Claudia Bassols y Jan Cornet, entrevista-degustación

Ella acompañó a Gwyneth Paltrow en su gira gastronómica por España. Él fue chico Almodóvar. Ambos comparten mantel en la película 'Menú degustación'

ANA SÁNCHEZ / Barcelona

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Son dos actores con manchas en el expediente. Manchas de comida.

Ella: Claudia Bassols. 33 años. Su GPS acumula básicamente direcciones de restaurantes en los que repetir. Gastro-secuela forzosa tras acompañar a Gwyneth Paltrow en el periplo culinario de la serie documental 'Spain... on the road again'.

Él: Jan Cornet. 31 años. Ex chico Almodóvar. En su habitación tiene el Goya al mejor actor revelación 2012. Le queda pendiente otra revelación con delantal: si no hubiera sido actor dice que habría sido cocinero. “De hecho, aún estoy a tiempo”, se ríe. “Tal como están las cosas”.

Era de prever que ambos terminarían metiéndose hasta la cocina: son pareja de mantel en 'Menú degustación', película con calorías que firma Roger Gual. Sinopsis deconstruida: es la última noche en el mejor restaurante del mundo. Comedia coral con vistas a la Costa Brava y emplatada por los Roca, los del mejor restaurante del mundo de verdad. Así que nadie podrá negar que Cornet y Bassols están para comérselos. Para abrir boca, una entrevista-degustación.

¿Sabor?

Claudia Bassols: Salada [se ríe].

Jan Cornet: Yo soy dulce.

Ingredientes básicos: ¿tienen huevos?

C. B.: Sí, los tengo.

J. C.: [Se mira la entrepierna]. Creo que sí [dice riendo].

¿Mucha pasta?

C. B.: La justa.

J. C.: Soy más de arroz.

¿Están reservados o les quedan mesas libres?

J. C.: [Carcajada] Yo tengo todo el restaurante libre [habla riendo]. No viene nadie. Estamos en crisis.

C. B.: Sí, reservada.

¿Cómo se conservan?

C. B.: Al aire libre.

J. C.: Bebiendo cerveza.

¿Están quemados, lo tienen crudo, les tienen fritos?

J. C.: Quemado, no.

C. B.: Crudo, no. Y yo frita, tampoco. [Mira a Jan] ¿Tú?

J. C.: No, no, no.

C. B.: Al punto.

J. C.: Estamos ahora mismo al punto.

¿Se la suelen dar con queso?

J. C.: Y a veces roquefort [se ríen].

¿Qué les parece pan comido?

J. C.: Demasiado fácil [sonríe].

A Claudia le es fácil hacerse la sueca. [Habla sueco, aparte de inglés, castellano, catalán, francés e italiano].

C. B.: El sueco me encanta. Es muy divertido.

[A Jan] ¿Puede competir con eso?

J. C.: [Se ríe] Yo le monto los muebles de Ikea.

C. B.: Eso es más chungo [carcajada].

¿Qué les sabe mal?

J. C.: A mí me sabe mal lo que está pasando con la cultura en España. Los recortes, las pocas ayudas, sobre todo lo del IVA.

C. B.: Yo tengo la paranoia de que se nos están atrofiando los sentidos.

¿Por qué?

C. B.: A veces me fijo y veo gente que está toda la cena así [teclea en un móvil invisible] con la Blackberry. Pocas veces se miran a los ojos. Me sabe mal que poco a poco perdamos la capacidad de los sentidos. ¿Sabe lo que quiero decir?

La gente está siempre en otra parte.

C. B.: Exacto, siempre en otra parte. El no estar presente. Creo que es más básico de lo que pensamos: estar con una persona de verdad, aunque sea dos segundos.

Tienen olfato para...

C. B.: Para muchas cosas. Para vivir la vida más intensamente.

J. C.: Meterme en líos interesantes.

Líos interesantes como...

J. C.: Proyectos que dices: “Guau, difícil”, y después aprendes mucho.

Le gusta complicarse la vida.

J. C.: Sí. Me gusta que sea más difícil que fácil.

¿Han aprendido a cortar el bacalao?

C. B.: Estoy en ello [sonríe].

J. C.: Yo necesito más clases.

¿Al menos ya saben dar la vuelta a la tortilla?

J. C.: Eso sí.

C. B.: Sí, yo también.

Jan suele decir que es más de paseos que de tranquimazines.

J. C.: Me gusta pasear los nervios.

C. B.: A mí también. Caminar. Y si es descalza, mejor.

J. C.: [Se ríe] La verás un día descalza en la Gran Vía.

¿A quién se encuentran hasta en la sopa?

