Por eso es terrible que Snowden pudiera tener 250 millones de documentos en algo tan grande como un lápiz”.

Temas muy de macho

Por eso el universo literario de Forsyth está poblado de espías, mercenarios, diplomáticos, traidores, secuestradores y por supuesto terroristas asesinos. Tiene fama de poseer muy buenos contactos en esos círculos, que le proporcionan información para documentar sus relatos. El cuidado de los detalles es otra de sus señas de identidad. “Hago largas investigaciones, porque al igual que los periodistas que cubren una determinada información delicada, estoy obsesionado con los hechos, y eso significa comprobar e investigar. Por ejemplo en este libro he investigado a fondo cómo funcionan los drones. Soy muy curioso, me pregunto siempre cómo funcionan las cosas”.

En sus aventuras hay también mucha testosterona y pocas mujeres. “Es así. Solo puedo escribir sobre cosas que me interesan. Creo que mis gustos son los de muchos hombres maduros, que posiblemente son la mayor parte de mis lectores. Así que me intereso por temas muy de macho. Nada de romances ni de asuntos amorosos” Y con total franqueza confiesa antes de despedirse que no comprende en absoluto a las mujeres. “No entiendo para nada la psicología femenina. No tengo ni la menor idea de lo que las mujeres piensan. Así que escribo de lo que sé, de las fuerzas especiales de seguridad, de criminales y todas estas cosas”.