El CEIP Mediterrània abre su reivindicado edificio

El CEIP Mediterrània (paseo Marítim, 5-7) vivirá mañana una fecha histórica. Y es que sus profesores y alumnos estrenarán las aulas de un nuevo y moderno edificio ubicado en el solar de 2.500 metros cuadrados que dejó libre el derribo de sus viejas instalaciones. En el recuerdo, seis años de exilio en unos módulos prefabricados situados en el patio de otra escuela, el CEIP Alexandre Galí, también en el barrio de la Barceloneta.

La obra, ejecutada por el Ayuntamiento de Barcelona a través de la constructora BIMSA, ha tenido un presupuesto de 4,6 millones de euros, cantidad que el consistorio ha adelantado a la Generalitat  para desencallar un tema que ha movilizado a los vecinos de la Barceloneta durante los últimos cuatro años. «La solución de los barracones debía ser provisional, durante dos cursos como máximo, pero veíamos que se alargaba y nos organizamos para sacar el nuevo colegio a flote», cuenta Montse López, presidenta de la asociación de madres y padres de alumnos de la escuela.

La entrada en funcionamiento del nuevo centro educativo culmina una reivindicación coordinada por la entidad Plataforma del CEIP Mediterrània. «Hemos recogido firmas, cortado el paseo Marítim y organizado chocolatadas. Hemos llamado a todas las puertas posibles para ser escuchados», recuerda su portavoz Carmen Piera.

MISMOS TERRENOS / Las actuales instalaciones del CIEP Mediterrània tienen poco que ver con las anteriores, más allá de compartir el mismo terreno triangular formado por el paseo Marítim, la calle de Sant Carles y la plaza de Hilari Salvadó. «Las mejoras son evidentes, pues el anterior edificio fue construido en 1959 y no son comparables», puntualiza la directora del centro, María Ascensión Fumanal, al frente de una escuela «familiar» con solo una línea escolar y capacidad para 200 alumnos.

El nuevo edificio está protegido totalmente de la acción del salitre mediante materiales especiales como el hierro galvanizado. «El anterior edificio fue derribado porque detectaron problemas estructurales a raíz de unas grietas. Nos comunicaron  en julio del 2007 que debían demoler el edificio, y en septiembre ya estábamos en los módulos. Fue un cambio traumático», recuerda la directora del centro.

La distribución de las aulas en dos grandes bloques con accesos diferenciados para los alumnos de educación infantil y primaria juega con los dos desniveles que ofrece el urbanismo de la zona y rompe con la unidad que tenía la vieja escuela. «Los pequeños, de P-3, P-4 y P-5, entran ahora por la calle de Sant Carles y no tienen vistas al mar como antes», asegura  Montse López, que está satisfecha con el proyecto ejecutado.

EXTRAESCOLARES / El curso escolar 2013-2014 presenta mil y una posibilidades para los estudiantes  pero también para los vecinos del CEIP Mediterrània. «Hemos estado estos año bajo mínimos, sufriendo incluso goteras, siempre con una sonrisa, y ahora nos toca disfrutar esta nueva escuela que es para todos», añade López, encantada con la cocina, el comedor y los nuevos espacios polivalentes. «Ahora que tenemos pistas deportivas y un gimnasio, tenemos pensado organizar muchas más actividades extraescolares y talleres para los niños y jóvenes de nuestro barrio», explica López.