J. C.: A mí mismo.

¿Se harta de sí mismo?

J. C.: Todos los días.

C. B.: Sí, comparto ese sentimiento.

¿Son de los que rompen moldes?

C. B.: Espero que sí [se ríe].

Usted canta, baila flamenco, ballet, claqué, jazz, toca la guitarra y el piano.

J. C.: [Habla en susurros] Me estoy sintiendo un inútil. [Se ríe] Un completo inútil. Tú hablas 25 idiomas, bailas de todo y ¿qué hago yo? [Coge el vaso de agua, hace un amago de tirárselo sobre la cabeza].

¿Les han pillado con las manos en la masa?

C. B.: En Los Ángeles me¿ Los polis, cuando te pasas un poco de la velocidad, ponen las sirenas en plan show. Officer Kaplan, se llamaba. Se me quedó grabado.

¿Jan?

J. C.: Yo no. Soy muy, muy cuidadoso y cauto [sonríe].

Les importa un pimiento...

J. C.: Las discusiones de pareja.

C. B.: Esos programas en los que se ponen todos a gritar.

¿Dónde están en su salsa?

C. B: Rodeada de naturaleza. Por muy pequeñita que sea. Ver un árbol. [Se ríe]. Con música.

J. C.: Yo con mis amigos y unas cervecitas. Y música.

La última vez que se les fue la olla.

C. B.: Cada día [se ríe].

¿Cómo?

J. C.: Tiene serios problemas de¿ [Hace el gesto de beber con los dedos. Carcajada general].

C. B.: Defina “irse la olla”.

Hacer alguna locura.

C. B.: Defina “hacer una locura” [se ríe].

J. C.: Defínelo tú [se ríe].

C. B.: Locura = algo que se sale de lo normal. Claro que se me va cada día [carcajada], porque normal no soy.

Defina “normal”.

C. B.: Exacto [se ríe]. Me dan ataques de ponerme a cantar muy así en el coche, pero eso no es tampoco irse la olla.

¿Jan?

J. C.: Soy una persona muy, muy¿

C. B.: Cauta y... ¿cómo era más? [se ríe].

J. C.: Muy centrada [carcajada]. A veces pienso en la profesión que he escogido, que me parece una locura.

¿Les han mandado a freír espárragos?

C. B.: Montones de personas.

¿Por qué?

C. B.: Esto está pareciendo una terapia rollo Woody Allen [se ríe]. ¿Por qué? Mi hermana me manda a freír espárragos si me pongo en plan pesada. La familia te manda a freír espárragos rápidamente [se ríe].

J. C.: A mí todas mis novias me han dejado.

Le iba a preguntar por qué, pero...

J. C.: No quiera ir...

C. B.: No quiera ir por ese camino. No analicemos esos detalles [se ríen].

J. C.: Siempre me mandan a freír espárragos.

Se habrá hecho vegetariano.

J. C.: Soy vegetariano [sonríe]. No, no.

¿Montan muchos pollos?

J. C.: No.

C. B.: No.

Pero a Jan le gusta mucho el AVE.

J. C.: [Se ríe] Me encanta el AVE.

C. B.: A mí también.

¿Lo más difícil de digerir en su vida?

C. B.: Cuando te deja un ser querido. La muerte. Los atentados siempre me han impactado un montón. Últimamente no miro ni las noticias.

J. C.: Yo no entiendo las guerras. Todo es por una cosa económica o de poder.

Llegamos a los postres: les suelen dar las uvas con...

J. C.: Con muchas cosas. Yo soy de tomarme mucho tiempo.

C. B.: Yo también.

J. C.: Desayunando en terrazas.

C. B.: Uy, sí, desayunando.

J. C.: Los actores no trabajamos¿ [se ríen los dos].

C. B.: Y vamos a un ritmo un poco...

J. C.: Tenemos mucho tiempo para que nos den las uvas.

¿Qué les pone a punto de caramelo?

J. C.: Los olores. Un perfume, una piel.

C. B.: Yo tengo una adicción al chocolate increíble. Sé en cada ciudad dónde ir para conseguir el mejor postre de chocolate.

¿Son de los que pagan los platos rotos?

J. C.: Yo me hago el sueco [se ríe]. Ya que no hablo sueco, me lo hago [se ríe. Mira a Claudia] Tú también.

C. B.: Yo estoy en otro mundo [ríe].

¿Cómo recomiendan comerse el mundo?

C. B.: Con alegría y con las manos.