distrito 8. Nou Barris

Los clubs deportivos golean a la desigualdad social

Diferentes entidades dedicadas al deporte integrador en Nou Barris hacen frente común contra la delicada situación económica para garantizar la participación de todos los niños y jóvenes

Entrenamiento de discapacitados físicos en Can Dragó.

Entrenamiento de discapacitados físicos en Can Dragó.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

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Ningún niño debería quedarse con las ganas de hacer deporte, y mucho menos por problemas económicos». En esto coinciden las diferentes entidades del distrito de Nou Barris dedicadas en cuerpo y alma al llamado «deporte social», de base, donde la competición importa, pero prima por encima de todo la transmisión de valores como la solidaridad, el respeto al otro y el trabajo en equipo. Hoy más que nunca, debido a la actual coyuntura económica actual, estas entidades deportivas abren sus puertas de par en par con becas y ayudas en el pago de las cuotas a los que más lo necesitan.

«El juego es un instrumento de acción social de primer orden, con un gran potencial para prevenir situaciones de exclusión social y promocionar actitudes, valores y hábitos», cuenta José Luis Velasco, director de la Fundació per a l'Esport i Educació de Barcelona (FEEB), responsable de conseguir recursos deportivos y educativos a niños y jóvenes en riesgo de exclusión social con el objetivo de potenciar su desarrollo y aumentar sus oportunidades.

El deporte actúa además como cohesionador social, sobre todo en las zonas más desfavorecidas: «La práctica deportiva unifica en barrios donde conviven inmigrantes y familias de bajo nivel económico. Porque cuando los niños se ponen la camiseta de un club, sus padres también», cuenta Velasco.

EDUCADORES Y ENTRENADORES / Fundado hace 30 años, el CFS Montsant (Sant Iscle, s/n) es un pilar educativo y deportivo fundamental en el barrio del Turó de la Peira. «Todo comenzó con unos chavales que jugaban a pocos metros, en un descampado. En el 1989 nos organizamos y nos cedieron esta pista de fútbol sala descubierta», recuerda su actual presidente, José Luis Pico, quien también hace las veces de educador, entrenador y utillero.

HAMBRE SÍ, DROGAS NO / «El barrio ha mejorado mucho. Pero 30 años después estamos volviendo a vivir dramas personales, no de drogas como antes, pero sí de hambre», lamenta Pico, quien pone todo tipo de facilidades a las familias para que puedan pagar las cuotas.

«Nuestra función social es vital. Hemos acompañado en el crecimiento a muchos chavales con problemas, sin perspectivas de futuro, que ahora son padres responsables que nos traen a sus hijos», cuenta orgulloso el presidente de un club con más de 130 jóvenes futbolistas.

Como un proyecto más de la fundación sin ánimo de lucro Pare Manel, Fútbol Sala Babar trabaja con 180 chicos entre 7 y 18 años de los barrios de Verdum y Roquetes desde su fundación en el 1987. «Con el deporte llegamos a todo tipo de chicos, algunos con familias desestructuradas. Nosotros les hacemos sentir que alguien les escucha, y a través del fútbol les enseñamos que pueden seguir otros caminos», explica Txus Lahoz, coordinador de actividades del proyecto Babar.

PARADOS E INMIGRANTES / Lahoz ha observado como sube el porcentaje de familias con dos miembros en el paro, con pocos recursos, algunas de ellas recién llegadas de otros países. «Este malestar podría perjudicar a la convivencia entre los chicos, pero sin embargo apenas hemos tenido incidencias. El nuestro es un trabajo semanal, de enseñar cómo tocar o pasar el balón, pero también cómo saber perder», cuenta el entrenador, quien alerta de los peligros de dejar esos jóvenes en la calle.