Blur rompe 12 años de silencio con 'The magic whip'

De izquierda a derecha, Alex James, Dave Rowntree, Damon Albarn y Graham Coxon.

De izquierda a derecha, Alex James, Dave Rowntree, Damon Albarn y Graham Coxon. / LINDA BROWNLEE

JUAN MANUEL FREIRE

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A mediados de los 90, muchos leíamos la prensa musical inglesa para saber de discos y música, pero también de cómo iba el combate Blur versus Oasis. Noel Gallagher, de los segundos, era un peso pesado y llegó a decirle a un reportero que esperaba que Alex James (bajo) y Damon Albarn (voz, teclados) "pillasen el sida y muriesen".

Los medios se entretenían entonces en enfrentar a los dos grupos: los chicos bien de escuela de arte (Blur) contra los chavales de clase obrera con pasión por los cigarrillos y el alcohol (Oasis). Los grupos se prestaron al juego y, en verano de 1995, lanzaron los primeros singles de sus nuevos álbumes el mismo día. Se llamó La batalla del britpop. Ganó Blur. 

Poco a poco, los enfrentamientos se desplazaron hacia el seno del propio grupo, que completan Dave Rowntree (batería) y Graham Coxon (guitarrista), de aquí en adelante nuestro guía en esta historia. En mayo del 2002, durante la grabación del disco Think Tank, Coxon dejó el grupo. Había faltado a las primeras sesiones y las siguientes fueron, como mínimo, incómodas. Coxon había estado en rehabilitación por alcoholismo, pero al parecer no salió con buen ánimo. Al final, el mánager del grupo le pidió que dejara la formación. Ahora mismo, el guitarrista sabe admitir su parte de culpa en todo esto. Según él, todos los miembros de Blur estaban igual de quemados por las obligaciones de la banda, pero los demás supieron ser “más profesionales”.

Flashforward hacia el 2009, cuando los miembros de Blur se reúnen para una serie de conciertos, además de algún single y recopilatorio. Llegar a eso no fue fácil, y Graham, Damon, Alex y Dave se vieron obligados a pasar por una especie de terapia de grupo para resolver traumas. Tampoco es que fuera del todo eficaz, porque en el 2012 quisieron hacer un disco nuevo y… no salió. "Blur podría haber estado bien –dijo el productor William Orbit en Twitter–. Pero Damon, brillante y talentoso como es, trata como una mierda al resto del grupo". Glups.

Sin presiones

Un año después, Dominical hablaba con Alex con motivo del paso de Blur por el Primavera Sound, un concierto que fue una fiesta. Y, cuando salía la pregunta de un posible nuevo disco, nos contaba: "Todo está yendo muy bien y no queremos cargarnos con esa presión. Por ahora estamos disfrutando, simplemente, de tocar juntos, sin presiones, simplemente disfrutando".

Pero cuando Blur tocó en el Primavera Sound (la entrevista se hizo semanas antes) ya había grabado, en cierto modo, ese nuevo disco. Nos explicamos. 'The magic whip' –el disco que aparece mañana– surgió casi por accidente algunos días antes de que el grupo viajara a Barcelona. Estando en Hong Kong, los miembros de Blur supieron de la cancelación del festival Tokyo Rocks, donde debían dar su siguiente concierto. Y así se encontraron con cinco días libres para llenar. ¿La ocurrencia de Damon? Coger algunas ideas de su ordenador y hacer unas canciones. ¿La reacción de Graham? Hastío.

"Cuando supe que íbamos a tener cinco días libres en Hong Kong, mi cabeza se llenó de imágenes gozosas. Relax máximo. Un día entero en la piscina. Masajes. Dormir como un animal… Luego vino Damon a proponer otra idea: trabajar. La idea, simplemente, me horrorizó".

Y al final, sin embargo, se divirtió. No había más ambición que llenar el tiempo, pero las sesiones fueron tan bien que esa misma semana Damon tuvo la bendita idea de anunciar nuevo disco en mitad de un concierto en Chek Lap Kok (isla en las aguas occidentales de Hong Kong). Después, pasaron meses. Unos cuantos. Más de un año. Damon se entusiasmó tanto con su disco en solitario que se olvidó de aquel anuncio.

