un vecino DEL EIXAMPLE llamado... Toni Moog, humorista

«Sant Antoni es una extensión de mi casa, mi hogar»

Siete años en el Club Capitol y 200.000 espectadores constituyen los logros de Toni Moog, humorista que vive en el barrio de Sant Antoni, a un tiro de piedra del teatro. Las calles más céntricas de la ciudad custodian el pasado y el presente de este intérprete nacido en el Raval.

Parlament, 56 «La Sirvent es parte de mi infancia»«ESTA ES LA MEJOR HORCHATA DE BARCELONA. ANTES DE HACER EL CARRIL BICI, QUE SIEMPRE ESTÁ VACÍO, HABÍA COLAS DE COCHES EN DOBLE FILA».

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CARME ESCALES
BARCELONA

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padres, abuelos y bisabuelos por parte de madre y padre de Toni Moog, a excepción de un bisabuelo de Valladolid, vivieron en Ciutat Vella, a muy pocos metros de donde el humorista reside hoy, en el barrio de Sant Antoni. No todos los barceloneses cuentan con raíces tan profundas y céntricas en esta ciudad. «Pero claro, yo no tengo pueblo, mi pueblo es el Raval», señala el también actor.

Toni Moog, (Antonio Asencio) nació en 1971 en la calle de la Lluna, donde vivió hasta casi los 30 años, y donde todavía reside su madre. Su trabajo en el bar Moog, en Ciutat Vella, le asignó el apelativo de Toni, el del Moog. Así se construyen las cosas en el mundo de este experto en monólogos. Su inspiración llega a cualquier hora del día y en cualquier lugar, de forma sencilla. Desde muy pequeño, en el colegio Milà i Fontanals -«donde acababa sacando excelentes, pero siempre me echaban de clase»-, las onomatopeyas ya formaban parte del vocabulario de aquel niño que merendaba leyendo Mortadelo y Filemón«Los verdaderos friquis de los cómics son algunos propietarios de las librerías donde los venden. A veces tienen ejemplares que ni siquiera quieren vender», comenta el vecino de Sant Antoni, al salir de la Universal, la librería que siempre tuvo cerca de niño y adolescente y ahora, aún más.

A una calle del Raval

Para independizarse, Toni Moog cruzó una calle. «Yo no podría vivir lejos del centro», indica. Tampoco del mar. «Estuve tres semanas en Madrid y sentí que no podía estar sin mar. Aquí, cojo el autobús y enseguida estoy en la playa de la Barceloneta», explica. «No hay nada más horrible que una tarde de lunes, en pleno invierno, en Madrid. Yo amo Barcelona, es bonita, estoy enamorado de ella al máximo», puntualiza alguien acostumbrado a viajar. En muchos de sus destinos, Toni Moog se ha hecho hacer un tatuaje. «Los tengo de todo el mundo, de Pensilvania, de Barcelona, de todas partes...», dice el humorista cuyos monólogos suman más de ocho millones de visitas en Youtube y han logrado reunir a reunir 8.000 personas en la playa de Mataró. Por la calle, no pasa desapercibido. «Antes firmaba autógrafos. Ahora la gente saca el móvil y nos hacemos una foto. Ya no hay que escribir», aclara el humorista, récord de espectadores por temporada en el Club Capitol.

Moog también ha sido actor en Homo zapping, junto a José Corbacho. Y reportero canalla en UAU y Boqueria 357, con Santi Millán, y en La tribu, con Xavier Sardà.

La naturalidad forma parte de su espectáculo. El humorista asegura sentirse más él mismo en las calles de Sant Antoni conversando con la gente de las tiendas y los tenderos del mercado, en los bares y con los vecinos, amigos y conocidos del barrio, que cuando sube al escenario. «El público no sabe si sigo un guion o improviso. Pero eso tampoco importa, el objetivo es que se rían. Yo soy feliz haciendo lo que hago», asegura. «La esencia de la felicidad es esa, poder hacer lo que te da la gana, siempre que te de la gana, sin molestar a los otros», afirma.

«A pesar de ser apolítico, no puedo evitar reconocer que estamos rodeados de chorizos. Yo me río de todo. Para mí, Rajoy podría ser Ozores y Bárcenas, Pajares. Este es un país de risa. Intento tomarme con humor todo lo que me pasa en la vida, así no duele tanto. Cada vez que Rajoy abre la boca, los humoristas decimos: 'Gracias'. Ellos también nos inspiran y  nos aseguran muchos gags», reconoce.

A gusto en el barrio

Desayunar en La Font de la Cervesa (Manso) o en el Genaro (Comte Borrell), donde hacen el mejor tiramisú, «con un café con leche y leyendo el diario»; pasear y charlar con la gente, y tomar el vermut, «una práctica que en Sant Antoni está en auge», son actividades que aportan calidad de vida al humorista en un barrio donde, asegura, lo tiene todo. «Todos nos conocemos y es muy auténtico porque hay mucha gente de toda la vida, como en un pueblo. Para mí, Sant Antoni es una extensión de mi casa, mi hogar».

«Y no hay nada como tener un mercado cerca. La compra en el mercado cambia el concepto de vida. Yo soy muy indisciplinado, no tengo horarios marcados, pero en el mercado siempre te ayudan a improvisar una cena», explica Moog, que aparecerá en octubre en un capítulo de la serie Aída (Tele 5). Antes, en septiembre, volverá al Capitol con nuevo espectáculo en solitario, para seguir engrosando su récord de audiencia, siempre, tan cerquita de su casa.