Channing Tatum: "Todo es cuestión de suerte"

La interpretación salvó al protagonista de 'Foxcatcher' y 'El destino de Júpiter' de una vida marcada por el alcohol y las drogas

Channing Tatum

Channing Tatum / periodico

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Channing Tatum es el rey de la pista. Bailando con su esposa, la también actriz Jenna Dewan (Connecticut, EEUU, 34 años), es el centro de todas las miradas en la fiesta que los estudios Warner Bros ofrecen hoy a sus ganadores en los Globos de Oro. Y nadie exuda mejor ese olor a victoria que un joven Tatum (Alabama, EEUU, 34 años) en la cresta de la ola de Hollywood. Una pena que, de todos los presentes en esta celebración, Tatum sea de los pocos que no ha olido el oro. Ni tan siquiera estaba nominado. Mientras los chicos de 'Boyhood' dan saltos de alegría con el premio, Michael Keaton recupera con este galardón (por 'Birdman') la fama perdida en estos últimos tiempos y Eddie Redmayne está que no se lo cree con el primer gran triunfo de su carrera por 'La teoría del todo', Tatum baila con esa seguridad con la que solo un ganador es capaz de desenvolverse, aunque no tenga nada en sus manos. Con la misma naturalidad que esos a quien tanto admira, Paul Newman o Steve McQueen, héroes de otros tiempos a los que desearía parecerse.

"Todo esto —gira Tatum, como si el espacio fuera suyo— es lo que pasa cuando tienes un buen año. Y yo lo tuve. He trabajado duro y nunca sabes si va a funcionar. Todo es cuestión de suerte. He tenido varios estrenos seguidos que han gustado. Pero eso es todo". Lo dice con elegancia, embutido en un esmoquin azul oscuro de Dolce & Gabbana. No pierde su cara de niño, con esa perilla como si estuviera mal afeitado alrededor de su sonrisa bonachona. No le puedes quitar la mirada de esos ojos pequeños pero puestos en su objetivo. Y la meta no era esa primera candidatura al Globo de Oro o al Oscar que se comentaba por su trabajo en 'Foxcatcher' (en cartelera desde el 6 de febrero). Hizo un gran trabajo, un paso adelante para ser tomado en serio como actor alguien que durante años fue más considerado por sus músculos. El premio no era el objetivo. Sí su carrera. Hablar de suerte es tirar por tierra el gran esfuerzo que pone en todo lo que hace. En un par de décadas ha pasado de ser un pésimo estudiante, disléxico y con problemas de atención cuya única salida laboral parecía ser la de vender su carne como 'stripper' masculino, a convertirse en uno de los actores con más futuro.

Tatum es capaz, como solían hacer sus ídolos Newman o McQueen, de saltar de género triunfando en todos. Al fin y al cabo, McQueen se fue a la tumba sin su Oscar. Y a Newman le dieron el primero, de honor, tras siete intentos fallidos. "No hay ninguna presión —añade sonriente— porque todo lo que quiero es participar en buenas películas, con buenas historias, buenos artistas y, encima, que la gente las disfrute".

Más de 10 millones de dólares por película

Ha pasado una década desde que Tatum comenzó su carrera como actor y en ese tiempo ha sabido situarse entre los que cobran más de 10 millones de dólares (cerca de 9 millones de euros) por película. Mientras estrellas como Johnny Depp van de batacazo en batacazo, Tatum se ha dado el gustazo de disfrutar de tres estrenos seguidos que dejaron más de 90 millones de euros de taquilla —'Todos los días de mi vida', 'Infiltrados en clase' 'Magic Mike'—, algo no tan habitual en esta industria, pasando de los dramas románticos a la comedia gamberra, del cine de acción al de calidad y conservando el apoyo de sus fans. Alguien que también en esta década ha generado franquicias completamente diferentes ('Step Up', 'G.I. Joe', 'Infiltrados en clase' y 'Magic Mike'), su propia productora —Free Association— y está pensando en dar pronto el salto a la dirección. "No sé cuándo será, pero igual es pronto, aunque todavía estoy viendo cómo se escribe un guion", añade, socarrón, ya fuera de la fiesta, sin soltar prenda de cuál sería el proyecto.

Hoy viste pantalones caqui con una camiseta blanca que le marca los músculos. Está en plena forma para rodar 'Magic Mike XXL'. Afirma que todavía le duele lo mucho que tuvo que trabajar en su rodaje anterior, 'El destino de Júpiter', que se estrenó el viernes, día 6. "En Londres me dejé la sangre, literalmente. La que ves es la mía", exagera llevándose la mano a algunos de los puntos todavía doloridos. A Tatum se le dilatan las pupilas cuando habla de los hermanos Wachowski, Andy y Lana, los creadores del universo 'Matrix' y ahora sus directores en esta otra aventura futurista. "Para mí, 'Matrix' lo fue todo. ¡Mi película! La idea de que las máquinas controlen nuestro mundo y que usen a los humanos como fuente de energía me causó una explosión cerebral. La historia de alguien que no cree en el destino y quiere controlar el suyo. ¡Guau!".

