GRÀCIA
Tras los pasos de Marsé
El novelista Juan Marsé, autor entre otras muchas de El embrujo de Shanghái y Últimas tardes con Teresa, vive en el Eixample, pero pasó buena parte de su infancia y juventud en Gràcia. En un radio de unos cuantos centenares de metros convivió con sus padres adoptivos, de los que lleva sus apellidos, fue a un odiado y desaparecido colegio franquista y encontró su primer trabajo. Esos escenarios, diseminados desde la plaza de Joanic a la ronda del Guinardó, el parque Güell y El Carmel, fluyen en sus páginas. Ahora, el historiador Carles Sanz, amigo del escritor, ha elaborado una ruta para recrear esos lugares y personajes de novela.
Cinco horas cuesta arriba
El Pou, Grup d'Estudis de la Vall d'Horta i la Muntanya Pelada, organizó la salida. A las nueve de la mañana del 17 de marzo 40 personas desafían a la lluvia en la plaza de Joanic, junto a Escorial, donde Sanz comienza ha explicar la relación de Marsé con esta zona de Gràcia colindante con el Guinardó.
En un paseo de cinco horas, cuesta arriba, los asistentes descubren que Marsé fue entregado en adopción por su padre, al morir la madre en el parto, a una familia de la calle de Martí, donde vivió hasta la adolescencia. A pocos metros, en Llorer, está la escuela Divino Maestro y la casa de la niña enferma de El embrujo de Shanghái, cuya luminosa galería da a la parte de atrás.
Muy cerca, en la plaza de Rovira i Trias, muy presente en sus novelas y centro neurálgico del barrio, estaba el cine en el que Marsé entraba gratis, gracias a que su padre lo desratizaba, y el bar Comolada, ahora cerrado, que frecuentó en su doble vida, real y literaria. La ruta sigue por la parte alta de Gràcia, donde trabajó en un taller de joyería, hasta La Salut y El Carmel, para acabar en las casas verdes, antiguo asentamiento de chabolas de Pijoaparte, su más carismático personajes y alter ego de Marsé. El historiador Sanz y sus 40 seguidores acaban, como Pijoaparte, en el Mesón Delicias.
«Había leído Últimas tardes con Teresa y esta ruta es otra forma de releerla con sitios que no sabía que eran reales», explica Jordi Camps, administrativo de 54 años, vecino de la ronda del Guinardó. Otra participante de la excursión, Victoria Vives, dice que ha venido gracias a su hermana. «Hace años que leí novelas de Marsé, pero ahora volveré a hacerlo», añade entusiasmada.
El guía aclara que la idea de la ruta fue de la Biblioteca Juan Marsé-El Carmel. «La gente le asocia con este barrio, pero el territorio Marsé es más amplio», afirma. No en vano, este paseo histórico literario, que seguramente no se repetirá, incluye 16 escenarios reales y novelescos.
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