El baño de Guillermina Baeza

Guillermina Baeza y su hija Belén Larruy son el alma de una firma de trajes de baño que esta temporada recrea el universo de las 'pin ups'

Guillermina Baeza y su hija Belén Larruy

Guillermina Baeza y su hija Belén Larruy / Julio Carbó

LUIS MIGUEL MARCO / Barcelona

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La fiesta desfile que Guillermina Baeza ofrece en el hotel La Florida, en el Tibidabo, se ha convertido en un acontecimiento social del arranque del verano barcelonés. “Esa cita nos va muy bien para apoyar el punto de venta en el momento álgido”, aseguran Guillermina y su hija, Belén Larruy, que se alternarán a lo largo de esta conversación, en su estudio del barrio de Sarrià. Porque sí, a estas alturas del calendario el biquini o el bañador ya están listos para el uso. “Esta colección ya se presentó hace meses en la Madrid Fashion Week. Estamos trabajando ya con la siguiente colección”.

Guillermina Baeza mira este verano de reojo hacia las 'pin ups', aquellas jovencitas de poses sugerentes que tantos calendarios protagonizaron y tantas alegría proporcionador a los soldados. “Para una firma con una larga trayectoria como la nuestra, revisar el pasado siempre es estimulante. A nosotras no nos hace falta ver libros ni películas clásicas, está todo en la cabeza, lo tenemos muy presente”, aseguran.

“Para recrear esas mujeres de curvas sinuosas de los pósteres, recurrimos a los estampados y a los cambios de color: rojos, rosas, verdes, azules... y al blanco y negro, que siempre está presente. Los patrones también vienen muy definidos: las braguitas son más bien altas y hemos utilizado mucho aro y mucha copa 'balconette'. Los palabra de honor también llevan copa dentro, para realzar el pecho”. En baño se sigue la tendencia lencera del 'push up'. “Aunque nosotras no lo forzamos tanto como lo hacen las marcas que todas conocemos, porque nos parece muy exagerado. Se rompe la simetría del cuerpo”.

Entrar por los ojos

En piezas tan mínimas, el patrón lo es todo. “Una mujer puede enamorarse de un biquini por los ojos, pero si no le queda bien, olvídate. Tiene que sentirse libre y nadar, claro”, explica Guillermina. “Siempre pensamos en bases de patrones que funcionan para el mayor número de cuerpos diferentes”, añade Belén, que imparte clases en la Escuela Superior de Diseño Felicidad Duce.

Una colección son 30 o como mucho 40 referencias distintas. “Años atrás hacíamos colecciones con más de cien modelos, pero es mejor afinar más. Al producir fuera tienes que concentrar más la cantidad, el mercado te hace ir a lo seguro y al final es que te das cuenta de que presentas 30 pero se venden bien la mitad. Así que más te vale acertar desde el principio”.

Ambas tienen muy claro que la pasarela debe tener su perfecto reflejo en las tiendas. “Desde hace seis campañas, decidimos que el mismo biquini que llevaba la modelo es el que tenía que encontrar después la chica joven o la señora a la venta. Por ejemplo, dejamos un poco de lado los triquinis. Es una prenda difícil, deja unas marcas de sol extrañas y sienta bien solo si tienes un cuerpo muy bien hecho”, explican.

Viendo el biquini de esta temporada con el que posan en la foto de la derecha, con sus cuadros vichy rojo, a uno le asalta un comentario. “Sí, es verdad. Podría pasar por una pieza vintage nuestra. Hay cosas que permanecen: los lunares, los estampados paisley siempre estarán ahí. La pieza es monísima y tiene mucho éxito”.

Una colección de baño de Guillermina Baeza se inicia con la idea que ambas se forman y con las bases de tejidos que encuentran. “Los tejidos los vemos en la feria textil Première Vision, la mejor del mundo, en París. Y en Índigo, que es una muestra paralela de dibujos, que puedes comprar para hacer después la estampación más exclusiva. También tenemos algunos proveedores italianos que hacen estampados”, explican.

¿Siguen las tendencias? Guillermina responde: “Yo soy bastante libre y anárquica”. “Ella es muy trangresora. Nos compenetramos bien y sus ideas son bienvenidas”, asegura Belén. Lo hace mirando a su madre, una mujer que conoció el Tánger más cosmopolita, que hizo de su nombre una marca en la Barcelona de los 60 y que si debe eligir una playa, se queda con las de Formentera.

Nueva colección para Mango

Tras la buena acogida de la primera colaboración de Guillermina Baeza con Mango Touch, este verano la firma catalana repite con una colección compuesta por 10 biquinis y 2 bañadores. "Para nuestra marca ha sido muy importante esta colaboración porque nos ha dado a conocer a un público más amplio", reconocen. Como muestra, un biquini con estampado de serpiente multicolor en tejido laminado brillante con bordes fruncidos que cuesta 45,99 € y un bañador con estampado zigzag, 55,99 €.