UNA historia de SANT MARTÍ...

Un templo en honor del apóstol payés

La iglesia de Sant Martí data del siglo XV y se incendió en 1936 durante la guerra civil

Silueta de la parroquia 8 El edificio se restauró en 1998.

Silueta de la parroquia 8 El edificio se restauró en 1998.

VEGA S. SÁNCHEZ / BARCELONA

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No es tan antigua, ni tan grande, ni tan famosa, pero la iglesia de Sant Martí de Provençals y la archiconocida Santa Maria del Mar tienen un pasado en común. En concreto, cuando la iglesia de Sant Martí de Provençals pasó, a principios del siglo XVI, a depender de la famosa Catedral del mar inmortalizada por Ildefonso Falcones en su exitosa novela.

El pequeño templo del distrito de Sant Martí parece ser que tuvo sus orígenes alrededor del siglo V, cuando se erigió una pequeña capilla dedicada al obispo Martín de Tours, «el primer evangelizador de los payeses», según explica Miguel Álvarez, el padre Miguel, párroco de la iglesia de Sant Martí de Provençals desde 1983. «Por esta razón --continúa-- había y hay muchas iglesias en pueblos y ciudades de toda Catalunya dedicadas a Sant Martí». El apellido Provençals se refiere a los campos provinciales (o agri provincialis) que había alrededor de todas las colonias romanas, terrenos que, a menudo, se entregaban a los soldados que habían destacado en la contienda como pago a sus servicios. De hecho, hay muchas capillas, como Santa Eulàlia de Provençana, que incluyen la denominación agraria.

El hecho de que pasase a depender de Santa Maria del Mar se debe a que, en aquella época, el barrio de Sant Martí era un terreno de lagunas y campos, y desde la capilla de Sant Martí hasta Santa Maria del Mar no había ninguna iglesia más. De hecho, «había incluso una torre de vigía, que quedó luego acoplada a la iglesia», puntualiza Álvarez.

A finales del siglo XV, el templo fue reedificado en estilo gótico tardío. Su principal característica era la portada, la puerta de acceso, que tenía un tímpano que representaba a Sant Martí de Provençals partiendo su capa de soldado (porque no hay que olvidar que era soldado antes que evangelizador) para dársela a los pobres. Pero todo aquello desapareció cuando, durante la guerra civil, en 1936, la iglesia de Sant Martí fue quemada. De hecho, del antiguo edificio solo quedó el esqueleto, y los restos del incendio pueden aún apreciarse en las columnas de la estructura principal.

En 1998, la iglesia sufrió su postrera restauración, esta vez del interior. Lo que se intentó fue «mantener el estilo, restaurar lo más fielmente posible», cuenta Álvarez. Así, se pusieron vidrieras nuevas, ampliando el ventanal por dentro para poder ganar luz. Y se aprovechó para decorar los vitrales con escenas religiosas. La vidriera que queda a mano izquierda representa a Sant Martí, vestido de soldado, con un chico y una chica que comparten unos bienes del campo y una mujer que les observa, que es la Caridad.

Enfrente, en el vitral de la derecha, Sant Martí está representado como evangelizador que lleva el sol (que es Jesucristo) en forma de rayos de luz a todas partes. Tanto esta vidriera como la anterior incluyen motivos agrícolas (frutos, campo...).

También restaurado, el rosetón de la entrada (que ocupa el lugar donde se hallaba la representación de Sant Martí compartiendo su capa con los desfavorecidos) incluye los colores del arco iris (arc de Sant Martí, en catalán), y el altar de la iglesia también tiene labrado un arco iris.

¿Una curiosidad? La iglesia alberga un pequeño museo gratuito con las reliquias principales preservadas. Entre ellas, la pila bautismal, que data de «principios del siglo XVII, lo que la convierte en la pieza más antigua de la iglesia», puntualiza el padre Miguel.