GENTE DE GRÀCIA

Víctor Nubla: "Los bares son el centro de la vida social"

Este escritor y referente en música experimental conoce la mayoría de los entresijos de Gràcia, distrito donde nació y en el que vive desde hace 25 años. Gràcia le acaba de premiar por su aportación a la vida cultural.

Premiado 8Víctor Nubla, en la sede de Gràcia Territori Sonor.

Premiado 8Víctor Nubla, en la sede de Gràcia Territori Sonor.

TERESA PÉREZ
BARCELONA

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El currículo de Víctor Nubla (Barcelona, 1956) es de los que nunca se acaban. Director del LEM, festival de música experimental de Barcelona, cofundador de Gràcia Territori Sonor, escritor y músico. En definitiva un hombre orquesta. Ha recibido el premio de honor de Gràcia a título individual «por su aportación a la vida cultural del distrito».

-Gràcia es uno de los distritos más conocidos de Barcelona. ¿Cómo lo ve un gracienc

-Me gusta el barrio gitano, donde llevo 25 años, sobre todo por la gente y porque es la zona menos turística, es la que está en los alrededores del mercado de la Abaceria. Se vive como en un pueblo y con la calidad de vida de un pueblo donde todos se conocen y ayudan. La comunidad gitana contribuye mucho con su forma de vivir a que esta zona sea un lugarvivibley muy alegre.

-¿Cómo se relacionan los vecinos en esta zona en medio de una gran ciudad?

-Aquí nos llamamos poco por teléfono porque si quieres ver a alguien no tienes que pedir cita con antelación, vas directo a su casa y llamas al timbre.

-En verano, hasta deben de salir a la calle a hacer la tertulia.

-Aquí, el centro de la vida social son los bares, lugares fascinantes donde hay abuelos jugando al dominó, parejas que festejan, amigos que conversan y personas que viven solas y solo salen de casa para ir al bar. Además, los precios no son turísticos sino sostenibles y están al alcance de todos.

-Hasta el punto que usted escribe en bares y cafés. ¿Son buenos lugares de inspiración?

-Escribo en lugares públicos, en bares, cafés y aeropuertos. Son sitios sensoriales por los colores, los sonidos, la gente... es como un mandala. Puedes mirar sin ver y oír sin escuchar para poder concentrarte.

-Gràcia está presente en su vida y hasta en sus libros.

-Mi última obra,El regal de Gliese, está ambientada en la plaza del Raspall. Aparecen más zonas de Barcelona pero la gente, no sé porqué, se ha quedado solo con que sale Gràcia.

-También ha hecho recorrido literario con historias mágicas del distrito, ¿cuál de ellas tiene más magia?

-A mí me gusta la delCentre místic de l'univers. Es la historia del gato de la bodega Marín. Se llamabaMini. En realidad no era un gato sino una gata muy gorda, llegó a pesar 16 kilos. Le sacaban a la puerta una silla de cámping y el se sentaba allí. Todos los que pasaban lo acariciaban porque decían que daba buena suerte.

-¿Y la daba?

-Un día vino el entonces alcalde Joan Clos a las fiestas y pasó por el bar a acariciar a la gato. Y a las dos semanas... lo nombraron ministro.

-¿Vive todavía el gato? Es por pasar a acariciarlo.

-Llegas tarde porque ya murió, pero ahora hay un perro en la calle de Milà i Fontanals que vigila una tienda de anticuarios y la gente lo acaricia porque dicen que da buena suerte.

-Volviendo a la realidad, ¿qué necesita Gràcia en estos momentos?

-Salir de la crisis y pensar en el futuro con alegría. Necesita seguir creyendo en sí misma, en su singularidad y personalidad, y proyectarse como verdadero territorio cultural de la ciudad. Esta zona es un hervidero de iniciativas artísticas.

-Las entidades se suelen quejar de que los jóvenes no participan, ¿sucede lo mismo en Gràcia?

-Aquí están muy involucrados y sostienen algunas de las iniciativas más sólidas. Hay relevo generacional. Jóvenes y adultos se han cohesionado muy bien.