La nueva Gal·la Placídia gana superficie y zona verde

La paciencia de los vecinos y comerciantes del entorno de la plaza de Gal·la Placídia, todavía en obras, se verá recompensada. La reforma del espacio ganará en superficie, tendrá el doble de árboles y más juegos infantiles. Estas y otras actuaciones aparecen detalladas en la propuesta de urbanización aprobada por el ayuntamiento y presentada a los vecinos. «Las obras en el subsuelo podrían estar acabadas en septiembre, y durante los nueve meses siguientes trabajaremos en la urbanización», calcula Oriol Bonet, director de Serveis Tècnics de Gràcia.

VIAL ELIMINADO / Una de las principales características del proyecto de urbanización de la plaza, con un presupuesto de 2,4 millones de euros, es el incremento de superficie. Y es que con la ampliación de la acera hasta la calle de Sant Marc y la eliminación del vial de servicios que cruzaba la plaza, los peatones ganan 1.665 metros cuadrados al asfalto. «El acceso al interior de la plaza solo estará abierto a servicios autorizados como ambulancias y bomberos con un acceso controlado por pilonas», explica el director de Serveis Tècnics, quien añade que para la carga y descarga de los comercios situados en la plaza habilitarán «un carril multiuso» en la Via Augusta.

La nueva Gal·la Placídia, con un total de 7.600 metros cuadrados, será también «más verde». Tendrá dos lomas y se plantarán 77 árboles, que se sumarán a los 90 existentes, ocho de ellos protegidos por su antigüedad como patrimonio natural de la ciudad. «La idea es que el nuevo arbolado aísle en la medida de lo posible a la plaza del tráfico», aclara Bonet, quien subraya igualmente la ampliación de la zona de juegos infantiles, algunos de ellos dibujados en el suelo. «En el barrio abundan las calles estrechas y las plazas duras, y faltaban espacios al aire libre para los niños», admite.

PACIENCIA VECINAL / Hace mucho tiempo que los vecinos de la plaza de Gal·la Placídia sufren estoicamente las incomodidades y los no pocos perjuicios económicos en el caso de los comercios, lo que sucede en cualquier obra en la vía pública, sobre todo en las más complejas. «Llevamos mucho tiempo soportando el ruido de las máquinas. Y el polvo que levantan entra en la tienda», cuenta con resignación Rosa Luis, dependienta de la zapatería Lauren's.

«En mi caso, las pérdidas han sido del 40%, y he reducido la plantilla a la mitad», explica Vicenç Vilches, propietario de un restaurante en el número 2 de la calle de la Oreneta, a dos pasos de Gal·la Placídia. «Con la plaza abierta volverá la gente del otro lado de la Via Augusta, de Sarrià-Sant Gervasi. Con la plaza vallada, sumado a la crisis general, todo es más complicado», añade el vecino, quien ha formado parte de las comisiones organizadas por el ayuntamiento de carácter mensual o bimensual.

«El distrito ha tenido desde el primer momento las ideas claras de cómo debía ser la plaza, pero han escuchado todas nuestras propuestas», cuenta Vilches. El dueño del restaurante recuerda los más de dos años que lleva la plaza levantada para mejorar la parada de Gràcia de los Ferrocarrils de la Generalitat. A estas complejas obras, para ampliar el vestíbulo de la estación, hay que añadir desde el 2008 otras actuaciones urbanísticas como el traslado a la plaza de Gal·la Placídia de las paradas del mercado de la Llibertat, mientras el viejo edificio era reformado, y la construcción de la sede del Col·legi d'Economistes de Catalunya en cuyos bajos anteriormente estaban las atracciones del emblemático miniparque Caspolino.