Conozca a Josep Maria Mainat como la palma de su mano

Le leemos la mano al ex-'trinco', que acaba de ser padre con 69 años. "Tengo miedo a envejecer", dice. Aquí habla de ciencia, cáncer y de los mazazos que le ha dado la vida

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ANA SÁNCHEZ

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Piensa vivir 120 años. Como mínimo. Si consigo vivir más de 100... En 30 años espero que la medicina me permita alargarlo un poquito. Y con esos años de propina, otra vez la medicina [se ríe] me dará más años. Con lo cual, esto puede entrar en un bucle. No sé si me va a pillar a mí, pero a mi hijo, que acaba de nacer, seguro.

Acaba de tener a su quinto hijo con 69 años. Sí.

¿Tiene la fórmula de la eterna juventud? Es muy sencilla: primero, una alimentación sana y equilibrada. Fumar cero, y alcohol... No hacer excesos. 

Usted ya tuvo excesos en la época de La Trinca. En aquella época éramos todos muy 'hippies' [se ríe]. Alcohol, sin excesos, lo mismo que otras sustancias recreativas. Yo no tomo nada, pero un día no es grave. Y moverte, hacer ejercicio. 

Y practicar sexo. También. Y darle retos al cerebro. No dejar que se amuerme. Y mantener una vida social: tener amigos, salir, tener cosas que hacer. Con todo esto, estás más joven. 

A este paso será el nuevo Jordi Hurtado. Sí, sí, sí… [se ríe]. Pero esto lo puede hacer todo el mundo. 

Quería montar una clínica ‘antiaging’. Sí, lo intentamos con unos colegas y algunos doctores. Pero en España no acaba de estar bien resuelto el tema. Yo voy a un doctor que está en Bélgica y hago tratamientos para intentar no envejecer. 

Ah, ¿sí? Cada medio año voy allí y y hacemos una analítica muy completa. E intentamos dejar que mi balance hormonal sea el que tenía con 40 años o 30. 

Entonces, ¿cuántos años tiene en realidad? Yo creo que biológicamente estoy en los 40. 

¿Quiere ser inmortal? No necesariamente. Quiero vivir muchos años. Quiero ver lo que pasará dentro de 20 años, 40, 50, 100, 200. Ojalá lo pudiera ver. Morirse es una mierda.

Pero no le da miedo morir. Pero eso no quiere decir que no me haga mucha ilusión vivir mucho. No tengo miedo a morirme, tengo miedo a envejecer. A la decrepitud. No quiero ser viejo.

¿Por qué? Porque no. Yo quiero vivir muchos años, pero no ser viejo [carcajada].

El año pasado le detectaron un cáncer.  Sí. Sí, sí. Me lo detectaron por suerte de una forma muy prematura. Me quitaron un trozo de estómago.

¡El 80% del estómago!  Sí, sí, sí. Un trozo [se ríe].

¿En qué le ha cambiado? Me cambia en que tengo menos hambre, con lo cual he adelgazado 15 kilos. 

¿Y de cabeza? No, de cabeza no me ha cambiado nada. 

Su hermano murió de cáncer. Sí. Mi hermano murió de cáncer, sí. Y el cáncer, aunque no está muy claro si es hereditario o no, sí que es cierto que va por familias. 

¿Es su palabra maldita? No debería ser una palabra maldita. Debería ser una palabra que dijéramos continuamente hasta que la curemos. Yo confío en la genética para eso. 

Ha recibido muchos mazazos en la vida. Sí. Sí, sí. 

Su madre… Mi madre, sí, murió jovencísima. 

Con 45 años. Con 45, sí. 

La atropelló un coche. Fue horrible.

¿Cuántos años tenía usted? 25, 26. 

¿Detuvieron al conductor? Sí. Un chico que conducía a una velocidad exagerada por medio de Canet.  Mi madre cruzaba la carretera y se la llevó por los aires. Quedó ya en coma. Es como: “Oye, tenías madre y ya no tienes”. Cooooñooo. Te queda un vacío… Y luego fue la muerte de mi hermano Joan Ramon, después de tres años con cáncer de colon, que es otra manera de ver morir a una persona. El vacío que deja también aun sabiendo que se va a morir...

Le ha puesto a su hijo Joan Ramon. Creo que es bueno que haya otro Joan Ramon Mainat. Ojalá me salga tan sensato y tan buena persona. 