"Empezaba a resultar un poco absurdo todo", dice Graham. "Lo pasamos bien en las sesiones y toda la música se quedó ahí. No tenía sentido". Entonces decidió reclutar a Stephen Street, quien se encargó de producir los mejores discos de Blur, para recuperar esa música grabada de buen rollo y tratar de hacer con ella "un buen disco, aunque fuera tarde". Damon dio el visto bueno para algo que vamos a llamar Operación Frankenstein.

Habla con los grupos de pop y rock que quieras y todos te dirán lo mismo, o casi todos: que lo mejor es grabar todos juntos en el estudio. Que los discos de provecho salen cuando se trata de captar la energía de la banda en directo. La música como éxtasis comunal. Etcétera.

Para hacer su nuevo disco, Blur optó por el método más alejado posible de todo esto. Graham y el productor se plantaron delante de la música grabada en Hong Kong para ver qué podía salvarse y qué no. En su mayoría, jam sessions de 30 minutos, sin estructura alguna, con Damon balbuceando incongruencias donde debería haber letras. Improvisación pura con buenos momentos, pero cero canciones. Pieza a pieza, se crearon esqueletos de temas, se añadieron algunas partes y se dejó un poco de espacio para las melodías, letras y teclados de Damon.

"Eso era lo que más imponía –explica Graham–: el deber de hacer algo lo suficientemente bueno como para que Damon quisiera poner ahí su aportación. Para que quisiera terminarlo". Por suerte, así fue, y en la pasada Navidad se fue solo a Hong Kong para escribir letras.

Bajo el influjo de la ciudad, Albarn escribió versos sobre un mundo superpoblado a la vez que muy solitario, en la línea de las canciones de su disco a solas 'Everyday robots'. También sobre gente que intenta dar sentido a su existencia en un mundo que cambia cada vez más rápido. "Son ideas con las que me puedo identificar", afirma Coxon. Puede sonar gris, pero, en realidad, estas canciones son de muchos colores. La primera, 'Lonesome street', es pura fiesta a pesar de su título, 'Calle solitaria'. "Para mí, el disco es como una gran salida nocturna. Te vistes, sales a la calle, tienes ganas de pasarlo en grande. Eso es la primera canción. Después, el asunto evoluciona, se vuelve más oscuro, más triste".

Algunas canciones son pura emoción, como 'There are too many of us', inspirada por la crisis de rehenes en Sídney del 2014. Y después está 'My terracotta heart', según Graham sobre su amistad con Damon. Éramos más como hermanos/Pero eso fue hace años, dice la letra. Damon parece cuestionarse si es posible que su amistad vuelva a ser la misma. La guitarra plañidera de Coxon habla también bastante claro.

Amistades complicadas

"Las amistades son complicadas. Pasan por muchas fases. Todo el que haya tenido una larga amistad con alguien debe saber eso. Y yo creo que Damon está escribiendo aquí sobre los altibajos de nuestra amistad". Que se extiende a cuando eran muy pequeños: Damon y Graham tocaron por primera vez juntos con 11 años, cuando iban a la escuela.

Pregunto a Graham si una vez acabado el disco, la amistad no se ha reforzado. "No es algo que ya nos preocupe", contesta. "La amistad está ahí. Sabemos que todo está bien. Pero mi idea era, desde luego, hacer feliz a Damon. Cuando el grupo estaba en su apogeo, muchas de las decisiones más difíciles recaían sobre él". Graham se plantea este disco como un regalo: toma estas canciones, querido amigo Damon, acábalas con tu voz y tus letras. "Es algo guay, ¿no? Yo me sentía hasta un poco celoso. Debe de ser interesante que alguien haga algo así por ti". En una entrevista para Rolling Stone, Graham habla del disco como una forma de pedir perdón no solo a Damon, sino a todos los fans, por los errores del pasado.

Queda saber si habrá novia para este Frankenstein o se quedará soltero. "Todo podría acabarse aquí y sería, creo, una buena despedida. Pero también creo que hay suficientes cosas buenas en él para ser un punto de partida para otras grabaciones. No me atrevo a decir nada".

Por algunos vídeos en directo vistos en YouTube, queda claro que el grupo está tan orgulloso de sus nuevas canciones como de 'Boys&Girls', 'Parklife', 'To the end' y tantos y tantos clásicos. Dentro del Estado, este año actuarán en el festival de Benicàssim, con el que tienen estrecha relación. No llegaron a tocar en el fatídico año de la tormenta (1997), pero luego se quitaron la espinita en 1999 y el 2003. Lo del 2015 huele a acontecimiento.