CIUTAT VELLA

Pedales de diseño

Profesor de esquí y 'trixista' 8Guillem Balaguer pasea a un turista por el litoral urbano.

Profesor de esquí y 'trixista' 8Guillem Balaguer pasea a un turista por el litoral urbano.

ÓSCAR HERNÁNDEZ
BARCELONA

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Una forma diferente de recorrer y conocer la ciudad. Ni lo suficientemente rápido como para perderte los detalles ni lo suficientemente lento para quedarte con cosas pendientes. El Trixi, el triciclo a pedales con capota colorista, se ha consolidado en Barcelona desde que hace 10 años llegara de la mano de una pareja de emprendedores alemanes: Eva Rossel y Gerald Caspari.«Los vimos por primera vez en Berlín y pensamos que la idea podía funcionar en Barcelona, por el tipo de turismo, por ser un transporte ecológico, porque era una novedad y es muy diferente»,explica Rossel, experta en márketing que ha conseguido un curioso modelo para financiar la empresa: una marca paga los triciclos con publicidad (ahora es Desigual) y los conductores se quedan todo lo que cobran por viaje. Y un alivio, los vehículos, que cuestan 10.000 euros, llevan motor auxiliar eléctrico.

15 euros media hora

El precio de las rutas en Trixi es económico, teniendo en cuenta lo que cobra cualquier profesional autónomo por hora de trabajo. Un paseo de 30 minutos por el Gòtic cuesta 15 euros, otro de una hora por Ciutat Vella, 25, y una ruta de dos por la Barcelona de Gaudí, 45.«Los conductores votamos cada temporada los precios»,explica Santiago Torrent, de 46 años, uno de los ciclistas más veteranos.

Torrent llegó al volante del Trixi empujado por la crisis de la construcción. Trabajaba como arquitecto hasta que hace cuatro años le despidieron. Ahora explica a sus viajeros el urbanismo de la ciudad.«Vivía en el Born y conocía el Trixi porque lo había usado con mi hijo. Me gustaba mucho su diseño. Me ofrecí y me cogieron. Y llevo cuatro años. Todos los conductores somos autónomos, tenemos profesiones y estudios variados, y hablamos varios idiomas»,explica. Un ejemplo, su compañero en la parada de la Catedral, Guillem Balaguer, de 36 años, profesor de esquí en Vaquèira-Beret en invierno ytrixistaen verano. «No soporto trabajar en un despacho. Necesito el aire libre»,confiesa Balaguer, orgulloso de su trabajo de primavera, verano y otoño (el Trixi funciona de abril a noviembre).

Para Torrent, el usuario del Trixi«disfruta de la ciudad cómodamente, viendo cosas que no vería y disfrutando de la interacción con el conductor, un cicerone que le presenta la ciudad de forma íntima».

Balaguer subraya las ventajas para eltrixista:«Conoces a mucha gente. Y pasar ocho horas en la calle te da una visión distinta de la ciudad, de lo bueno y lo malo. Y disfrutas al enseñar a un australiano o un estadounidense, con países de 300 años de historia, piedras de 2.000».