un vecino llamado... Oriol Broggi Actor, director y productor de teatro

«El teatro hace más saludables a barrios como el de Gràcia»

Broggi vivía de pequeño a siete minutos de su futuro barrio. El teatro fue de lo primero que degustó en esa Gràcia que tantas cosas le ofrece. Es el distrito en el que hoy pasa la mayor parte de su tiempo. Allí trabaja, come y mantiene una intensa identidad de barrio

Escorial, 35 «Aquí hay de todo, te puedes inspirar»«HAY MUCHA RELACIÓN ENTRE LA FERRETERÍA Y EL TEATRO. TENEMOS UN JEFE DE MANTENIMIENTO, PERO YO TAMBIÉN VENGO A COMPRAR A MENUDO»

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CARME ESCALES / Barcelona

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Oriol Broggi tenía 14 años cuando se sentó por primera vez en una butaca del Teatre Lliure. Sus padres le llevaron a ver Al vostre gust, de Shakespeare, y, por si a caso se aburría, cogieron un libro. Pero aquel adolescente no se aburrió.«Me pareció muy interesante», recuerda hoy de aquella experiencia, una de las primeras incursiones en el barrio de Gràcia del hoy director teatral y fundador de la productora de arte escénico La Perla, 29, que está en la calle Torrent d'en Vidalet, 21.

Las primeras cervezas en las plazas del Sol, de la Llibertat, de la Revolució, y las primeras películas en versión original en el cine Verdi fueron adentrando al vecino de Sarrià en la bohemia de un barrio, Gràcia, que desde entonces nunca abandonó.

«Aunque hoy en día duerma en Sarrià, en Gràcia vivo, porque en realidad vives allí donde pasas más horas»,reflexiona Broggi. Sí que tuvo casa durante nueve años en el meollo de esa bohemia gracienca. Fue en el número 29 de la calle de la Perla, en el interior de la cual una de las paredes de su vivienda quedaba justo al lado del cine Verdi.«Recuerdo que cuando hicieron Titanic, cada noche el barco parecía que se hundía en nuestra habitación y nos costaba dormir»,rememora.«Pero justo por estar dónde estaba aquel loft, invitaba a los amigos que venían al cine a pasar por casa a tomarse una cerveza, y aquello lo disfrutábamos mucho»,añade.

Barrio de menestrales

«En los últimos cuatro o cinco años, a Gràcia se está haciendo cada vez más homogénea, menos auténtica. Una lástima en mi opinión. Pero hasta entonces, la gracia de Gràcia había sido que había sabido conservar lo que fue, un pueblo de menestralia catalana sencilla, un barrio abierto, de izquierdas, con sus calles estrechas e incómodas para la circulación de vehículos». «Y compaginarlo con un lugar para el ocio, con una gran apertura cosmopolitano debe ser fácil, imagino, para el Ayuntamiento»,puntualiza el actor y director teatral, de camino al mercado.

Es donde acude muchas veces en busca de un bistec o un pescado para prepararse en la cocina del local de trabajo, una productora y una gestoría, todo vinculado al mundo teatral, con un total de 11 trabajadores fijos, en el que una gran mesa con hule de cuadros blancos y rojos infunde un agradable ambiente de convivencia y familiaridad.«Es que aquí es donde pasamos la mayor parte de horas del día», razona Broggi.

«Y es fantástico que nuestro lugar de trabajo esté también en un barrio que se presta a esa familiaridad»,dice el vecino refiriéndose al tipo de comercio que Gràcia dispensa.«Es muy agradable ir a comprar a una tienda y que te asesoren. Por ejemplo, en Discos 100 (Escorial, 33) que para mí es una de las mejores tiendas de música de esta ciudad, he escuchado algo y si les preguntas qué es, te lo explican. Saben mucho sobre lo que ofrecen. Me pasó con los Cabo de San Roque, que no los conocía pero los escuché en la tienda»,explica.«También es el trato, muy familiar, de este tipo de comercio de barrio el que hace agradable comprar en estas tiendas, o en el mercado. Si un día estás un poco triste, entras en el mercado y allí tu estado de ánimo cambia»,detalla.

Vida bohemia

Vida bohemia y esos circuitos de ocio nocturno -«que fueron tan importantes para la juventud de mi generación»,precisa Broggi-, tienen también en Gràcia un elemento que los hace bullir aún más: el teatro.

«La tradición teatral en Gràcia es grande. Desde el Cercle Catòlic y el Cercle Moral, el Club Elena, els Lluïsos, el teatro la Lleialtat (Teatre Lliure después), el Teatreneu, el Esbart Lluís Millet, la sala Violeta, la sala Beckett y el Almeria Teatre y más...», cita el productor teatral.

Pero, ¿qué le aporta esa activa vida en escena a una comunidad?«En Gràcia, ese barrio obrero, de artesanos y gente de toda la vida, el teatro en locales sociales era un lugar de reunión, un foro de gente más plural, con ganas de autocuestionarse, de buscar respuestas, porque el teatro te da respuestas y genera nuevas preguntas, es un lugar de ebullición, de reflexión. Aunque no sean mensajes muy extendidos, porque el teatro no interesa a todas las clases sociales, pero una vez se descubre, si se da con ciertas obras, engancha»,afirma el actor y director, convencido de que«el teatro hace más saludables a barrios como el de Gràcia». «Una ciudad es más rica con vida teatral, porque es un ecosistema en el que pasan cosas y donde poder crecer»,dice el director de las aclamadasIncendisyLlums de Bohèmia, entre otras obras.