UNA historia de SANTS-MONTJUÏC... la Lleialtat Santsenca

La cooperativa que ofreció lealtad al barrio

El emblemático edificio de la calle de Olzinelles se convertirá en un equipamiento

Olzinelles, 31 8 El edificio tiene tapiadas puertas y algunas ventanas.

Olzinelles, 31 8 El edificio tiene tapiadas puertas y algunas ventanas.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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La calle de Olzinelles es una travesía de corto recorrido. A medio camino se alza un edificio emblemático que ha visto cómo Sants crecía y dejaba de ser un pueblo independiente para anexionarse a Barcelona. El inmueble está en el número 31 de la calle de Olzinelles, esquina con Altafulla. El edificio, que es evidente que ha conocido mejores tiempos, tiene ahora tapiadas las puertas y algunas ventanas y el alero del tejado está cubierto con una lona de plástico. En la pared frontal hay escrito con letras de molde en color rojo un nombre: la Lleialtat Santsenca.

Esta antigua cooperativa obrera se convertirá en un nuevo equipamiento y Sants «recuperará así la memoria cooperativa y servirá para potenciar el tejido asociativo», según la memoria de rehabilitación. El proyecto lleva la firma del estudio de arquitectos H Arquitectes y ha sido escogido entre 73 propuestas.

Moneda propia

La historia de la Lleialtat comenzó el 22 de octubre de 1894 cuando 15 personas fundaron la entidad en la calle de Callao, en la casa de uno de los socios. A medida que el grupo fue creciendo, la sede cambiaba. Primero en una casa de campo rodeada de cultivos y que era conocida como la Cooperativa del Camp.

Para ingresar había que pagar 30 pesetas. Ya en la calle de Dalmau, la entidad «creó un fondo de reserva para casos de enfermedad e invalidez y una moneda social propia», según documentos de la entidad.

El actual edificio se inauguró en 1927 y lo diseñó el arquitecto Josep Alemany. El inmueble tenía dos plantas y terrado. En la baja había la tienda de alimentos, el almacén y el horno. En el piso superior tenía el café, la sala de juntas, el teatro, un pequeño gimnasio y la biblioteca.

La cooperativa sufrió días de declive y desapareció. El local fue fábrica de turrones y la sala de fiestas Bahía «que era muy famosa, incluso actuó Machín. Mi padre fue a verlo», afirma Eugenio Dorado, que nació en el barrio y vive en Olzinelles. El vecino Oriol Txarroalde recuerda: «Los okupas vivieron casi 10 años hasta que los desalojaron. Desde hace unos 4 años está cerrado y tapiado por seguridad».