CIUTAT VELLA

Copas de puro hielo

Helados 8Unos clientes toman sus copas en el Icebarcelona, junto a una escultura de hielo.

Helados 8Unos clientes toman sus copas en el Icebarcelona, junto a una escultura de hielo.

ÓSCAR HERNÁNDEZ
BARCELONA

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Las copas suelen tomarse frías, normalmente con hielo. Pero un bar musical de la playa del Somorrostro va bastante más allá y las sirve en vasos de hielo. Por si esto no fuera suficiente, el local es en realidad una cámara frigorífica, un congelador, que está a 14 grados bajo cero y cuya barra, asientos y resto de decoración están esculpidos también en hielo. Una experiencia fría, muy fría, y diferente, que empuja cada año a unas 80.000 personas hasta el Icebarcelona, en primera lína de mar, al final de la calle de Ramon Trias (junto al Hotel Arts).

Marcel Zielinski es el importador de la idea, que descubrió en Holanda en el 2006.«Icebarcelona es mejor porque en verano puedes estar en la playa a 30 grados y entrar directamente en el bar de hielo y notar el contraste»,explica satisfecho de un negocio donde tiene todo previsto. El congelado decorado de la sala se cambia dos veces al año de la mano de unos escultores canadienses (siempre con motivos barceloneses, ahora Gaudí). Una gran ventana caliente impide el vaho y así desde fuera se ve bien el interior. Los vasos son de hielo (los produce Zielinski, 80.000 al año) y los combinados alcohólicos que se sirven son especiales para tomar bajo cero. Los clientes reciben en préstamo un anorak y guantes tras abonar una entrada de 15 euros con copa incluida.

El público se lo pasa bien al experimentar el frío extremo del bar, que impresiona aunque sea invierno. Quienes lo tienen más complicado son las camareras.«Yo soy brasileña y no estaba acostumbrada a trabajar con tanto frío, pero me gusta porque es como estar en un museo. Todo el mundo dice uauh, sobre todo los niños»,cuenta Sarah Corral, de 24 años. Ella y sus compañeras suelen turnarse en la barra de hielo cada media hora. Trabajan con guantes y botas de nieve.

Sorpresa a una madre

Sandra Granell y Brian Jovar, de 18 años, salen sonrientes del Icebarcelona. «Una amiga mía nos lo recomendó y nos ha gustado mucho. Hemos estado una hora dentro y hemos pasado frío en los pies. Por poner un pero, me lo imaginaba más grande»,dice Granell. «A ella le hacía ilusión porque es un sitio raro», cuenta Jovar. Los son de Sant Martí.

Motivos para citarse en el único bar de hielo de Barcelona hay muchos. Erani Gutiérrez acompaña a un grupo de amigas para darle una sorpresa a Silvia, que celebra su cumpleaños«Como su hija trabaja en Finlandia queríamos que pasara mucho frío y que pensara en ella», explica Gutiérrez. «Me acaba de enviar un whatsapp para decirme que está a -30º»,dice Silvia, feliz. En el Icebar no tanto, pero casi.