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La voz de la solidaridad

KARLA ARIAS ALVARADO
BARCELONA

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En el Teléfono de la Esperanza nada es más importante que el anonimato, a ambos lados de la línea telefónica. Nunca se desvelan nombres y apellidos, tampoco números de teléfono. Nada que pueda servir para identificar ni al que llama, ni al que escucha. Y ese principio de confidencialidad ha hecho de la organización solidaria un referente de confianza durante 40 años.

Son dos cabinas telefónicas. Nada más dos. «La gente tiende a imaginar que somos algo parecido a la maratón de la televisión. Con varios teleoperadores en cubículos adyacentes», explica Neus Calleja, directora y responsable técnica del Teléfono de la Esperanza. Y, sin embargo, nada más lejos de la realidad. De dos en dos, el Teléfono de la Esperanza atendió en el 2009 cerca de 19.000 llamadas al número único 93 414 48 48. No hay llamadas en espera, comunica hasta que un voluntario desocupe su línea y pueda responder.

Ocho horas al mes

Llama gente con dificultades que necesitan una voz amiga, que les escuche, les guíe y sobre todo, que no les juzgue. «La soledad es el problema más recurrente. Lo que no quiere decir que la gente esté sola físicamente pero que se sienta sola, -añade Calleja- pero también se escuchan muchos problemas económicos, laborales, de pareja y de familia».

El objetivo de los voluntarios es sobre todo aliviar a la persona que desea hablar de sus problemas sin sentirse juzgada. Su trabajo no es aconsejar aunque cuentan con ciertos recursos que pueden recomendar a los usuarios. En total son unas 200 personas que realizan dos turnos de cuatro horas al mes para atender las llamadas de teléfono de la gente que necesita ser escuchada.

Carme G. es una de las voluntarias. Calcula que lleva unos 15 años de voluntaria. Aunque admite que «las llamadas pueden ser muy tristes e intensas», ella ha establecido una barrera que no permite que la afecten a nivel personal. «Yo me ocupo y no me preocupo», cuenta con seriedad. «La vida no es fácil, eso lo sé por mi experiencia personal y por mi voluntariado aquí, pero cuando escucho a la gente, trato de que puedan desdramatizar las situaciones que viven», añade Carme G.

Durante las Navidades aumentan las llamadas. «En esta época la soledad se profundiza» explica Neus Calleja, mientras mira el calendario de voluntarios en el que ya figuran los que estarán al teléfono estas fiestas.

Y después comienza otro año, otro recuento de llamadas y también la incertidumbre del teléfono que, con poco dinero en las arcas, tendrá que buscar la forma de mantener abiertas dos líneas llenas de esperanza.

Vídeo del Teléfono de la Esperanza y sus voluntarios en www.elperiodico.com