¿Conoció al conductor que atropelló a su madre? Sí. En un juicio lo vi. Era un chaval. Estaba acojonado, arrepentido… Pero un insensato.

¿Le entraron ganas de vengarse? No, no, no. Me dio un poco de pena, porque estaba destrozado. Venganza, no. Rabia. De decir: “Imbécil, me has robado a una persona fantástica”. 

¿Qué es lo primero que hará cuando cumpla los 120 años? A partir de los 100, pienso celebrar cada año una fiesta impresionante [se ríe]. 


“Los reyes Midas del Maresme”, les llaman a usted y a Toni Cruz. Ah, ¿sí? No todo lo que tocamos se convierte en oro. Ahora no se lo voy a contar [se ríe], pero hay cierta lista de fracasos.

Podría vivir sin trabajar. Sí. [Se lo piensa mejor]. 200 años, no [se ríe]. El problema de la longevidad es que, si no entra dinero, se termina tengas el que tengas. Yo no soy rico.  

Millonario será. Rico es Botín o el señor Amancio Ortega. Si no dejas de hacer nada, el dinero se acaba [se ríe]. 

Depende de los ceros que haya. Normalmente, la gente que tiene muchos ceros también gasta muchos ceros. 

¿Usted gasta muchos ceros? No, no, no. Tengo una vida, no le diré sobria, pero muy ordenada. 

¿Cuánto dinero lleva encima? ¿Encima? No llevo ni cartera [se ríe]. La riqueza de las personas no se mide en billetes. Las personas más ricas tienen negocios, propiedades, empresas, patrimonio... Yo tengo algo de todo eso, pero dinero en el banco no tengo [se ríe]. 

A estas alturas, ¿Toni Cruz es socio, amigo, pareja de hecho? Las tres cosas, prácticamente. Somos amigos desde que teníamos 13 años. 

¡13 años! Sí. Llegó a Canet de Mar a los 13. Nos veíamos en el tren cada día. Y en el tren nos hicimos amigos.

Y le ve cada día desde entonces. Sí, cada día le he visto. 

¿Tareas pendientes? Tengo muchos proyectos encima de la mesa. De televisión. Algunos muy grandes y fantásticos que, si salen, pueden ser la bomba. 

¿Otro ‘Operación Triunfo’? Más. Yo quiero inventar un género. Algo que no se haya hecho nunca. 

¿Ya lo tiene en mente? Disparo en dos direcciones, sí. Falta convencer a las cadenas, que son muy reacias. 

¿Seguro que no volverá La Trinca? ¿Por qué no? 

Siempre han dicho que no. Toni dice que no. Yo una vez dije que cuando Catalunya fuera independiente. Igual me toca volver a ensayar. 


Después de tanto cantarlo, habrá tenido alguna novia pechugona. Ninguna cosa exagerada [se ríe].

¿Se toma el amor a pecho? No, no soy 'pechugón' yo. Lo más importante que busco en una mujer, y esto parece un tópico, es la conexión. Que no nos peleemos por tonterías. Y para eso se necesita un cierto sentido del humor, un cierto saber estar, no discrepar en cosas fundamentales. 

Dice que es difícil tener una relación de 20 años. Sí, es difícil, pero yo lo estoy consiguiendo ahora. No llevo 20 años, pero Ángela, mi esposa actual…

Su tercera pareja. Es la primera con la que me he casado. Con Rosa Maria Sardà no estuve casado por distintas razones. La primera, porque cuando la conocí, ella estaba separada, pero no divorciada. Creo que ni siquiera existía el matrimonio civil legal. Y cuando ya se pudo casar, llevábamos 10 años juntos [se ríe].

¿A la tercera va la vencida? Yo creo que mi esposa actual será la última. No porque yo me haga viejo, sino porque creo que congeniamos mucho. En todo aquello que puede crear conflictos, curiosamente, ahí estamos de acuerdo.

¿Alguna locura por amor? Casarse a los 60 es una locura, ¿no? 

Y tener un hijo a los 69. He tenido dos con Ángela [su primera hija en común, Jana, tiene 4 años]. 

Su hijo mayor tiene 40. Pol.

Usted solo criará a la generación X, Y y Z. Es que han muerto muchos Mainats. Murió mi hermano, murieron mi padre y mis dos tías... Todos eran Mainats. Habrá que hacer más Mainats [se ríe].