Cuando a Channing le faltan las palabras, suele bajar la cabeza y sacudirla, como si así ayudara a salir a las ideas. Es el mismo gesto que utiliza para describir a los hermanos Wachowski, autores a los que respeta, y mucho, aunque no siempre entienda lo que le dicen. "Tienes que digerir lo que te presentan, porque además son artistas y están abiertos a posibilidades. Es difícil leer lo que tienen en mente, pero sabes que lo que quieren es construir algo único. Y contar contigo para ello", explica.

En 'El destino de Júpiter', el mundo del que parte la historia no es otro que el Chicago actual, donde Tatum, que interpreta a un cazador exmilitar genéticamente modificado, tiene por misión rescatar a Júpiter Jones (Mila Kunis) y cambiar así el orden del universo con la perfección de su código genético. "Además de llevarme a la chica de calle. No creo que eso sea una sorpresa para nadie", se ríe el galán. Lo sorprendente es el mundo que mostrarán los Wachowski, adelanta Tatum, esta vez cerrando los ojos a la vez que sacude la cabeza. "Es el principal talento de estos directores: su capacidad para crear realidades que nunca viste antes ni verás en años. Y además darles la vuelta. Porque si a algo son alérgicos los Wachowski es a su propia estética. Nunca repiten lo que ya han creado", afirma.

Giro vital

En esta apreciación, Tatum fácilmente podría ser el tercer hermano Wachowski, alguien capaz de crear nuevos mundos y darles la vuelta. Porque eso es lo que ha hecho con su vida. Su apetito es voraz y, además de su talento como actor y su talante como persona, todos le describen como un gran hombre de negocios. Pero no siempre fue así. Tatum nunca acabó sus estudios y tuvo problemas de aprendizaje mal diagnosticados que la medicación solo empeoró. A los 19 años comenzó a trabajar como 'stripper', un periodo que vino acompañado de otro tipo de tentaciones. Un mundo turbio en el que ha reconocido su proximidad a las drogas y al alcohol. La honestidad de Tatum incluso le trajo problemas cuando comentó a la prensa que era un "alcohólico capaz de funcionar".

Ahora se ríe de su comentario, pero su llaneza le puede de nuevo, la misma con la que el hombre más sexi del año te dice que "en el fondo" es un "chico gordo". "Vamos, que lo que tengo es disciplina, porque lo que me gusta es todo lo que engorda: los pasteles, las hamburguesas, las patatas fritas... Y odio los vegetales. Odio su olor, el brócoli, las coles de Bruselas... Deberían ser abolidas. ¡Y eso que mi esposa es vegana!". Ahora sí que su risa puede con todo. Tatum no solo encontró en el cine la salida a sus inquietudes (una industria en la que poder centrar esa atención deficitaria con la que era incapaz de sentar cabeza en sus estudios), sino que encontró al amor de su vidaJenna Dewan, junto a la que debutó en 'Step Up' (Bailando) y con la que tiene una niña, Everly, de año y medio.

Otro gran momento para el 'momento Tatum': "No sé yo si definiría como un tiempo perfecto lo de rodar cuatro películas y tener un niño. Pero me casé con Superwoman, alguien capaz de volver al trabajo seis semanas después de dar a luz", comenta. Hasta ahora, y mientras rodó 'El destino de Júpiter', no tuvo tiempo de nada. Se pasó en un arnés 12 horas al día, cinco días a la semana, siete meses de rodaje y al final estaba destrozado. "Y los masajes eran todavía peores, porque tuve problemas en las rodillas. Eran terapéuticos pero me dejaban destrozado. Lo que le digo, me dejé la sangre en Londres", afirma sobre el rodaje de la película, en la capital inglesa. Habla de descansar ahora cuidando a su hija, pero no suena nada creíble. Ya está rodando en Los Ángeles su nueva película, 'Hail, Caesar!', comedia dirigida por los hermanos Coen y en la que trabaja junto a George Clooney.

Además, ha firmado para interpretar el papel de Gambit, otro de los nuevos mutantes en la saga de la Patrulla X: 'X-Men: Apocalypse', un personaje que además tendrá su propia franquicia. Y con su productora está desarrollando un filme biográfico sobre el famoso piloto acrobático Evel Knievel, un documental sobre perros en el Ejército y un drama que transcurre en Gambia. Chan, como le llaman los más cercanos, no para. Pese a la sangre, sudor y lágrimas derramadas, ¿se apuntaría de nuevo al reto de los Wachowski en una segunda parte de 'El destino de Júpiter'? "¡Por supuesto! Eso es precisamente lo que me gusta de lo que hago: ¡el reto!".